Run for your life
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Mañana algo fría, omitiendo la poca nieve que estaban en algunas de las esquinas pútridas y cochinas del mercado oscuro —pues, en raras ocasiones nevaba en Rinzer debido a su altura—. A pesar de la poca limpieza en ese bazar de mala muerte, al parecer existía una entidad o un organismo que limpiaba las calles y pasillos del lugar, apartando la poca nieve a los rincones menos visitados o simplemente sacándola. Eso le impresionó muchísimo, algo que lograba observarse en su rostro curioso.
Eran uno de esos días en donde no utilizaba su motocicleta modificada para desplazarse de lugar a en lugar, sino, que la escondía para impedir que alguien se hiciera con sus piezas; y esto era una medida sabia, pues en ese bazar todos parecían manos largas.
Ese día vestía una larga capucha que parecía un abrigo, el cual le cubría perfectamente de las bajas temperaturas en el mercado —algo impresionante de sentir por la avanzada tecnología de aeon—, las cuales no eran tan notorias como en otros lugares, especialmente cuando nevaba la noche anterior. Movió la capucha, cubriéndose un poco el rostro para obsequiarse calor en las mejillas enrojecidas. Cuando respiró, pudo apreciar el humillo blanco que provenía de sus labios.
Entonces, la voz de un vendedor misterioso le llamó la atención. Cuando se acercó a la tiendita, pudo apreciar un collar bastante bonito que su dije parecía una especie de brújula. Ella tomó el collar, solo para apreciarlo mucho mejor entre sus manos y como el vendedor no le había observado hacer tal acción, cuando volvió para ver su mercancía, notó a Ataraxia. La chica era un rostro nuevo, y como ser desconfiado que era, estafador y ladrón a fin de cuentas, se alarmó al verla —de paso con una capucha encima, tal vez alegando que era otra ladrona— sostener el collar sin haberle preguntado algo a él antes de tocar lo organizado en su puesto. Él pensó que querían robarle.
—¡Hey, tú! ¡Dame eso, criatura del Infierno! —tomó violentamente de la mano a la gunner, provocando que ella soltara el collar y este callera al suelo. La chica gritó fuertemente, casi como si se le fuese a desgarrar el alma. ¿Qué le pasaba a ese acosador sexual?
—¡¿Pero qué cree que hace?! Solo estaba mirada —se removió, hasta zafarse. No pudo evitar mirarle desafiantemente, sin embargo, eso no serviría de nada—. Señor, mejor arreglemos esto tranquilamente. Usted entendió mal toda la situación. Vengo a comprar.
—No lo creo. ¡Guardias! ¡Aquí hay una ladrona! —de esas excusas y más conocía el estafador. Una vez que gritó eso, los guardias se acercaron apresuradamente para atrapar a la ladrona.
Una exclamación ahogada azotó la garganta de Ataraxia cuando vio a los guardias. «Esto me gano por querer comprar a mitad de precio», y puso en marcha sus piernas, corriendo a toda velocidad en línea directa por el bazar, con los guardias pisándole los talones. Por desgracia, en su huída, pensando que al llevar una gran delantera se salvaría, se chocó con alguien —Owww —cayó directo al suelo, sobándose el trasero.
—¡Detén a esa ladrona de cabellera rubia! —dijo una entidad de la justicia a la persona con quien la gunner se chocó, una vez que en la distancia apreció que la capucha de la chica cayó, para revelar el color de su cabello.
Eran uno de esos días en donde no utilizaba su motocicleta modificada para desplazarse de lugar a en lugar, sino, que la escondía para impedir que alguien se hiciera con sus piezas; y esto era una medida sabia, pues en ese bazar todos parecían manos largas.
Ese día vestía una larga capucha que parecía un abrigo, el cual le cubría perfectamente de las bajas temperaturas en el mercado —algo impresionante de sentir por la avanzada tecnología de aeon—, las cuales no eran tan notorias como en otros lugares, especialmente cuando nevaba la noche anterior. Movió la capucha, cubriéndose un poco el rostro para obsequiarse calor en las mejillas enrojecidas. Cuando respiró, pudo apreciar el humillo blanco que provenía de sus labios.
Entonces, la voz de un vendedor misterioso le llamó la atención. Cuando se acercó a la tiendita, pudo apreciar un collar bastante bonito que su dije parecía una especie de brújula. Ella tomó el collar, solo para apreciarlo mucho mejor entre sus manos y como el vendedor no le había observado hacer tal acción, cuando volvió para ver su mercancía, notó a Ataraxia. La chica era un rostro nuevo, y como ser desconfiado que era, estafador y ladrón a fin de cuentas, se alarmó al verla —de paso con una capucha encima, tal vez alegando que era otra ladrona— sostener el collar sin haberle preguntado algo a él antes de tocar lo organizado en su puesto. Él pensó que querían robarle.
—¡Hey, tú! ¡Dame eso, criatura del Infierno! —tomó violentamente de la mano a la gunner, provocando que ella soltara el collar y este callera al suelo. La chica gritó fuertemente, casi como si se le fuese a desgarrar el alma. ¿Qué le pasaba a ese acosador sexual?
—¡¿Pero qué cree que hace?! Solo estaba mirada —se removió, hasta zafarse. No pudo evitar mirarle desafiantemente, sin embargo, eso no serviría de nada—. Señor, mejor arreglemos esto tranquilamente. Usted entendió mal toda la situación. Vengo a comprar.
—No lo creo. ¡Guardias! ¡Aquí hay una ladrona! —de esas excusas y más conocía el estafador. Una vez que gritó eso, los guardias se acercaron apresuradamente para atrapar a la ladrona.
Una exclamación ahogada azotó la garganta de Ataraxia cuando vio a los guardias. «Esto me gano por querer comprar a mitad de precio», y puso en marcha sus piernas, corriendo a toda velocidad en línea directa por el bazar, con los guardias pisándole los talones. Por desgracia, en su huída, pensando que al llevar una gran delantera se salvaría, se chocó con alguien —Owww —cayó directo al suelo, sobándose el trasero.
—¡Detén a esa ladrona de cabellera rubia! —dijo una entidad de la justicia a la persona con quien la gunner se chocó, una vez que en la distancia apreció que la capucha de la chica cayó, para revelar el color de su cabello.
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Re: Run for your life
Inis había escuchado varios rumores sobre aquel lugar, entre que vendían armas a buen precio, armaduras difíciles de encontrar, y todo tipo de artilugios que ni siquiera podría recordar por ostentosos nombres. Se estaba lamentando un poco por no haberse equipado con mejores ropas; sí, le habían avisado de que es un lugar frío, pero no esperaba que aquello fuera a serlo tanto, en especial cuando acababa de llegar mediante teletransportación y desde una zona bastante cálida. A veces se sorprendía más de lo que debería en referencia a lo bien que Aeon logra emular las sensaciones físicas. No es que fuera nuevo, para nada, simplemente es algo que de seguro era impensable en un pasado.
Miraba una tienda, ahora otra, ahora la siguiente, creía que no iría a parar nunca, pero sí que tenía claro que al menos los pies no los tendría congelados con las botas que suele llevar: un punto a favor por el clima. Distraído como estaba en su asombro de observar objetos la mar de dispares, notó algo impactar contra su pecho, parando en seco y bajando la mirada para observar a una señorita, que bien parecía tener prisas, confirmando su hipótesis en cuanto escuchó a los guardias dirigiendo su mirada a ellos, quienes parecían aproximarse.
-Vaya... -Para sí, volviendo de nuevo la mirada a la joven- Espero que tengas buenas razones para ésto -Si algo tiene Inis, es que odia bastante a los guardias de todo Aeon. No es que tenga demasiado en contra de ellos, pero no sería la primera vez que tiene problemas de... puntos de vista en cuanto a la justicia se refiere, y por ello, siempre que puede les lleva la contraria. Se colocó frente a ella cara a los guardias, quieto, como si así fuera a razonar con ellos con su semblante completamente serio. Los guardias fueron cesando su paso a la expectativa de un diálogo con el joven que parecía defender a la dama mediante la razón... quedándose en una intención, claro, ya que en cuanto los guardias empezaron a ir lentos, el joven se giró, alzó en brazos a aquella señorita, y salió tan rápido como sus piernas le permitían. Al menos daba gracias de ser fuerte, de lo contrario estaba seguro que se caerían de bruces contra el suelo en menos de un soplido. Para su suerte, la joven no parecía demasiado pesada, algo que agradece bastante.
-Como decía, espero que haya una buena razón -sin tener tiempo a sentirse tímido siquiera, habiendo actuado ligeramente por inercia- ...la mia es que no me caen bien y ésto es una buena excusa -metiéndose ya por unos callejones esperando despistarles.
Miraba una tienda, ahora otra, ahora la siguiente, creía que no iría a parar nunca, pero sí que tenía claro que al menos los pies no los tendría congelados con las botas que suele llevar: un punto a favor por el clima. Distraído como estaba en su asombro de observar objetos la mar de dispares, notó algo impactar contra su pecho, parando en seco y bajando la mirada para observar a una señorita, que bien parecía tener prisas, confirmando su hipótesis en cuanto escuchó a los guardias dirigiendo su mirada a ellos, quienes parecían aproximarse.
-Vaya... -Para sí, volviendo de nuevo la mirada a la joven- Espero que tengas buenas razones para ésto -Si algo tiene Inis, es que odia bastante a los guardias de todo Aeon. No es que tenga demasiado en contra de ellos, pero no sería la primera vez que tiene problemas de... puntos de vista en cuanto a la justicia se refiere, y por ello, siempre que puede les lleva la contraria. Se colocó frente a ella cara a los guardias, quieto, como si así fuera a razonar con ellos con su semblante completamente serio. Los guardias fueron cesando su paso a la expectativa de un diálogo con el joven que parecía defender a la dama mediante la razón... quedándose en una intención, claro, ya que en cuanto los guardias empezaron a ir lentos, el joven se giró, alzó en brazos a aquella señorita, y salió tan rápido como sus piernas le permitían. Al menos daba gracias de ser fuerte, de lo contrario estaba seguro que se caerían de bruces contra el suelo en menos de un soplido. Para su suerte, la joven no parecía demasiado pesada, algo que agradece bastante.
-Como decía, espero que haya una buena razón -sin tener tiempo a sentirse tímido siquiera, habiendo actuado ligeramente por inercia- ...la mia es que no me caen bien y ésto es una buena excusa -metiéndose ya por unos callejones esperando despistarles.
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Re: Run for your life
Alzó los ojos cielo hacia la persona con la cual se había topado, por infortunio, también le detuvo. Evidentemente, el tono de su voz le delató como un hombre, pero ese detalle carecía de importancia; lo que sí era importaba se trataba de que él podía entregarle de la manera más vil a los guardias. Qué suerte se había gastado por escuchar esa estúpida voz en su cabeza. Lo más posible es que, ahora en adelante, le prestaría completa atención a sus instintos en vez a los caprichos; tampoco iría por las vías más seguras —tipo comprar las cosas más baratas en bazares como el actual—.
Iba a responderle, así a rajatabla y con lengua algo afilada, pero los guardias se aproximaron. Ellos parecían confiados ante la supuesta disposición del chico, algo que Ataraxia también presentía, por lo que la entrega de la chica a las autoridades no se juzgaba como algo lejano. Sin embargo, todo era simplemente esto: suposiciones. Cuando los guardias pensaron que él iba a dirigirles la palabra, inmediatamente todo cambió para... Bien.
Ataraxia soltó un suave chillido de asombro al ser cargada por el chico desconocido. ¡Qué osadía!, podría decir, no obstante, él le estaba alejando de los guardias. Aunque usted no lo crea. Tal vez, después de todo, no tenía tan mala suerte.
Mantuvo la mirada fija en la silueta de los guardias, las cuales estaban desaparecieron a medida que el chico se deslizaba por múltiples callejones. Silencio. Parecía que perdieron rastro las entidades del orden. Si bien la situación se calmó un poco, todavía debía estar alerta por varias razones —No tengo una razón. Solo estaba viendo una mercancía y el vendedor se volvió loco cuando se percató —hizo una corta pausa—. Creo que es mejor que me bajes —arrugó el entrecejo, mirándole algo confundida ante las palabras ajenas, aunque en especial, al hecho de que aún le cargaban—. Hey... Más que no te agraden, ¿realmente porqué me ayudaste?
Iba a responderle, así a rajatabla y con lengua algo afilada, pero los guardias se aproximaron. Ellos parecían confiados ante la supuesta disposición del chico, algo que Ataraxia también presentía, por lo que la entrega de la chica a las autoridades no se juzgaba como algo lejano. Sin embargo, todo era simplemente esto: suposiciones. Cuando los guardias pensaron que él iba a dirigirles la palabra, inmediatamente todo cambió para... Bien.
Ataraxia soltó un suave chillido de asombro al ser cargada por el chico desconocido. ¡Qué osadía!, podría decir, no obstante, él le estaba alejando de los guardias. Aunque usted no lo crea. Tal vez, después de todo, no tenía tan mala suerte.
Mantuvo la mirada fija en la silueta de los guardias, las cuales estaban desaparecieron a medida que el chico se deslizaba por múltiples callejones. Silencio. Parecía que perdieron rastro las entidades del orden. Si bien la situación se calmó un poco, todavía debía estar alerta por varias razones —No tengo una razón. Solo estaba viendo una mercancía y el vendedor se volvió loco cuando se percató —hizo una corta pausa—. Creo que es mejor que me bajes —arrugó el entrecejo, mirándole algo confundida ante las palabras ajenas, aunque en especial, al hecho de que aún le cargaban—. Hey... Más que no te agraden, ¿realmente porqué me ayudaste?
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Re: Run for your life
Cuando al fin hubieron despistado a los guardias, Inis se quedó quieto en un callejón seguro. Estaba jadeando ya de tanto correr, si es que tener impulsos heroicos y no morir en el intento no parecen ser compatibles. Mira hacia atrás, volviendo la vista al fin a la joven, que parecía estar disconforme con estar entre los brazos del templario.
-Oh, disculpe -se inclina un poco hacia adelante para ayudarla a estar de pie con cuidado, ya dando un paso hacia atrás cuando ya esta de pie- por impulso, fue por pura inercia -siendo ésta la respuesta del joven ante la pregunta, claro que mira a otro lado rascándose la mejilla con el dedo- pero creo que eso sonaba mejor en mi cabeza, al menos me hubiera sentido más héroe -volteando la mirada hacia ella- creo que la suerte la ha abandonado en cuanto puso un pie en éste lugar -quitándose incluso el mérito de haberla ayudado, tampoco es que crea que haya hecho nada realmente épico. Intenta encontrar una razón por lo que el de la tienda pensara que era una ladronzuela, llevándose la mano al mentón e inclinando ligeramente la cabeza- hmmm... realmente la gente está obsesionada con sus pertenencias, lo habrá confundido esa capucha -señalando con el dedo índice- si me permite decirlo, parece que vaya a la moda de ésta zona.... creo que para ellos es criminalmente “fashion” -pareciendo que lo dijera de broma y todo, aunque más bien se le ve convencidisimo de sus palabras.
Le muestra la mano, en símbolo de querersela dar y hacer el saludo cordial, sin embargo se queda unos instantes en esa posición repensandolo, sin estar seguro de que sea lo correcto al ser consciente de que cada uno tendrá sus costumbres- uhm... -cierra la mano bajandola al poco, clavándole la mirada- Inis, me llamo Inis.
-Oh, disculpe -se inclina un poco hacia adelante para ayudarla a estar de pie con cuidado, ya dando un paso hacia atrás cuando ya esta de pie- por impulso, fue por pura inercia -siendo ésta la respuesta del joven ante la pregunta, claro que mira a otro lado rascándose la mejilla con el dedo- pero creo que eso sonaba mejor en mi cabeza, al menos me hubiera sentido más héroe -volteando la mirada hacia ella- creo que la suerte la ha abandonado en cuanto puso un pie en éste lugar -quitándose incluso el mérito de haberla ayudado, tampoco es que crea que haya hecho nada realmente épico. Intenta encontrar una razón por lo que el de la tienda pensara que era una ladronzuela, llevándose la mano al mentón e inclinando ligeramente la cabeza- hmmm... realmente la gente está obsesionada con sus pertenencias, lo habrá confundido esa capucha -señalando con el dedo índice- si me permite decirlo, parece que vaya a la moda de ésta zona.... creo que para ellos es criminalmente “fashion” -pareciendo que lo dijera de broma y todo, aunque más bien se le ve convencidisimo de sus palabras.
Le muestra la mano, en símbolo de querersela dar y hacer el saludo cordial, sin embargo se queda unos instantes en esa posición repensandolo, sin estar seguro de que sea lo correcto al ser consciente de que cada uno tendrá sus costumbres- uhm... -cierra la mano bajandola al poco, clavándole la mirada- Inis, me llamo Inis.
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Re: Run for your life
Al menos no era de la clase de héroes que se quejan porque la "damisela en peligro" dice ese tipo de cosas. Aunque, ella asumió que no mencionó nada para hacerle enojar, pues reconocía el esfuerzo por parte de él durante la huída. Ciertamente, él le salvó el pellejo.
Inmediatamente que él se inclinó, puso ambos pies sobre el suelo. La capa que vestía estaba maltrecha y polvorienta, por lo que la arregló —manteniendo la capucha abajo— y alejó, con las dos manos, el polvo de ésta —No te preocupes —le sonrió ampliamente, encogiéndose de hombros. Realmente era amable el desconocido, y hasta muy valiente con la osadía que ejecutó. Atentamente escuchó la respuesta a su pregunta, lo que provocó que pestañeara un par de veces, algo impresionada. No pudo aguantarse las ganas de soltar una corta y baja risilla, ocultando los labios sonrientes detrás de la mano diestra—. Realmente actúa como todo un héroe —muchos de ellos se lanzaban a la batalla por esa misma inercia, debido a que apreciaban injusticias y sus espíritus leónidos le impulsaban a cometer el bien.
—¡Oh! Ahora que lo dices... Sí, posiblemente la capucha ocasionó todo esto —tomó los orillos de la capucha, sin haber pensado antes que era demasiado sombría, algo que posiblemente utilizaban muy seguido los ladrones de esa zona—. ¿Ah? Entonces, ¿tengo que cuidar cómo me visto por estos lares? —inquirió, adquiriendo un rostro de confusión. Qué extraño era el bazar de Rinzer, cuando el de Alder era más simple... O lo suponía porque en la caótica ciudad de abajo se "permitían" dichas cosas.
Al instante nota que él intentó iniciar un apretón de manos, como saludo cordial. Era evidente. Vio cómo bajó la mano en forma de puño, pero esto impulsó a Ataraxia a acercarse un poco al hombre —quien dijo que se llamaba Inis— y tomarle sin permiso, con ambas manos, la ajena. Alzó un poco la mano homóloga, aquella capturada por ambas propias, a la altura de ambos torsos —Y yo soy Ataraxia —apretó un poco más su mano, en muestra de agradecimiento por todo—. Gracias por ayudarme, Inis —esbozó una amplia sonrisa.
Inmediatamente que él se inclinó, puso ambos pies sobre el suelo. La capa que vestía estaba maltrecha y polvorienta, por lo que la arregló —manteniendo la capucha abajo— y alejó, con las dos manos, el polvo de ésta —No te preocupes —le sonrió ampliamente, encogiéndose de hombros. Realmente era amable el desconocido, y hasta muy valiente con la osadía que ejecutó. Atentamente escuchó la respuesta a su pregunta, lo que provocó que pestañeara un par de veces, algo impresionada. No pudo aguantarse las ganas de soltar una corta y baja risilla, ocultando los labios sonrientes detrás de la mano diestra—. Realmente actúa como todo un héroe —muchos de ellos se lanzaban a la batalla por esa misma inercia, debido a que apreciaban injusticias y sus espíritus leónidos le impulsaban a cometer el bien.
—¡Oh! Ahora que lo dices... Sí, posiblemente la capucha ocasionó todo esto —tomó los orillos de la capucha, sin haber pensado antes que era demasiado sombría, algo que posiblemente utilizaban muy seguido los ladrones de esa zona—. ¿Ah? Entonces, ¿tengo que cuidar cómo me visto por estos lares? —inquirió, adquiriendo un rostro de confusión. Qué extraño era el bazar de Rinzer, cuando el de Alder era más simple... O lo suponía porque en la caótica ciudad de abajo se "permitían" dichas cosas.
Al instante nota que él intentó iniciar un apretón de manos, como saludo cordial. Era evidente. Vio cómo bajó la mano en forma de puño, pero esto impulsó a Ataraxia a acercarse un poco al hombre —quien dijo que se llamaba Inis— y tomarle sin permiso, con ambas manos, la ajena. Alzó un poco la mano homóloga, aquella capturada por ambas propias, a la altura de ambos torsos —Y yo soy Ataraxia —apretó un poco más su mano, en muestra de agradecimiento por todo—. Gracias por ayudarme, Inis —esbozó una amplia sonrisa.
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Re: Run for your life
Observó cómo le cogía la mano, entendiendo que sí, ella también da la mano, aunque la suya haya quedado solitaria entre las de ella- Ataraxia -repite el nombre, no sea que se le fuera a olvidar, ya que con lo despistado que es en ocasiones más de una vez ha confundido el nombre de la gente... ¡Si hasta una señorita casi le pega por eso! Y eso que a ella sólo la ve cuando se va a la taberna a tomar algo. No aparta la mano, dejando a Ataraxia que se toma su tiempo para soltarle, oteando de nuevo por los alrededores asegurándose de que todo esté tranquilo.
-Hay normas no escritas, no es que haya hecho nada malo -que cree que eso quedaba claro- creo que por aquí la gente hasta se debe tirar rayos por los ojos en cuando encuentran competencia, aunque eso sólo tenga sentido en sus cabezas -sonriendo de medio lado, un poco divertido con la imagen mental que acaba de visualidad en su cabeza de ladrones soltando rayos láser por los ojos... por si ya no había perdido el respeto por ésta gente suficiente a estas alturas. Se la queda mirando, parpadea unos momentos, levanta un dedo y la señala pero sin descaro alguno- ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Buscaba algo en especial? Quizá pueda ayudarla a ir por aquí sin que nadie la moleste -Se pone la mano dentro del bolsillo para sacar una plaquita de Templario- Supongo que algún uso tendrá esto, ¿No? -refiriéndose en su labor y compromiso con el mundo, aunque no crea en ningún Dios- A pesar que tendremos que ir por otra zona...
-Hay normas no escritas, no es que haya hecho nada malo -que cree que eso quedaba claro- creo que por aquí la gente hasta se debe tirar rayos por los ojos en cuando encuentran competencia, aunque eso sólo tenga sentido en sus cabezas -sonriendo de medio lado, un poco divertido con la imagen mental que acaba de visualidad en su cabeza de ladrones soltando rayos láser por los ojos... por si ya no había perdido el respeto por ésta gente suficiente a estas alturas. Se la queda mirando, parpadea unos momentos, levanta un dedo y la señala pero sin descaro alguno- ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Buscaba algo en especial? Quizá pueda ayudarla a ir por aquí sin que nadie la moleste -Se pone la mano dentro del bolsillo para sacar una plaquita de Templario- Supongo que algún uso tendrá esto, ¿No? -refiriéndose en su labor y compromiso con el mundo, aunque no crea en ningún Dios- A pesar que tendremos que ir por otra zona...
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Re: Run for your life
Asiente una sola vez, sabiendo que la repetición de su propio nombre por parte de él era una manera de recordarlo... O eso pensó. Segundos después, lentamente liberó la mano ajena, para así dejar descansar las propias en su posición original. Notó que él estaba alerta, obviamente por la persecución que montaron los guardias; pero ella quería creer que aquellos estaban buscando en lugares más abiertos, porque verdaderamente se veían un poco estúpidos... O simplemente lograron perderles.
—Mmn, qué cosas tan extrañas —opinó con cara pensante cuando él dijo sobre lo que sucedía en esos lugares y cómo parecía ser normal que los ladrones peleaban por la "competencia". Lo cierto, es que, aunque ese mundo es nuevo para ella, ya conocía ese sentido de competencia cuando trabajaba en the Vault, cazando recompensas y buscando tesoro. Ahí entendió cómo se debido sentir el estafador, quien pensó lo peor debido a la capucha que ella misma vestía, pues Argoth —un ladrón que en varias ocasiones el robó la recompensa— le pisaba los talones apropósito. Era verdadero aquello de que nunca se lograba conocer muy bien a la gente.
Se asombró un poco cuando Inis le señaló. Inmediatamente su rostro cambió a uno de leve confusión, volviendo a pestañar un par de veces —¿Hnn? —no pudo evitar echarse a reír—. No es necesario nada de eso, en serio —miró la placa, ahora sonriendo pícaramente. Un Templario, ¿eh? Bastante interesante, y muy escasos también—. Escuché que en este bazar todo es más barato y solo deseaba ver si era cierto, pero ya no me apetece buscar algo más. Lo único con lo que me topé es con una sorpresa muy divertida —aplicó el dedo índice y siguiente de la mano diestra, ambos un poco separados entre sí, sobre su propia quijada, aún vistiendo la sonrisita. Con la otra mano bajó la plaquita de él, informándole con ese movimiento nada brusco que no usaría tan tontamente sus servicios. Además, Inis le ayudó.
—Por el contrario, yo le debo un favor. Si lo piensa bien, los dos estamos en la misma situación: seremos perseguidos como cómplices —de entre el bolsillo de su chaqueta extrajo una especie de brújula dorada avanzada tecnológicamente, la cual no usó antes porque lo repentino de la situación anterior le pudo más; además, ese objeto era demasiado valioso para mostrarlo a diestra y siniestra en un bazar lleno de estafadores, y a unos guardias enfermos por conseguir justicia. Este objeto servía para internarse en los pasadizos secretos de ese bazar, algo que recibió de su ex-gremio cazarrecompensas y que, evidentemente, conservó para huir de situaciones comprometedoras. Apretando algunos botones, intentó buscar una vía para ser completamente invisible, sin volver a llamar la atención de los guardias—. ¿Qué tal si salimos de acá? A 100 metros hay un pasadizo usado por ladrones para escapar de los guardias —guardó la brújula en su chaqueta, observando con una sonrisa de medio lado a Inis.
—Mmn, qué cosas tan extrañas —opinó con cara pensante cuando él dijo sobre lo que sucedía en esos lugares y cómo parecía ser normal que los ladrones peleaban por la "competencia". Lo cierto, es que, aunque ese mundo es nuevo para ella, ya conocía ese sentido de competencia cuando trabajaba en the Vault, cazando recompensas y buscando tesoro. Ahí entendió cómo se debido sentir el estafador, quien pensó lo peor debido a la capucha que ella misma vestía, pues Argoth —un ladrón que en varias ocasiones el robó la recompensa— le pisaba los talones apropósito. Era verdadero aquello de que nunca se lograba conocer muy bien a la gente.
Se asombró un poco cuando Inis le señaló. Inmediatamente su rostro cambió a uno de leve confusión, volviendo a pestañar un par de veces —¿Hnn? —no pudo evitar echarse a reír—. No es necesario nada de eso, en serio —miró la placa, ahora sonriendo pícaramente. Un Templario, ¿eh? Bastante interesante, y muy escasos también—. Escuché que en este bazar todo es más barato y solo deseaba ver si era cierto, pero ya no me apetece buscar algo más. Lo único con lo que me topé es con una sorpresa muy divertida —aplicó el dedo índice y siguiente de la mano diestra, ambos un poco separados entre sí, sobre su propia quijada, aún vistiendo la sonrisita. Con la otra mano bajó la plaquita de él, informándole con ese movimiento nada brusco que no usaría tan tontamente sus servicios. Además, Inis le ayudó.
—Por el contrario, yo le debo un favor. Si lo piensa bien, los dos estamos en la misma situación: seremos perseguidos como cómplices —de entre el bolsillo de su chaqueta extrajo una especie de brújula dorada avanzada tecnológicamente, la cual no usó antes porque lo repentino de la situación anterior le pudo más; además, ese objeto era demasiado valioso para mostrarlo a diestra y siniestra en un bazar lleno de estafadores, y a unos guardias enfermos por conseguir justicia. Este objeto servía para internarse en los pasadizos secretos de ese bazar, algo que recibió de su ex-gremio cazarrecompensas y que, evidentemente, conservó para huir de situaciones comprometedoras. Apretando algunos botones, intentó buscar una vía para ser completamente invisible, sin volver a llamar la atención de los guardias—. ¿Qué tal si salimos de acá? A 100 metros hay un pasadizo usado por ladrones para escapar de los guardias —guardó la brújula en su chaqueta, observando con una sonrisa de medio lado a Inis.
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Re: Run for your life
Escuchó las razones de la joven, atento por mucho que pareciera que esté en babia por su cara serena. Sin duda ya es tener mala suerte querer ir por esos lares y que encima la confundan por una ladrona, pero si era su primera vez en el bazar, ahora al menos ya sabe qué atuendo no llevar. Al ver que la plaquita no va a ser usada -con lo que a él le hubiera gustado estrenarla- se la guarda entre la ropa de nuevo, creyendo que eso más bien parece de decoración... si es que no sabe porqué les dan esas cosas, si luego no lo van a usar.
-No tengo problema con que me persigan -si a fin de cuentas, siempre se toma la justicia por su mano, por muy mal que puedan llegar a mirarle luego los guardias al ver que él puede ser más eficaz así que siendo un perrito faldero del sistema.
Se lleva la mano al mentón cuando saca el artefacto, entre curioso y ligeramente asombrado por no haber visto nunca algo semejante... quizá porque ha tenido la mala suerte de que nunca le tocara nada en especial, y de ser así, seguro que pronto desaparecería de sus manos por lo generoso que llega a ser en ocasiones.
No hace ningún amago de cogerlo para mirarlo, ya que tiene educación, pero sí que no puede estarse de señalar con un poco de disimule- ¿Qué es esto? Lo mismo soy un poco ignorante, pero no lo he visto en la vida -Bueno, sí, ha visto brújulas, pero no como esa. Si por mucho que el usuario sea un buen hacker, a la hora de conocerse los items no es que sea un diccionario con piernas y cabeza, él sólo entiende de ceros y unos. Al escuchar la posibilidad de poder escapar, Inis parpadea algo sorprendido.
-Entonces vamos, ¿No? -sonriendole un poco- Tengo curiosidad por ver ese pasadizo que tu dices -que así de paso lo puede usar cada vez que le metan en problemas, ya que no es la primera vez, ni será la última, que se arriesga así por alguien desconocido- Primero las damas -dispuesto a seguirla, colocándose a su lado.
-No tengo problema con que me persigan -si a fin de cuentas, siempre se toma la justicia por su mano, por muy mal que puedan llegar a mirarle luego los guardias al ver que él puede ser más eficaz así que siendo un perrito faldero del sistema.
Se lleva la mano al mentón cuando saca el artefacto, entre curioso y ligeramente asombrado por no haber visto nunca algo semejante... quizá porque ha tenido la mala suerte de que nunca le tocara nada en especial, y de ser así, seguro que pronto desaparecería de sus manos por lo generoso que llega a ser en ocasiones.
No hace ningún amago de cogerlo para mirarlo, ya que tiene educación, pero sí que no puede estarse de señalar con un poco de disimule- ¿Qué es esto? Lo mismo soy un poco ignorante, pero no lo he visto en la vida -Bueno, sí, ha visto brújulas, pero no como esa. Si por mucho que el usuario sea un buen hacker, a la hora de conocerse los items no es que sea un diccionario con piernas y cabeza, él sólo entiende de ceros y unos. Al escuchar la posibilidad de poder escapar, Inis parpadea algo sorprendido.
-Entonces vamos, ¿No? -sonriendole un poco- Tengo curiosidad por ver ese pasadizo que tu dices -que así de paso lo puede usar cada vez que le metan en problemas, ya que no es la primera vez, ni será la última, que se arriesga así por alguien desconocido- Primero las damas -dispuesto a seguirla, colocándose a su lado.
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Re: Run for your life
—¿Mmn~? ¿Y eso? —preguntó con picardía, pues le causó curiosidad escuchar algo como que no le importaba que lo persiguieran. Realmente era valiente, o simplemente a Inis no le importaba en nada ciertas cosas. No obstante, eso tendría que averiguarlo. En fin, él era libre de responder o no.
No había notado la curiosidad ajena acerca de la brújula modificada que utilizó, sino hasta ahora que Inis preguntaba —¿Oh? —extraer nuevamente esa inusual brújula y se la muestra—. No te preocupes. No es un objeto nada común. Míralo. Parece una brújula y puede trabajar como una, pero también es un objeto que en su disco de almacenamiento posee mapas con las redes de pasadizos o lugares secretos. Fue un regalo —sonrió ampliamente, mientras tocó un botón con el dedo pulgar y apareció el mapa de los pasadizos del bazar. En ese instante recordó los buenos tiempos en the Vault, los cuales se volvieron a abrumar por las apretadas reglas del gremio de cazarrecompensas. Ella tenía sus razones: indiferencias irreconciliables. Una lástima, realmente.
Cuando creyó que la curiosidad de él se sació, apagó la brújula y la guardó de nueva cuenta en su chaqueta rojiza —Ya lo veras. Y nunca dejarás de usarlo para escapar. Es cómico verles la cara de confusión, porque no tienen idea de estos lugares —rió suavecito, recreando los rostros de otros guardias durante su travesía. Se estaba divirtiendo—. Todo un caballero, ¿eh? Entonces, aquí voy~ —alzó una ceja y sonrió de medio lado. No existían tantos por acá, verdaderamente.
Cuando dijo aquello, se acercó al fin del callejón y sacó un poco la cabeza para observar el camino. Parecía que no había moros en la costa o los guardias se lanzaron a otra zona. Bastante estúpidos, si era así. En fin. Le hizo una señal con la mano a Inis, que ya podían seguir. Y así fue como salió rápido del callejón, trotando y evitando causar el menor ruido. 100 metros eran poco, pero cualquier cosa podía pasar. Tras un par de minutos, finalmente llegó a la entrada del pasadizo secreto: se trataba de una manilla que parecía una roca más de una casa triste. Cuando Ataraxia tomó esa manilla en la esquina izquierda inferior de la casa, abrió una puertecilla —mostrándose unas escaleras descendientes— donde podrían pasar fácilmente, aunque gateando, al pasadizo. La gunner no titubeó, porque le gustaba actuar bien y rápidamente en situaciones peligrosas, y gateó hasta el interior del pasadizo. A medida que descendía, el techo se separaba de la cabeza de ella, por lo que unos segundos después pudo ponerse de pie por completo; y un minuto después llegó al final de las escaleras—. Asegúrate que quede bien cerrada la puerta —dijo con tono tranquilo, mientras extraía la brújula y activaba una linterna adjunta a esta, además de mostrar el mapa del pasadizo—. ¿Y qué te parece? —refiriéndose al pasadizo, el cual era una cueva de cemento en donde se lograba escuchar un goteo molesto. No era algo del otro mundo, aún así, bastante útil.
No había notado la curiosidad ajena acerca de la brújula modificada que utilizó, sino hasta ahora que Inis preguntaba —¿Oh? —extraer nuevamente esa inusual brújula y se la muestra—. No te preocupes. No es un objeto nada común. Míralo. Parece una brújula y puede trabajar como una, pero también es un objeto que en su disco de almacenamiento posee mapas con las redes de pasadizos o lugares secretos. Fue un regalo —sonrió ampliamente, mientras tocó un botón con el dedo pulgar y apareció el mapa de los pasadizos del bazar. En ese instante recordó los buenos tiempos en the Vault, los cuales se volvieron a abrumar por las apretadas reglas del gremio de cazarrecompensas. Ella tenía sus razones: indiferencias irreconciliables. Una lástima, realmente.
Cuando creyó que la curiosidad de él se sació, apagó la brújula y la guardó de nueva cuenta en su chaqueta rojiza —Ya lo veras. Y nunca dejarás de usarlo para escapar. Es cómico verles la cara de confusión, porque no tienen idea de estos lugares —rió suavecito, recreando los rostros de otros guardias durante su travesía. Se estaba divirtiendo—. Todo un caballero, ¿eh? Entonces, aquí voy~ —alzó una ceja y sonrió de medio lado. No existían tantos por acá, verdaderamente.
Cuando dijo aquello, se acercó al fin del callejón y sacó un poco la cabeza para observar el camino. Parecía que no había moros en la costa o los guardias se lanzaron a otra zona. Bastante estúpidos, si era así. En fin. Le hizo una señal con la mano a Inis, que ya podían seguir. Y así fue como salió rápido del callejón, trotando y evitando causar el menor ruido. 100 metros eran poco, pero cualquier cosa podía pasar. Tras un par de minutos, finalmente llegó a la entrada del pasadizo secreto: se trataba de una manilla que parecía una roca más de una casa triste. Cuando Ataraxia tomó esa manilla en la esquina izquierda inferior de la casa, abrió una puertecilla —mostrándose unas escaleras descendientes— donde podrían pasar fácilmente, aunque gateando, al pasadizo. La gunner no titubeó, porque le gustaba actuar bien y rápidamente en situaciones peligrosas, y gateó hasta el interior del pasadizo. A medida que descendía, el techo se separaba de la cabeza de ella, por lo que unos segundos después pudo ponerse de pie por completo; y un minuto después llegó al final de las escaleras—. Asegúrate que quede bien cerrada la puerta —dijo con tono tranquilo, mientras extraía la brújula y activaba una linterna adjunta a esta, además de mostrar el mapa del pasadizo—. ¿Y qué te parece? —refiriéndose al pasadizo, el cual era una cueva de cemento en donde se lograba escuchar un goteo molesto. No era algo del otro mundo, aún así, bastante útil.
Ataraxia- Player
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