Sobrante Mision

Los rumores habían golpeado como un suave suspiro sus oídos sucios. Al parecer había algo poco común en Jairen, algo por lo que definitivamente tenía que ir detrás. Si, los censores de ambición de Kristian se agudizaron y encendieron como siempre lo hacían. La simple idea de que ese lugar le podía traer beneficios lo hacía sonreír como un tonto, más de lo normal. Pronto abandonó Neon Canyon al descubrir sobre estas historias, si no quería llegar cuando todo hubiese acabado era mejor encaminarse de inmediato, quedarse ahí apostando a las carreras no le ayudaría de nada. Comenzaba a pensar que perdía el tiempo, tiempo tenía poco, tiempo no le quedaba.

Hizo un aventón. El sistema de transportación se le hizo lógico y conveniente, pero tuvo que divagar un poco al no quedarle mucho dinero; Bien, eso lo podía arreglar luego, no sacaba nada con ser tacaño.
"A este paso Kris, a este paso quedas en la ruina" pensó que era lo único que le faltaba que le dijesen.

Cuando llegó al lugar el whitesmith no dudó más. No se veía como un lugar muy "alegre" por así decirlo. Se había acostumbrado a ver todos los lugares de Aeon llenos de gente cada uno en su propia onda, este espacio en definitiva no parecía lo que una playa debía ser. Y por más que lo intentase, su vista se había vuelto un poco débil en las últimas horas debido al neón, no podía ver nada muy bien.
Una bruma pestilente se esparció por el lugar, sentía que el cielo se iba a poner blanco y monótono en cualquier momento. Más dolor visual. Caminó un poco, expectante, la arena se le entraba a las botas y los pasos que daba no lograban ser firmes.

El mar seguía tranquilo.

Una cosa, rara, de aspecto desagradable y olor a pús -¿El pús tiene olor?- se le apegó a un brazo. Era verde, de un verde cristalino y escamas enegrecidas. No era de una forma que él conociese, simplemente era una criatura de no más de un metro de alto. Desenvainó su espada  con el brazo izquierdo, que era el único libre y el "bicho" pegó un salto hacia atrás. —Así es lindura, métete con alguien de tu nivel— Sonrió.
Comenzó a mordisquearle una pierna y a dejar salir una sustancia desagradable de tonalidad marrón que le quemaba la piel, había juzgado mal. Blandió la espada con desesperación, le cortó la cola y luego lo pateó entre la arena, seguía moviéndose rápidamente, temía que le volviese a atrapar. Tuvo que esquivar no menos de diez veces para hasta al fin poder darle en el torso, donde finalmente le atravesó y dejó salir un chillido peor que su apariencia, abriendo el hocico pequeño en inercia, dejando salir un chorro de la sustancia que le dió al finlandés justo en una mejilla. 
Ardía como mil demonios, pero algo le choqueó más. Comenzó a caminar en reversa, el lugar comenzaba a llenarse de estos seres vomitivos. Salían del mar como sirenas malditas y al parecer no todos se le dirigían a él. Bien, no estaba solo, pronto lo comprobó. Cuando retrocedía su hombro chocó con el otro joven aproblemado, notablemente mayor que él, pero no menos confundido.

Tras los cristales obscuros de los lentes del otro habían un par de fieros ojos amarillentos, como una señal de tregua momentánea, Kristian guiñó uno de los sullos, celestes grisaceos y sin gracia.
La espada brilló un poco al rozar accidentalmente al renacuajo que les acompañaba.
—Supongo que no es tu mascota ¿Verdad?— Bromeó mientras se ponía en guardia.

Pasos hacia atrás fueron suficiente para guardar distancia con los seres, ¿les tenía miedo? Para nada, pero era mejor pensar en una estrategia de ataque, mas cuando esas cosas tan aberrantes estaban saliendo del agua, aumentando de número, aunque para su buena fortuna, el chocar de su hombro con alguien mas le hizo descubrir que no se encontraba solo, girando la vista para poder apreciar a la otra persona que había terminado en tal problema, un chico albino que ya estaba blandiendo una espada y que le hizo una pregunta.— Claro que no, alguien seguro dejo el bote de basura abierto o algo así — Respondió al chico albino, no le iba a dejar toda la diversión para el, eso era bastante claro, por lo que con la mano derecha tomaba el mango de la espada que colgaba de su cintura, escuchándose un " click " cuando lo soltaba de la posición en la que estaba, activando el arma, haciendo que de la empuñadura emergiera un filo blanco que terminaba por formar esa espada de energía digna de cualquier película de ciencia ficción.

— A acabar con esos apestosos — Con la cabeza le hizo una seña al chico y emprendió carrera,  hasta un par de estos, ambos siendo un poco mas grande de lo normal, con una apariencia similar a la de un montón de barro, con largos y gruesos brazos que dejaban caer gotas de la repulsiva sustancia que los formaba, al estar a una distancia correcta de ellos detenía el paso y con un giro partía a ambos seres a la mitad con un solo tajo, aunque para su mala fortuna, estos se terminaban expandiendo, llenando su ropaje del oscuro fluido que le formaba, sacudiendo su cuerpo con las manos, haciendo una expresión de desagrado, debido a que ahora todo ese apestoso aroma había quedado impregnado en su ropa.

El ambiente estaba comenzando a cambiar al mismo tiempo que ambos estaban en la lucha, pues la neblina que se había hecho presente desde hace minutos atras ahora se estaba extendiendo por toda la playa y no solo eso, también se estaba haciendo mas densa, por lo que de vez en cuando volteaba hacía otro lado, identificando el lugar donde se encontraba el otro chico, para su buena fortuna la neblina no había limitado por completo su visión, aun podía apreciar algunas cuantas siluetas que se movían, entre la de los seres como también la del albino que le hacía compañia.

Los seres continuaban saliendo del mar, parecían que no tenían fin, sin importar a cuantos cortara con su espada, estos seguian viniendo, por lo que tendrían que buscar una forma de poder enfrentar a estos antes de que se terminaran cansando y la situación pueda ser mas peligrosa para ellos. — No hay que enfocarnos en estas cosas, seguro alguien esta invocandolas o que se yo, — Casi a manera de grito para que el le escuchara, pues por la neblina solo pudo apreciar una silueta moviendose sin saber si se trataba de el.