Spooky ~ { Priv }

La gélida mirada de la luna caía sobre mi persona allí abandonado entre un montón de criaturas las cuales no tenía pinta de que les cayese muy simpático que digamos. No recuerdo a día de hoy como demonios había acabado en aquel lugar lleno de perversiones donde una persona con el alma tan pura como la mía debía estar, aparte de que si me descuidaba un pelo me iban a dar un Game over antes de que me diese cuenta de quién me había machacado. Suspiraba sin cesar pasando por los angostos pasajes de Eutha. Mi reluciente armadura parecía cegar a todos los seres del infierno que vivían allí, pues todos se apartaban de mi camino y ni uno me dirigía la mirada fijamente, quizá algunos valientes. No podía responderles de ninguna manera, pues mis ojos se encontraban semi-ocultos bajo el yelmo. - Debería salir cuanto antes de aquí, acabarán matándome. - mascullé en voz baja alejándome de la poca población que había en ese sitio, pues no era nada bueno estar allí metido entre todo el mundo llamando la atención, aparte de que, no tenía pinta de que tratasen bien a los forasteros. En Aeon estaba todo muy bien programado, no había por qué tentar a la suerte.

Acabé alejándome del lugar y perdiéndome en las afueras, mi sentido de la orientación estaba confuso, los parajes eran todos iguales y parecía que estaba andando en círculos una y otra vez, quizá, fuesen imaginaciones mías o que ya los propios nervios de estar allí me estaban jugando una mala pasada. Intenté guiarme más o menos bien pero sin resultado, me percaté que en la lejanía algo estaba pasando. Se escuchaban algunos gritos de dolor, a la vez que el fino sonido del aire romperse con el paso de proyectiles. Me acerqué con cautela e intentando que mi vestimenta no hiciese ruidos metálicos hasta la zona de los hechos, allí se encontraba una chica peliverde armada con su arco peleándose con un millar de zombies. El pútrido olor de los monstruos me comenzó hasta a marear un poco, pero no debía flaquear en ese momento, al menos no quería quedar como un estúpido que se desmayaba por olores fuertes. Coloqué mi mano derecha en la funda de mi Excalibur II y salí de mi escondite atrayendo las miradas de algunos zombies. - Creo que necesitas un poquito de ayuda. - como siempre, me mostré tranquilo y seguro. Me coloqué a un lado de la muchacha y observé como la multitud se acercaba más y más, desconocía el lugar, por lo que no sabía si era mejor salir de allí o quedarse a darles una paliza, quizá lo segundo fuese lo más acertado, pero no era el único que debía decidir. - Son unos cuantos... - ironicé dando un paso al frente. - Yo atraigo su atención y tú acabas con ellos, pero ten cuidado. - giré varias veces mi arma y coloqué en posición el escudo para protegerme de cualquier ataque. Logré atraer la atención de algunos para que se olvidasen de la peliverde, ahora era el momento de aguantar.

Por mas que disparara en las diferentes direcciones donde se acercaban los monstruos, estos parecían, inclusive, multiplicarse por cada uno que eliminaba. No sabia si se trataba de algún tipo de efecto de la neblina que causara que el numero de zombies se viera, como una ilusión, cada vez mas amplio. Pero cualquiera que fuera la razón, no era un grandioso panorama, menos para mi que contaba con un numero limitado de flechas. Poco a poco, desde mi lado izquierdo, se acercaban a paso lento las criaturas y obviamente, di un paso hacia atrás, intentando acortar la distancia, pero el fétido olor desde la derecha me dio a entender que estaba totalmente acorralada. Trague algo de saliva, un poco asustada, pero justo en ese momento, un resplandor se vislumbro entre la neblina y la voz de un muchacho llego a mis oídos como un coro de ángeles ¿Era mi salvador?

Me costo trabajo asimilar sus ordenes, pues la sorpresa de encontrar otra persona en estos terrenos me dejo totalmente embobada. Un rápido análisis me indico que se trataba de un jugador y no un programa, lo que me hizo quedar mas sorprendida. Las probabilidad de pillarse a un jugador en estos lugares era totalmente mínima, a menos que sea lo que comúnmente denominamos "Novatos" y no tenga ni idea de donde esta parado. Pero por su porte y manera de luchar, demostraba que sabia lo que hacia.- A-Ah... ¡Si! - Exclame, colocando otras tres flechas en el arco, estirando la cuerda para estar lista en cualquier momento para disparar. Los zombies fueron directamente atacar al muchacho y no dude dos veces en disparar.- ¡Assault Arrow! - Volví a exclamar, emitiendo la misma habilidad. Las tres flechas dieron en el blanco, eliminando a tres de ellos. Coloque nuevamente otra flecha en el arco, esta vez, terminando con otros mas. Si bien en grupo eran molestos, no tenían grandes parámetros de batalla. Mas bien, eran del tipo de monstruo que se catalogaban como fáciles cuando te los pillabas solos. Pero en grandes grupos como ahora, podían ser realmente peligrosos.
Continué disparando a varios lados para mantenerlos alejados, hasta que fuera capaz de lanzar otra habilidad. Detuve mis movimientos y un aura de color esmeralda rodeo mis piernas y brazos.- ¡Natural Force! - Una habilidad de apoyo individual, que seria de gran ayuda dado que aumentaba mis parámetros de agilidad y destreza, pero por otro lado, mi defensa mágica y física bajaban considerablemente. Volví a lanzar mas flechas en distintas direcciones, pero con mas rapidez.- ¡Ya esta! ¡Parece que solo quedan unos cuantos! - Exclame, con una sonrisa en mi boca.

Pero en el momento que de desviar mi atención hacia el chico que me había ayudado, una flecha me dio directamente en la espalda. El dolor punzante me obligo a caer de cara al suelo y el ardor que sentí recorrer todo mi cuerpo, me dio a entender que se trataba de algún tipo de veneno. Ya no eran los zombies el gran problema... Sino alguien mas. No pude lanzar un grito de dolor, pues mis sentidos rápidamente fueron anulados. A juzgar por el veneno, quizás se tratara de algún monstruo especializado en la caza.

No había recibido una respuesta aparente a la serie de órdenes que le había dictado a aquella chica, desconocía en ese momento si era una jugadora o simplemente parte del juego, pero en ese momento no me podía poner a intentar averiguarlo, las zarpas de los zombies querían seguramente hundirse en mi carne a la primera de cambio, y algo agradable no debía ser. Mi escudo se ocupó de casi todo el trabajo, no me molesté en utilizar la Excalibur II para rebanar cabezas de muertos vivientes, aparte de que no quería mancharla con su pútrida carne ya chica lo estaba haciendo muy bien, seguramente se trataba de una Hunter, o alguien que usaba muy bien el arco. Me cuidé de no meterme en la trayectoria de las flechas mientras no paraba de moverme de un lado a otro bloqueando y atontando a algunos a base de escudazos, siempre con la espada en posición por cualquier cosa que pudiese pasar.
No fue ni necesario utilizar por el momento ninguna habilidad, eran muchos pero realmente eran muy débiles, casi podría decir que de un simple golpe los podía desmontar, más como en todos los juegos los enemigos numerosos acababan siendo más molestos que peligrosos. Mi concentración fue máxima, después de hablar con la peliverde a penas me dirigí a ella, simplemente me dediqué a hacer mi trabajo. Pero un grito de dolor humano hizo que se rompiese por completo mi burbuja. Después de forcejear con uno bastante más fuerte que los demás me deshice de él rebanándole la cabeza con la espada, no tenía otra opción.

Nada más girarme tuve que reaccionar muy rápido. Mis ojos presenciaron como el cuerpo de la chica caía lentamente al suelo con una flecha clavada en la espalda, y como uno de esos bichos inmundos se intentaba lanzar sobre ella ya que estaba debilitada en parte. Pegué un salto avanzando notablemente y antes de que se pudiese tocarla lo golpeé fuertemente con el escudo. - ¡Lion's Roar! - el zombie salió volando destrozado en cachitos después de mi habilidad lo lanzase por los aires, la cabeza de león que salió del escudo terminó de rugir fuertemente hasta casi asustando a los muertos vivientes, haciéndolos retroceder. - Demonios... debo sacarte de aquí, no tiene buena pinta el asunto. - mencioné bastante enfadado, quizá por mi condición de protector que alguien de mis aliados saliese herido quería decir que no había hecho del todo bien mi trabajo, y cuando me pasa eso no es muy bueno meterse de por medio, porque... no podría responder de mis actos. Agarré con cuidado uno de sus brazos y lo pasé alrededor de mi hombro, y con mi otro brazo la sujeté por la cintura levantándola a la vez que me apoyaba en mi propia rodilla para poco a poco alzarnos. Pero parecía que la cosa no acababa allí, porque percibí un grito en la lejanía, no logré diferenciar qué se trataba, pero un montón de brillos verdes venían a toda potencia hacia nuestra posición. Logré volver a reaccionar de forma rápida activando mi habilidad Perfect Shield. Los sellos rúnicos hicieron rebotar todas las flechas de energía que iban a por nosotros haciéndolas salir en cualquier dirección. Pasado el ataque el escudo se deshizo poco a poco a mi voluntad. Entre la neblina una sombra se acercó poco a poco comenzando a ser visible para nosotros dos. Se trataba de un tipo bastante imponente armado con un arco de la misma condición, no tenía pinta de querer venir a ayudarnos ni nada por el estilo. - No queremos problemas ni tampoco hacerte daño, déjanos ir, ella necesita ayuda. - mencioné con toda la tranquilidad del mundo aferrando de forma más firme el cuerpo de la muchacha peliverde al mío. El hombre rió con fuerza al escucharme, no parecía que nos iba a dejar ir así por así. - Eh... eh... ¿me escuchas, estás bien, puedes caminar? - susurré cerca de su oído con intención de que el otro nos escuchase, quizá esa flecha portaba algún hechizo o quien sabe, algún tipo de veneno, no parecía poder moverse con soltura.

El dolor era cada vez mas molesto, mientras que el veneno inducido en mi cuerpo a través de la punta de metal de esa flecha, quemaba mis venas con una facilidad increíble, sintiendo inclusive fuego en vez de sangre recorrer por cada vaso sanguíneo. Esto no era obra de un monstruo cualquiera, sino alguien o algo estaba enviando esta clase de criaturas mercenarias a buscarme. Sin embargo, la pregunta recaía en que o quien seria capaz de tener algo en contra de la princesa de Tengoku, seguramente un ser cercano al consejo de mis tierras que planee dejar el trono sin heredero alguno, obviamente, aniquilando a la princesa sin necesidad de manchar sus manos. Un asesinato perfecto, la princesa moriría sola y abandonada en ese bosque, a su suerte, luego de haberla engañado con un truco tan barato. Me lamente a mi misma, con la poca consciencia que me quedaba, en haber sido tan ingenua. Sabia que tarde o temprano, esta inocencia terminaría llevándome a una muerte segura.

Cuando ya creía que mis esperanzas acabarían allí al cerrar mis parpados, note la mano de aquel caballero que me había ayudado segundos antes en derrotar a los monstruos. Me levanto con cuidado, apoyando mi cuerpo contra el suyo para mantenerme en pie y con dificultad, abrí uno de mis ojos, observándole de reojo y esboce una sonrisa. Apenas y pude reconocer las palabras que me había susurrado, pero asentí, intentando recobrar mis fuerzas para mantenerme de pie por mi cuenta. Pero en cuanto me separe, mis rodillas fallaron y acabe cayendo al suelo, amortiguando mi caída con mis manos. Chasquee los dientes.- ¡Muerte a la princesa! - Una voz grave, quizás de un mitad bestia, resonó en mis oídos como un anima espectral y todo mi cuerpo le recorrió un escalofrió. Abrí los ojos y divise a aquella silueta prepararse para el tiro de gracia, luego observe a mi izquierda y note mi arco. Alargue la mano, alcanzándolo sin problemas pero era cosa de tiempo para ver quien era mas rápido. Ese sujeto o yo.
Sin embargo, a lo lejos, escuche el graznido de una lechuza y su sombra surcar cerca de nuestras cabezas para terminar desviando el disparo de aquel sujeto. Aproveche esos segundos para disparar directamente hacia su corazón con las ultimas fuerzas que me quedaban. El alarido de dolor que escuche tan pronto como lance la flecha, me indico que lo había logrado y agradecí internamente a mi lechuza, Effyone, quien vino en mi auxilio. Pero no pude realizar movimiento alguno, al menos, para agradecerle a ese muchacho que casi dio la vida por mi. Caí al suelo, sin fuerzas, inconsciente.


Tan pronto como la princesa cayo al suelo, sin consciencia, su lechuza, animal aliado, bajo y descendió a tierra, a centímetros del joven caballero. El ave ladeo su cabeza y se acerco a su ama, picoteando su mano.

- Joven caballero - Menciono una voz femenina, joven. Era la voz de la lechuza quien se comunicaba a través de sus pensamientos con el muchacho.- Mi princesa no ha muerto. Su corazón sigue intacto y latiendo con fuerzas. Por favor, ruego salves su vida. Existe una fuente de agua cristalina que puede aligerar el efecto del veneno, pero no curarlo en su totalidad. Tal fuente esta en estos parámetros, todavía ofreciendo sus aguas a quienes se atreven a ingresar en estos paramos. Seré tu guía, pero por favor.. Salva a mi princesa. - El ave ladeo su cabeza y dando pequeños saltitos, se acerco al muchacho, expectante a su respuesta.

Tantos datos en tan poco tiempo habían hecho que mi cabeza quedase completamente saturada sin enterarme demasiado de donde estaba parado. Si ya estaba perdido hace unos minutos directamente ahora podría decir que no tenía ni idea de quien era. La mantuve firme en mi agarre pero la solté lo suficiente para que pudiese caminar por su cuenta, estuve atento, sin embargo no pude atajarla para que no se diese tal golpe en el suelo. Quise volver a ayudarla pero un grito ensordecedor de aquella cosa me volvió a aturdir, y ahora más al comprobar que aquella chica peliverde no era alguien cualquiera, se trataba de una princesa. No tuve demasiados reparos en comenzar cavilar de dónde era, tenía un escaso conocimiento de los múltiples lugares que configuraban Aeon, aparte de que no era momento, fuese quien fuese tenía que sacarla cuanto antes de ahí. - Fuera de aquí, podemos tener la fiesta en paz sin que tenga que morir nadie. - volvió a salir mi vena pacifista, no tenía intención de cargarme a aquel tío a no ser que volviese a atentar contra nuestra vida, pero realmente sería una buena idea hacerlo, nos aseguraríamos de que no volviese a darnos problemas en el futuro, no era especialista en asesinatos, pero cualquiera podía rebanarle la cabeza a alguien, y yo no iba a ser menos.

Entre tanto pensar la situación volvió a ponerse en tensión, aquel tipo quería volver a lanzar una flecha hacia la peliverde, sin embargo esta quería responderle, no sabía muy bien que hacer, iba a meterme justamente en medio de la trayectoria de ambas flechas para protegerla cuando un graznido de ave atrajo tanto la atención de nuestro enemigo y mía como también su flecha. Después el grito de dolor, aquel grito de dolor dictaminó todo. Volví mi mirada viendo caer el cuerpo inerte de aquel tipo al suelo con una flecha clavada en el corazón al mismo tiempo que el de mi singular compañera al suelo. La lechuza se acercó hasta nosotros. Mis movimientos eran tensos y nerviosos, pues creía que aquella chica había muerto después de utilizar su último aliento para matarlo, pero el animal me infundió tranquilidad con sus primeras palabras. - ¿Cómo puede haber un manantial en este sitio? - cuestioné las palabras de la lechuza, realmente tampoco sabía si hablándole normal me iba a entender, pero por el momento parecía que todo iba bien. - Está bien, la protegeré. - no me paré a pensar demasiado mi respuesta, una vez me la había encontrado rodeada de todos esos zombies y tan al peligro decidí protegerla, y ahora no iba a ser menos. Mi plateado yelmo comenzó a retractarse desapareciendo dejando a la vista mi cabellera rubia, al menos para que el pequeño animal tuviese una cierta idea de con quién estaba tratando, porque dudaba que la pobre chica pudiese verme en ese momento. - Será mejor que nos vayamos de aquí, no quiero volver a encontrarme más zombies o gente que quiera nuestras cabezas. - al menos quería dejar aquel claro. Fui rápido. Descolgué mi escudo del brazo y me acerqué a la chica, retiré con sumo cuidado la flecha que tenía clavada en la espalda lanzándola lo más lejos posible en cualquier dirección. En ese momento no tenía nada para poder cubrir la herida, por eso debía ser rápido encontrando ese sitio. Até el King's Eye a su cuerpo, pasando las correas por la parte delantera de su cuerpo dejándolo como una tapadera trasera, bien firme. - Listo, te sigo, no te preocupes por nosotros, la protegeré con mi vida. - la levanté del suelo y la subí a mi espalda a caballito, dejando que pudiese apoyar su cabeza en el frío hombro de la armadura, mi mano derecha sujetaba uno de sus muslos mientras mi izquierda se mantenía libre por cualquier problema que pudiésemos tener. - No te mueras ¿eh? vamos ya mismo a curarte ese veneno, resiste. - susurré imaginándome que ella no podía escucharme, pero en el caso de que pudiese, quería tranquilizarla. La lechuza comenzó a moverse y yo comencé a seguirla sin descanso.