Dance Dance Dance

Si por algo era conocido Fortuna era por la vida nocturna, muchos pensaban que esa ciudad no dormía, como bien se podía encontrar una gran fiesta por la mañana, por la noche había montones, una gran cantidad de club nocturnos eran los que llenaban las calles, llenas de gente que quería tener un buen rato, era la mayor razón por la que la gente asistía a esa ciudad la cual emulaba de manera perfecta una mezcla entre grandes ciudades de fiesta como Las Vegas, New York, Paris o Ibiza, era el destino perfecto para aquellos que deseaban darse la buena vida. Isabella era una de esas personas, a pesar de ser una perseguida delincuente, ahora se estaba dando un rato de diversión en uno de los clubes mas grandes de Fortuna, el cual era conocido como Veritas, este era un lugar donde solo con una invitación se podía entrar y por ello, solo los jugadores "reconocidos" podían acceder, aunque con ello se podía encontrar a todo tipo de jugadores que sus acciones tachaban en lo ilegal, como lo era ella.

Mezclandose entre la gente, vistiendo un pantalon negro y un top del mismo color, además de botas altas, con el cabello rubio totalmente suelto, no era mucho de usar ropas modernas, pero sabía que si llegaba a ese lugar con vestido, sería vista de mal modo, además que había muchos usuarios que gustaban de aprovechar ese tipo de prendas, además del tumulto para tomar algunas fotos, esto como parte del morbo que pasaba del mundo real al virtual, una de las cosas por las cuales le molestaba a veces ese lugar. Ahora parecía que era una celebración, había mas gente de costumbre, gente de todo tipo y quizá, con todo tipo de fines y metas a alcanzar, incluso se podía encontrar gente a la cual normalmente no le vería en ese lugar. La rubia terminó sentada en la barra, sonriendo encantadora al barman, aunque este se tratara de un ser con una apariencia de un robot, este en su pantalla mostraba como cambiaba de desplegar un emoticon contento, a unos cuantos corazones cuando la chica le sonrió, cosa que provoco que ella respondiera con una risa. — Ron con Cola, por favor — Como buena pirata, era su bebida favorita y ahora se le apetecía esa mezcla, que muchos podrían considerar un insulto, pero para ella se trataba de una de sus formas favoritas de tomar ron. Sin tardar casi nada, el robot se movía en la barra y servía la bebida,acomodando esta en la barra frente a la rubia, quien respondió con un guiño en el ojo, provocando que nuevamente el barman mostrara algunos corazones en su pantalla, luego de regresar a sus acciones. El ambiente era bastante agradable, con música que daba un buen ritmo, aunque ella aun se preguntaba la razón por la cual había tanta gente ¿acaso era una celebración o había un motivo en especifico?.

Tenía que completa la misión que mi padre me había encomandado, pero para ello necesitaba encontrar muchos players. Pensaba que dicha tarea se alargaría por unos tres días mínimo, pero gracias a las coincidencias del destino un panfleto llegó a mi anunciando que en Fortuna se podría encontrar todo lo que un player deseara. Así que sin pensarmelo dos veces siquiera me dirigí a Fortuna.
Debía admitir que era un lugar bonito. Había muchas luces y colores a la par que locales abiertos incluso de noche. Podría afirmar incluso que parecía que la ciudad no durmiera... aunque de seguro que no duerme. Incluso parecía que yo, con mi atuendo, estaba fuera de lugar... pero las apariencias engañan y quien mejor que yo lo sabía. Sonreí inocentemente.
Después de pasear un poco por el lugar un cartel que pregonaba el nombre de Veritas llamó mi atención. Parecía un club como cualquier otro con la diferencia de que según los anuncios que el mismo club publicaba, era el mejor local de la zona. Comprendí que mejor sería que entrata allí en busca de humanos desamparados, los que intentaban huir de la realidad y se perdían en este mundo de ilusiones y mentiras.
Cuado me dispuse a entrar me percaté que para ello se necesitaba un boleto especial, como una entrada VIP sin la cual no puedes acceder al sitio. Hice una mueca, pero esta se desvaneció al instante cuando una idea se cruzó por mi mente. Esperé unos instantes hasta que un grupo llegó a la entrada. Me infiltré entre el grupo y entré, los gaurdias ni siquiera se molestaron en comprobar si realmente todos los que estaban allí tenían una entrada VIP, pero eso era una ventaja para mi.
La música fuerte era una novedad para mi ser. Cuando viví con mi padre en el mundo real, jamás visite discoteca alguna puesto que estas no llamaban mi atención. Mi padre jamás me había prohibido ir, es más, me animaba a asistir, más yo me negaba siempre. Pero esto ya no era el mundo real, debía asistir a lugares así aunque me desagardara solo para ayudar a las personas desamparadas y mostrarles el camino de la verdad.
Después de avanzar unos metros me percaté que no podía caminar tranquilamente sin chocarme con alguien y rogar perdón. La mayoría me dedicaba una mirada hostil o simplemente me ignoraba. Decidí que debía ir a un lugar menos transitado sin salir del club Veritas. Lo encontré: la barra.
Llegué allí para darme un respiro, pero unos cabellos dorados y lustrosos llamaron mi atención. Era un cabello tan listo, rubio y sedoso que no podía siquiera apartar la vista de él. Encima era tan largo y cuidado. Era fascinante.
Me acerqué a él y no pude evitar tocarlo con una sonrisa. Era tan sedoso como aparentaba ser a simple vista.

-Tiene un cabello precioso - Le dije a la señorita dueña de aquellos cabellos.

Estaba tranquilamente en la barra, mirando a su alrededor, la gente bailando y disfrutando del ambiente, no era algo nuevo para ella pero el hecho de que hubiera tanta gente reunida si hacía de este evento algo completamente diferente, con vaso en mano elevó este para llevarlo a sus labios y poder degustar el dulce sabor del rol con cola, deslizándose la bebida por su garganta, un suave suspiro escapo de la boca de la rubia cuando termino de tomar, parecía ser que el robot conocía bastante bien el gusto que tenía pues se lo había servido perfecto, pocas personas sabían la mezcla de alcohol y cola que a ella le gustaba y ese barman había alcanzado el punto especifico, cosa que agradeció cuando el volteo a verle, lanzando un coqueto beso en su dirección, obviamente provocando que la pantalla del robot nuevamente colocara algunos cuantos corazones e incluso un pequeño emoticon haciendo la idea de que estaba sonrojado.

Entonces al estar tranquila, de pronto sintió como su cabello era tocado, bien podría moverse rápido para poner en el suelo a la persona que lo había hecho, pero apreciaba que quien lo había hecho, era una chica que parecía bastante inocente, además de que ese gesto fue algo amable, por lo cual permitió que lo hiciera, incluso se pudo apreciar un suave ronroneo que mostraba que no tenía problema con que lo hiciera, al contrario, cuando lo permitía y alguien sabía como hacerlo, le fascinaba que tocaran su cabello, uno de los mas preciados tesoros que tiene en ese mundo. —Gracias — Giro el rostro para verla mejor, moviendo la mano derecha para pasar con cuidado la palma por entre los cabellos de la joven, mas al apenas tener contacto con la joven, un escalofrió corrió por su columna vertebral, aunque trato de aparentar esto, deslizando una caricia por la cabellera de la castaña, tal como esta hizo antes con su cabellera. — La tuya también es bastante agradable — Aparto la mano de manera lenta, aun extrañada internamente por lo que había ocurrido con la joven, jamás había sentido algo por el estilo al tener contacto con otro jugador dentro de Aeon, aquello era algo nuevo que solo provocaba dudas en su interior, pero tenía que aparentar para no levantar sospechas, igual, quizá solo se trataba de sus ideas.

— Pide algo, corre por mi cuenta — Palmeando el asiento vació que había a su lado, invitando a que se sentara para hacerle compañia, volteando luego la vista hacia el barman. — Este guapo es bastante bueno con las bebidas, tendrías que aprovecharlo — Con una notable sonrisa en los labios, con el dorso de la mano se acomodaba el cabello, no tanto por el hecho de que la chica lo hubiera desarreglado, si no por el hecho de que quería que este se encontrara tras su espalda, para que no le pudiera molestar mas tarde.

La reacción de la chica a la que le estaba tocando el cabello en aquel preciso instante fue positiva pues en vez de zafarse de mi o de decirme que me fuera a freír esparragos simplemente me dio las gracias por mis halagos. Yo me limité a sonreirle.
Acto seguido, la contraria decidió tocarme también. No me eché hacia atrás ni me asuste por tal acto. Simplemente la seguí observando con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Parecía ser una player muy amable. Quizás podría mostrarle el camino de la verdad sin mucho esfuerzo... pero las apariencias engañaban. Ella podía tener escondido algún as debajo de la manga. Debía ser cuidadosa. Acepté el halago de la contraria.

-Es muy amable por su parte - Le dije mientras la contraria apartaba su mano.

La joven me dijo que pidiera algo y que no me preocupara por el dinero puesto que me invitaba a la bebida. La miré curiosa a la par que no podía esconder mi sorpresa, ¿por qué me invitaba? A mi, a una completa desconocida... ¿por qué alguien tan buena como ella se escondía en una realidad virtual tan falsa y engañosa? Quizás... pasaba por un mal momento en la vida real... quizás se le estaba muriendo un pariente... era realmente triste si fuese así, pero era la realidad que debía de afrontar.

-¿Puedo tomarme una limonada? - Le pregunté al camarero con una sonrisa de oreja a oreja mientras me sentaba en la silla frente la barra que me había señalado la joven y escuchaba lo que me explicaba del barman - ¿Podría ponerle más azúcar de lo normal? Me gusta cuando está dulce.

Observé a la chica ahora que podía ver su cara. A parte de poseer una cabellera lustrosa, poseía una belleza inigualable. Tenía una cara fina con rasgos bien definidos. Lo que más podía destacar eran sus ojos de un color trigo mezclado con miel que no había visto antes. Como dato adicional podría decir que tenía unos pechos demasiado generosos.

-¿Por qué ha decidido entrar aquí? - Le pregunté curiosa refiriéndome a la realidad virtual, aunque de la forma con la que había formulado la pregunta parecía como si me refiriese al club.

Acercó la bebida a sus labios para disfrutar de esta, pasando a beber casi todo su trago, dejando solo un poco en el inferior de ese vaso un tanto largo y ancho, aquellos conocidos como de "highball", que eran usados para muchas bebidas, pero principalmente para el ron con cola, la verdad era que en pocos lados (reales y de Aeon) había encontrado que pusieran atención al detalle de que tipo de vaso usar para servir esa bebida, por lo que el que lo haya hecho, hacía que pensara en dejarle una buena propina al robot tan amable que les había tocado, además de que este había adivinado en sus gustos.

Cuando la chica hizo esa pregunta, en la pantalla del barman, se puso un simbolo de interrogación, aunque luego este cambio a uno de exclamación y el robot empezó a moverse hasta que preparaba una limonada, escuchando la petición de la joven y agregando una buena cantidad de azúcar, aunque se veía que era lo suficiente para endulzar, sin que esta fuera muy empalagosa, poniendo entonces el vaso justo enfrente de la chica que recién había tomado asiento junto a la rubia.

Esta giraba el rostro para poder ver el ambiente que había, montón de gente moviendose ante una pegajosa melodía, tanto que esta provocaba que moviera un poco los pies siguiendo el ritmo de la música, incluso, ganas no le faltaban de salir a ponerse a bailar, aunque eso seguro significaría que tendría a un montón de gente empezando a molestarla y queriendo bailar con ella.

Empezaba a mover la cabeza siguiendo el ritmo de la música con suma emoción, hasta que volteaba a ver a la joven, ladeando entonces el rostro para ver en su dirección.— Venia a divertirme un rato, aunque no pensé que fuera a encontrar algo como esto, raras veces hay tanta gente en Veritas— Hizo una leve pausa ¿se refería a eso, no? Aunque luego, solo parpadeo y ladeo el rostro un poco nada mas.
—¿ O te refieres a que hago en Aeon ? — Dijo nada mas, porque no tenía problema en contestar aquello, no era la primera vez que le hacían esa pregunta, ni mucho menos la última.

El barman no tardó ni cinco minutos en servirme la bebida. Era un chico muy habil... era consciente de que era un robot, pero creía que se merecía el mismo trato que los demás seres que aquí habitaban porque al fin y al cabo, nadie aquí es real. Todos aquí evitan lo real, y yo debo cambiarlo. Tomé un sorbo de la limonada y me percaté que tenía un sabor ideal. Quizás el joven barman tenía un programa que analizaba los deseos de los players y los hacia realidad. Le sonreí a modo de agradecimiento.
Al parecer, tal y como me lo esperaba, la chica entendió mal mi pregunta puesto que simplemente me dijo que había asistido al lugar por diversión a la par que me informó gratuitamente de que en realidad el local jamás estubo así de lleno. Observé la sala donde la pista de baile y me di cuenta que había tanta gente que incluso para bailar la gente debía pegarse la una con la otra. Hice una mueca de disgusto. Otro dato que se me había olvidado de mi misma, es que no me gustaba bailar. Hice otro sorbo a mi bebida.
No sabría decir si la joven había notado mi descontento con su respuesta o porque tenía la habilidad de leerme la mente, pero se rectificó y me preguntó si me refería a Aeon. Le dediqué una sonrisa para no incomodarla. Me interesaba la respuesta, pero tampoco quería obligarla a que me la diera.

-En realidad sí - Le contesté - Me gusta escuchar las historias de las personas que han decidido meterse a Aeon. Sobretodo sus razones - Le dije con una sonrisa - ¿Le molestaría explicarme los suyos? Es solo curiosidad.

La joven no tardó en especificar a que se estaba refiriendo y como lo pensó, al momento no había entendido del modo correcto la pregunta que le había hecho, girando el rostro en dirección de la chica, le dio una sonrisa amplia, seguida por levantar el vaso y beber de este hasta terminar con la bebida. Una vez vació el vaso que contenía su trago, puso este sobre la barra, notandose como relamía un poco los labios, intentando probar hasta el último de aquel exquisito sabor de su bebida, haciendo un gesto con la cabeza para que el robot le sirviera un poco mas.

— Creo que no es muy diferente de la primera respuesta, estoy aquí por diversión, para pasar el rato, disfrutar y divertirme en este mundo, me gusta pensar de esto como una extensión de la realidad— Notandose una sonrisa en los labios al terminar con esa expresión, la verdad era una de las razones por las que estaba en ese lugar, trataba de mantener un balance entre ambas cosas, la realidad y esta irrealidad, incluso, le gustaba mezclar ambas, gente que había conocido en Aeon, las ha conocido en el mundo real, claro, cuando estas han ganado su suficiente confianza, un ejemplo de ello era su cocinero Jack, a quien le visitó en Estados Unidos, pero así hay varios a los que ha conocido de modo directo y de verdad, había disfrutado bastante el como se habían extendido esas amistades.

Cuando la joven escuchó mi pregunta, me miró de tal forma y prolongo tanto el silencio que me temí que me diría que me lo contaría bajo alguna condición, pero no fue así. Después de beberse el resto de su bebida y encargar otra ronda, la joven me explicó que básicamente se había adentrado a Aeon por diversión puesto que creía que el mundo virtual era una especie de continuación del mundo real.

-No lo es - Espeté. Me di cuenta que había sido demasiado brusca y que gracias a esa brusquedad podía delatarme o hacer que la joven piense cosas que no son. Debía contenerme más, contener mis emociones y sentimientos. Le sonreí - Lo lamento - Le dije a modo de disculpa - No quería parecer brusca. Es solo que... me gusta pensar que la realidad y Aeon son cosas separadas, nada más.

Me tomaba mi misión muy enserio, demasiado. En el mundo real mi apdre tuvo muchos amigos que perdió en Aeon, todos ellos habían decidido someterse a esta realidad virtual que jamás debió existir como eso: como una vida alternativa. Todos debían volver, todos debían existir fuera de aquí. Me tomé un largo trago de mi limonada.

-¿Le gusta Aeon? - Le pregunté curiosa.

Ante la forma de responder, abrió por un momento los ojos, sorprendida por eso, incluso espero que la reacción de la chica se transformara en algo violento o que solo se apartara, pero no, no había sido de ese modo, aunque aquello no evitaba que no esperara ese tipo de acción por parte de la chica. Por un momento pensó sobre la reacción por la que pudo actuar de tal modo ¿acaso era del tipo de personas que estaba en Aeon pero quería marcar la diferencia entre ambos mundos? Por las cosas que le estaba diciendo, podría ser, aunque mentalmente rezaba que no se tratara de una de estas, menos cuando la gente que había conocido de este tipo, era bastante cerrada, además de que algunos llegaban a tintes radicales. — Lo son, pero también hay veces que Aeon se vuelve un segundo hogar, el problema es cuando empiezas a considerar este mundo como tu primer hogar, la realidad es donde pertenecemos, no este lugar, por mas bello que sea— Sin una expresión en el rostro decía aquello, el robot no tardaba en poner la bebida frente a ella, haciendo que tomara con la mano derecha el vaso que había sido rellenado, dando un buen trago de su bebida.

— Claro que me gusta, pero también me gusta mi vida fuera de aquí — Aún con una manera de decir las cosas que a pesar de no verse molesto, se podía apreciar que iba al grano, sin dar media vuelta al asunto, si no directo al punto, no estaba incomoda por las preguntas, ni los comentarios, pero internamente esperaba que la chica que tenía consigo no fuera una de esas personas que se toman demasiado a pecho todo lo relacionado a lo que cada uno quiere al estar en Aeon.

La chica seguía con la idea de que Aeon podía ser como un segundo hogar, pero al menos creía que una persona no debía considerar lo virtual como su vida, si no algo segundario y que lo que debían considerar un verdadero hogar era la realidad. Al menos no estaba tan perdida como muchos de los amigos de mi padre. El recuerdo de ellos me puso ciertamente triste.

-Quiero ayudar a las personas que creen que Aeon es mejor que la realidad - Le expliqué a la rubia mientras tomaba un buen trago - Mi pade perdió a mucha gente por culpa de Aeon y tengo que ayudar a las personas que han sucumbido a Aeon y ven a la realidad como lo virtual y Aeon como la realidad. Lo tengo que hacer por mi padre, él me lo ha perdido y yo debo acatarlo - Dije decidida.

De pronto me di cuenta que había hablado demasiado. No es que mis intenciones fueran secretas, pero tampoco creía conveniente que lo explicara a los cuatro vientos y a cada persona que intentara ayudar. De lo contrario, si lo hacia probablemente me tuvieran miedo y se alejarían de mi. Era demasiado despistada y un poco desastre. Suspiré.

-A vos no la intentaré cambiar - Mentí - Al menos cree que su primer hogar es la verdadera realidad - Le dije una razón falsa puesto que de todos modos intentaría que se metiera cada vez menos a Aeon - No se preocupe.

El robot le entregaba su nueva bebida, posando la mano derecha sobre esta mientras escuchaba las palabras que le decía la joven, la verdad era que estaba sorprendida que hablara de ese modo y dijera tales cosas, por lo que podría pensar, se trataba de un programa, pero eso no quitaba que fuera sorpresivo que hablara de ese modo, incluso, prefirió guardar silencio mientras veía a su trago, hasta que ella terminó.

¿Que podría decir en ese momento? No era algo por lo que estaba a favor, si algo le gustaba de este mundo era la libertad de albedrío que existía y como ni siquiera la compañia creadora se encargaba de controlar o intentar controlar lo que los usuarios hicieran dentro ¿como alguien iba a hacer esto dentro?. — ¿Padre? — Era lo único que pudo preguntar al momento, quería saber a que hacía referencia con aquello, ¿que clase de persona estaría tan obsesionada como para crear un ser que estuviera encargado nada mas de buscar que las personas abrieran los ojos?. Sujeto el vaso con la mano derecha y bebió de esta lentamente hasta que dejaba solo la mitad, en verdad que no esperaba encontrar algo como eso en ese lugar, pero algo le indicaba que quizá, no sería algo tan simple de dejar pasar.

Al parecer a la joven le pareció extraño que mencionara a mi madre. Ladeé la cabeza observando a la contraria con curiosidad... ¿es que me había equivocado y estaba tratando con un programa que no tenía familia? No podía ser, estaba segura que era humana... además, me había mencionado que le gustaba la vida real también... entonces, ¿por qué me preguntaba que era un padre?

-Sí... – Dije extrañada – Mi padre. El que me dio la vida. El que tienes tu en la vida real... solo que él se ha adentrado a Aeon conmigo para ayudar a las personas desubicadas.

Imité a la contraria y me bebí lo que quedaba de la limonada. Dejé el vaso encima de la barra y le sonreí al barman a modo de agradecimiento por la bebida. Observé a la contraria curiosa mientras intentaba averiguar por qué me había invitado a aquella bebida... quizás simplemente era una buena persona a pesar de estar sumida en este juego virtual.

-Muchas gracias por la bebida – Le dije con una sonrisa.

Spoiler:

Spoiler:

Por un momento rodo los ojos y emitió una leve sonrisa, aquello se le hacía algo demasiado extraño y sabía que ella estaba ocultando mas de lo que estaba diciendo, la actitud, la manera de responder, sus reacciones, todo esto era algo que no le encajaba, lo mejor que podía hacer era tomar distancia, antes que las cosas se pusieran peligrosas, además de que si había un enfrentamiento entre ellas, eso acabaría mal, bastante mal.

— No tienes nada que agradecer — Dirigió el vaso en dirección del barman y le hizo un guiño bastante coqueto, sacando una pequeña tarjeta de su pantalón y entregando esta en dirección de este. — Por el buen trabajo y saber satisfacer a una mujer — Aquello último lo decía con un total tono sugerente, que provocaba que el barman se moviera un poco como si estuviera por desfallecer, aunque luego recuperaba la actitud y aceptaba la tarjeta que la mujer le había brindado, haciendo una reverencia, al cobrar la cantidad de la tarjeta, unos ojos de puntos digitales se hicieron en la pantalla y estos se abrían, pues además de pagar las bebidas le había dejado una buena propina al robot. — Lamentablemente tengo que retirarme— Inclinaba su rostro en dirección a ella y se levantaba de un movimiento, girando el cuerpo por completo, aunque luego la volteaba a ver. — No le dire a nadie sobre esto  — Era lo mejor, aunque eso no quitara que a la próxima ocasión que se encontrara con ella, terminaria buscando mas respuestas, pues intuía que estaba metida en algo malo, bastante malo. Un movimiento con la mano fue la acción de despedida que hacía con ella, avanzando por el club a paso lento, sin mirar atrás ni un momento, no iba a hacer algo mas respecto a la chica, por lo menos, no por el momento.