Outrageous
Outrageous
BADSARTH
MISSION: DESERT TRAIN
Mientras se desplazaba sobre su moto modificada, la cual flotaba sobre las arenas de Badsarth, Ataraxia evaluó todos los aspectos de esta misión. La imagen holográfica que se levantaba al frente de sus ojos, gracias a la proyección emitida por una pantalla dispuesta en la motocicleta, abordaba los objetivos: detener y capturar a los bandidos, librar a los rehenes e impedir que el tren de Alder a Badsarth, donde acontece todo, sea destruido. Posiblemente esa misión no era para un solo player, sin embargo, no iba a detenerse por nimiedades. Reconocida como una cazarrecompensas, iba a actuar como tal, sin echarse hacia atrás.
La travesía por ese desierto se prolongó unos cuantos minutos más; hasta que, cuando los rayos del sol se hicieron insoportables, finalmente avistó la figura del tren. Ataraxia estrujó el acelerador, alcanzando una velocidad considerable como para llegar en 2 minutos al último vagón del tren. Una vez cerca, accionó el piloto automático de su vehículo, este daría unas cuantas rondas alrededor del tren hasta que, mediante un dispositivo dispuesto en el collar de su dueña —y que este fuese accionado—, la motocicleta buscaría la señal. Entonces, saltó de la motocicleta al suelo del tren, cayendo de rodillas; a la par, el vehículo flotante desapareció de la vista de la gunner, perdiéndose en las arenas doradas para no levantar sospechas entre los bandidos que creaban caos.
«Bien. Veamos...», de entre sus ropajes extrajo una especie de pulsera elástica color rosácea que utilizó para amarrase la abundante cabellera rubia en una coleta. «Spica está preparada», no checkeó el arma en esta ocasión, porque recordó que la última vez cargó municiones en el arma, aunque no la usara casi. «Cassiopeia, ready», la pistola con el mismo nombre apareció girando en la mano diestra de la gunner, quien luego le sostuvo firmemente por el mango. «Polaris, ready», el arma de fuego gemela apareció de igual manera en la mano restante. Aunque simplemente estaba checkeando las armas, no las iba a utilizar a primeras instancias cuando se topara con los bandidos. No. Debía ser parte de los rehenes, o al menos del personal del tren para no levantar tantas sospechas, logrando que fuese más fácil terminar la misión con un puntaje excelente. Las pistolas desaparecieron, para abrir paso a las técnicas de actuación de Ataraxia. Esas serían su arma momentánea.
Ataraxia caminó por los vagones, cual damisela desorientada sin saber que sucedía —lo hizo así desde un principio para evitar toparse con un bandido y tener que entrar en drama queen mode en ese instante—. Cuando pensó que eso de la misión era una completa farsa, escuchó las voces de hombres agresivos y sollozos de otras personas en el segundo vagón. La gunner se lanzó contra la puerta del vagón, abriéndola y cayendo de bruces en el suelo; esto impresionó a la gente y a los bandido.
—¡¿Eh?! Mira que se te escapó otra persona —uno de los hombres ubicado en la esquina de aquel quinteto le dijo al sublíder.
—¡Cierra tu hocico! Se estaba ocultando. Sí, eso es. Igual que esta sabandija de acá —ese que habló, el sublíder, apunto con la boca de una Beretta 87 Target a la sien de un Knight que había sido capturado. «Una Beretta. Pensé que los bandidos utilizaban revólveres, como en esa película de vaqueros que no sé cómo se llama y tampoco aguanto», pensó Ataraxia, mirando con ojos llorosos a los bandidos—. ¿Estás perdida, conejita? Ven, sé cómo darte cobijo.
El sublíder la jaló de la cabellera, provocando que ella se quejara, para así lanzarla con los demás rehenes.
—Revísala, a ver si tiene arma. No queremos que otro se pase de listo e intente hacerse el héroe —le dijo el sublíder a quien abrió la boca mucho antes. Parecía que este actuaba más como un líder que un sirviente, pues el encargado solo observaba la situación sentado en uno de los primeros asientos del vagón. El verdadero líder poseía aire misterioso y tranquilo, casi como si disfrutara de toda la situación de dominación y opresión. Era seguro que no estaban solo por el dinero que le darían por devolver a los secuestrados, o el vender toda la mercancía en ese tren, sino también por gozar al ver los rostros de sufrimiento.
—¡P-p-p-p-p-pero! Es que... es una chica... y muy atractiva… y, y, y, y... —tartamudeó sin descanso, desviando de vez en cuando sus ojos del busto expuesto de Ataraxia, al sublíder. Ella se dio cuenta de esa clase de mirada. «Típico, solo me aman por mi busto», llegó a esa conclusión de manera mental, mientras se agazapaba cual conejo en peligro al player secuestrado y amordazado, el cual casi se desmaya porque se le subió la sangre a la cabeza.
—¡Que lo hagas! —el sublíder lo empujó contra Ataraxia.
El bandido subordinado salió disparado hacia la chica, tropezándose en el proceso y cayendo de bruces al frente de ella. Por desgracia, para intentar atajar su caída, el hombre se agarró de algo por mero reflejo y eso fue un seno de Ataraxia. Una vena brotó de la frente de la gunner, reflejo de que estaba realmente molesta por lo sucedido. Entonces...
La travesía por ese desierto se prolongó unos cuantos minutos más; hasta que, cuando los rayos del sol se hicieron insoportables, finalmente avistó la figura del tren. Ataraxia estrujó el acelerador, alcanzando una velocidad considerable como para llegar en 2 minutos al último vagón del tren. Una vez cerca, accionó el piloto automático de su vehículo, este daría unas cuantas rondas alrededor del tren hasta que, mediante un dispositivo dispuesto en el collar de su dueña —y que este fuese accionado—, la motocicleta buscaría la señal. Entonces, saltó de la motocicleta al suelo del tren, cayendo de rodillas; a la par, el vehículo flotante desapareció de la vista de la gunner, perdiéndose en las arenas doradas para no levantar sospechas entre los bandidos que creaban caos.
«Bien. Veamos...», de entre sus ropajes extrajo una especie de pulsera elástica color rosácea que utilizó para amarrase la abundante cabellera rubia en una coleta. «Spica está preparada», no checkeó el arma en esta ocasión, porque recordó que la última vez cargó municiones en el arma, aunque no la usara casi. «Cassiopeia, ready», la pistola con el mismo nombre apareció girando en la mano diestra de la gunner, quien luego le sostuvo firmemente por el mango. «Polaris, ready», el arma de fuego gemela apareció de igual manera en la mano restante. Aunque simplemente estaba checkeando las armas, no las iba a utilizar a primeras instancias cuando se topara con los bandidos. No. Debía ser parte de los rehenes, o al menos del personal del tren para no levantar tantas sospechas, logrando que fuese más fácil terminar la misión con un puntaje excelente. Las pistolas desaparecieron, para abrir paso a las técnicas de actuación de Ataraxia. Esas serían su arma momentánea.
Ataraxia caminó por los vagones, cual damisela desorientada sin saber que sucedía —lo hizo así desde un principio para evitar toparse con un bandido y tener que entrar en drama queen mode en ese instante—. Cuando pensó que eso de la misión era una completa farsa, escuchó las voces de hombres agresivos y sollozos de otras personas en el segundo vagón. La gunner se lanzó contra la puerta del vagón, abriéndola y cayendo de bruces en el suelo; esto impresionó a la gente y a los bandido.
—¡¿Eh?! Mira que se te escapó otra persona —uno de los hombres ubicado en la esquina de aquel quinteto le dijo al sublíder.
—¡Cierra tu hocico! Se estaba ocultando. Sí, eso es. Igual que esta sabandija de acá —ese que habló, el sublíder, apunto con la boca de una Beretta 87 Target a la sien de un Knight que había sido capturado. «Una Beretta. Pensé que los bandidos utilizaban revólveres, como en esa película de vaqueros que no sé cómo se llama y tampoco aguanto», pensó Ataraxia, mirando con ojos llorosos a los bandidos—. ¿Estás perdida, conejita? Ven, sé cómo darte cobijo.
El sublíder la jaló de la cabellera, provocando que ella se quejara, para así lanzarla con los demás rehenes.
—Revísala, a ver si tiene arma. No queremos que otro se pase de listo e intente hacerse el héroe —le dijo el sublíder a quien abrió la boca mucho antes. Parecía que este actuaba más como un líder que un sirviente, pues el encargado solo observaba la situación sentado en uno de los primeros asientos del vagón. El verdadero líder poseía aire misterioso y tranquilo, casi como si disfrutara de toda la situación de dominación y opresión. Era seguro que no estaban solo por el dinero que le darían por devolver a los secuestrados, o el vender toda la mercancía en ese tren, sino también por gozar al ver los rostros de sufrimiento.
—¡P-p-p-p-p-pero! Es que... es una chica... y muy atractiva… y, y, y, y... —tartamudeó sin descanso, desviando de vez en cuando sus ojos del busto expuesto de Ataraxia, al sublíder. Ella se dio cuenta de esa clase de mirada. «Típico, solo me aman por mi busto», llegó a esa conclusión de manera mental, mientras se agazapaba cual conejo en peligro al player secuestrado y amordazado, el cual casi se desmaya porque se le subió la sangre a la cabeza.
—¡Que lo hagas! —el sublíder lo empujó contra Ataraxia.
El bandido subordinado salió disparado hacia la chica, tropezándose en el proceso y cayendo de bruces al frente de ella. Por desgracia, para intentar atajar su caída, el hombre se agarró de algo por mero reflejo y eso fue un seno de Ataraxia. Una vena brotó de la frente de la gunner, reflejo de que estaba realmente molesta por lo sucedido. Entonces...
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
De entre sus ropajes extrajo una pequeña granada de mano que poseía poca potencia, calcinaría solo a quien se la arrojara. Pateó fuertemente el estómago del pervertido y, quitando el seguro de la granada con los dientes, se la lanzó al bandido afectado. Ambos, la granada y el bandido, chocaron con la pared contraria de donde se encontraban los secuestrados de ella, y se escuchó un suave chasquido, el cual abrió paso a un tenue humo blanco que no se esparció. La pequeña explosión ocasionó que los bandidos restantes y los secuestrados se impresionaran y pegaran un respingo.
Uno fuera.
Rápidamente, al levantarse con la misma prisa que inicio del combate, desenfundó a Cassiopeia y Polaris, las cuales aparecieron girando en las palmas de las manos femeninas. Ataraxia sujetó firmemente los mangos de ambas armas, apuntando a las manos del sublíder. Este intentó levantar su Beretta lo más rápido posible —pues la dejó descansar al lado de su muslo izquierdo— para así detener a la gunner. Sin embargo, no poseía la misma agilidad y precisión que Ataraxia, quien le infundió terror al disparar cuatro veces, impactando dos balas en las manos y las restantes en los muslos ajenos. El sublíder lanzó varios quejidos de dolor y cayó de lleno al suelo, inmovilizándolo por completo. Con eso, para ella sería fácil negociar o acabar con los restantes.
Dos habían caído. Ahora quedaban tres.
—¿Ahora sí les gusto más? —sonrió ampliamente, arrastrando la pregunta con voz coqueta. Mantuvo a Cassiopeia apuntando al bandido que estaba cerca del líder, y a Polaris entre ceja y ceja del malhechor que se encontraba a unos pocos metros de los secuestrados. Verdaderamente estaban nerviosos, incluso los pasajeros y el Knight amordazado experimentaron los mismos sentimientos de inquietud que los bandidos, y era de esperarse por la violencia con la que ella arremetió contra dos hombres.
Bien, los secuestrados no estaban del todo a salvo, sin embargo, podía decir que ninguno de los bandidos que seguían al líder iban a hacer algo para herir a las personas. ¿Por qué? Simplemente se les notaban el terror y susto en los rostros. Evidentemente, ninguno se salvaría de la ráfaga de balas que ella les tenía preparada. Era más que claro que debía detenerlos, así se pedía en la misión. Y ellos no podrían detenerlo.
Tic, toc. Tic, toc. El tiempo pasaba lentamente, mientras ella y los bandidos se miraban mutuamente. Cualquier movimiento en falso permitiría la continuación del combate. Por desgracia, ella misma debía jugársela bien pues, si fallaba, uno de los bandidos aprovecharía la apretura de su defensa y ataque —o incluso podía ser el sublíder—. Para ellos también era una situación apretada: a fin de cuenta, quien ejecutara un movimiento en falso, iba a tener el final que Ataraxia se planteó hace segundos.
Y...
Uno fuera.
Rápidamente, al levantarse con la misma prisa que inicio del combate, desenfundó a Cassiopeia y Polaris, las cuales aparecieron girando en las palmas de las manos femeninas. Ataraxia sujetó firmemente los mangos de ambas armas, apuntando a las manos del sublíder. Este intentó levantar su Beretta lo más rápido posible —pues la dejó descansar al lado de su muslo izquierdo— para así detener a la gunner. Sin embargo, no poseía la misma agilidad y precisión que Ataraxia, quien le infundió terror al disparar cuatro veces, impactando dos balas en las manos y las restantes en los muslos ajenos. El sublíder lanzó varios quejidos de dolor y cayó de lleno al suelo, inmovilizándolo por completo. Con eso, para ella sería fácil negociar o acabar con los restantes.
Dos habían caído. Ahora quedaban tres.
—¿Ahora sí les gusto más? —sonrió ampliamente, arrastrando la pregunta con voz coqueta. Mantuvo a Cassiopeia apuntando al bandido que estaba cerca del líder, y a Polaris entre ceja y ceja del malhechor que se encontraba a unos pocos metros de los secuestrados. Verdaderamente estaban nerviosos, incluso los pasajeros y el Knight amordazado experimentaron los mismos sentimientos de inquietud que los bandidos, y era de esperarse por la violencia con la que ella arremetió contra dos hombres.
Bien, los secuestrados no estaban del todo a salvo, sin embargo, podía decir que ninguno de los bandidos que seguían al líder iban a hacer algo para herir a las personas. ¿Por qué? Simplemente se les notaban el terror y susto en los rostros. Evidentemente, ninguno se salvaría de la ráfaga de balas que ella les tenía preparada. Era más que claro que debía detenerlos, así se pedía en la misión. Y ellos no podrían detenerlo.
Tic, toc. Tic, toc. El tiempo pasaba lentamente, mientras ella y los bandidos se miraban mutuamente. Cualquier movimiento en falso permitiría la continuación del combate. Por desgracia, ella misma debía jugársela bien pues, si fallaba, uno de los bandidos aprovecharía la apretura de su defensa y ataque —o incluso podía ser el sublíder—. Para ellos también era una situación apretada: a fin de cuenta, quien ejecutara un movimiento en falso, iba a tener el final que Ataraxia se planteó hace segundos.
Y...
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Anya analizó la situación con paciencia.
Estaba de camuflaje: parecía a ojos de los demás, que era una víctima más de dicho atraco. Era parte de los rehenes. Los escuchaba sollozar, y sus suspiros de alivio cuando una mujer atractiva llegó a salvarlos. «Pero menudo lío tenemos aquí. Blondie ha decidido arruinar todo.» pensó, por que, demonios. Su plan, desde que la capturaron en el último vagón había sido ese: permanecer quieta y tranquila hasta que llegaran al cruce de un pequeño pueblo, entre Alder y Badsarth. Pero la chica —Anya decidió llamarla Blondie, Goldie o cualquier otro sinónimo— interrumpió sus planes. La pelinegra carraspeó, y empuñó con más fuerza la daga que tenía en uno de los bolsillos de su uniforme.
Poco a poco los hombres comenzaron a caer, y el soldado se sintió un poco aliviado.
«Al menos solo tendré que encargarme de unos cuantos.»
Decidió que era momento de moverse, y se levantó de un brinco. Uno de los subordinados —el que no estaba junto al sublíder, notó— giró el rostro hacia ella, y le apuntó con un arma al pecho. Anya alzó una ceja, y cuando el tipo presionó el gatillo ella utilizó la hoja de su daga para mandar lejos tan patética bala. Ésta rebotó, haciendo un pequeño agujero a uno de los lados del vagón. Anya entonces, buscó dentro de su uniforme su pistola, y giró el rostro. — Oye, Goldie. — se refirió a la muchacha, y avanzó un poco. — Gracias por casi dejarme fuera de la misión. Ahora... — hizo una pausa, sin dejar de apuntarle al criminal. — ¿Qué hacemos con ellos? — la respuesta era obvia, pero una ejecución en con tanto público no era algo que el agradara.
El soldado guardó la daga en su bolsillo, y se acomodó la bufanda roja que siempre llevaba.
— Si ustedes no se rinden, los mataremos.
Anunció fríamente a los otros criminales, y esperó a que su compañera hablara.
Estaba de camuflaje: parecía a ojos de los demás, que era una víctima más de dicho atraco. Era parte de los rehenes. Los escuchaba sollozar, y sus suspiros de alivio cuando una mujer atractiva llegó a salvarlos. «Pero menudo lío tenemos aquí. Blondie ha decidido arruinar todo.» pensó, por que, demonios. Su plan, desde que la capturaron en el último vagón había sido ese: permanecer quieta y tranquila hasta que llegaran al cruce de un pequeño pueblo, entre Alder y Badsarth. Pero la chica —Anya decidió llamarla Blondie, Goldie o cualquier otro sinónimo— interrumpió sus planes. La pelinegra carraspeó, y empuñó con más fuerza la daga que tenía en uno de los bolsillos de su uniforme.
Poco a poco los hombres comenzaron a caer, y el soldado se sintió un poco aliviado.
«Al menos solo tendré que encargarme de unos cuantos.»
Decidió que era momento de moverse, y se levantó de un brinco. Uno de los subordinados —el que no estaba junto al sublíder, notó— giró el rostro hacia ella, y le apuntó con un arma al pecho. Anya alzó una ceja, y cuando el tipo presionó el gatillo ella utilizó la hoja de su daga para mandar lejos tan patética bala. Ésta rebotó, haciendo un pequeño agujero a uno de los lados del vagón. Anya entonces, buscó dentro de su uniforme su pistola, y giró el rostro. — Oye, Goldie. — se refirió a la muchacha, y avanzó un poco. — Gracias por casi dejarme fuera de la misión. Ahora... — hizo una pausa, sin dejar de apuntarle al criminal. — ¿Qué hacemos con ellos? — la respuesta era obvia, pero una ejecución en con tanto público no era algo que el agradara.
El soldado guardó la daga en su bolsillo, y se acomodó la bufanda roja que siempre llevaba.
— Si ustedes no se rinden, los mataremos.
Anunció fríamente a los otros criminales, y esperó a que su compañera hablara.
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
El silencio era perturbador. El despliegue de rostros asustados fue impresionante, pero Ataraxia sonría ligeramente de medio lado, disfrutando de la sensación de superioridad ante esos bandidos. Algo que ella misma hizo catapultó a que uno de los rehenes reaccionara y el subordinado más cercano a estos disparara en contra de esa persona. Preocupada por la seguridad de los inocentes, y en querer saber que sucedía realmente, apenas volvió su mirada azulina para poder resolver su duda. Impresionantemente, una rehén desvió la bala disparada por el bandido, lanzándola contra un pared del vagón, y agujereando esta. «O es demasiado valiente, o en esta misión fue tomada por ella también», pensó, desviando nuevamente sus ojos hacia el otro bandido. Apuntó a este con ambas pistolas, ya que el otro que disparó hace segundos era el blanco de la chica de cabellos oscuros. «Sea lo que sea, será mi aliada momentánea»
Finalmente escuchó hablar a la heroína —No tengo la culpa de que seas lenta, querida —sonrió de medio lado, sin dedicarle otra mirada a su compañera momentánea para dicha faena. No deseó sonar engreída o burlona, sin embargo, la interpretación dependía de la chica—. Es obvio —respondió serenamente a la pregunta de la chica. Mantuvo la mirada sobre el bandido y luego le prestó atención al líder, quien aún estaba completamente relajado en su asiento—. Ella tiene razón. ¿Acaso no es más conveniente salir vivos? —dijo inmediatamente después de la pelinegra.
—¡No sean insulsas! ¡Quienes morirán son ustedes! —rugió el hombre más cerca del líder. Así como la ira le subió a la cabeza, disparó rápidamente contra Ataraxia. La gunner abrió de par en par los ojos, no por impresión, sino por mera cpstumbre. Estaba tan acostumbrada a esa clase de comportamiento cobarde, que era de esperarse. Automáticamente apretó los dos gatillos, catapultando balas al exterior; una de éstas impactó con la bala enemiga, mientras que la otra se incrustó en el hombro del bandido, exactamente del brazo con el cual sostenía la Beretta. Ante lo sucedido, la gente se asustó aún más, abrazándose y apretándose contra la pared del vagón.
Esto apenas comenzaba.
Finalmente escuchó hablar a la heroína —No tengo la culpa de que seas lenta, querida —sonrió de medio lado, sin dedicarle otra mirada a su compañera momentánea para dicha faena. No deseó sonar engreída o burlona, sin embargo, la interpretación dependía de la chica—. Es obvio —respondió serenamente a la pregunta de la chica. Mantuvo la mirada sobre el bandido y luego le prestó atención al líder, quien aún estaba completamente relajado en su asiento—. Ella tiene razón. ¿Acaso no es más conveniente salir vivos? —dijo inmediatamente después de la pelinegra.
—¡No sean insulsas! ¡Quienes morirán son ustedes! —rugió el hombre más cerca del líder. Así como la ira le subió a la cabeza, disparó rápidamente contra Ataraxia. La gunner abrió de par en par los ojos, no por impresión, sino por mera cpstumbre. Estaba tan acostumbrada a esa clase de comportamiento cobarde, que era de esperarse. Automáticamente apretó los dos gatillos, catapultando balas al exterior; una de éstas impactó con la bala enemiga, mientras que la otra se incrustó en el hombro del bandido, exactamente del brazo con el cual sostenía la Beretta. Ante lo sucedido, la gente se asustó aún más, abrazándose y apretándose contra la pared del vagón.
Esto apenas comenzaba.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Enmarcó una ceja, y puso los ojos en blanco.
No por la chica —bueno, realmente era por ella— pero más que nada, por la respuesta tan simple y patética que el criminal había soltado. Se inclinó hacia un costado, donde había dejado su armamento escondido. Sin preocupaciones y con toda la tranquilidad del mundo, se puso el Maneuver Gear en donde correspondía: a cada lado de sus muslos, y extrajo de éste, las dos espadas que utilizaba para el combate. — Ya escucharon a Blondie. Si se rinden, todo será mejor. — comentó después de que el grito del hombre llenara las paredes del vagón. La herida no era suficiente para matarle, pero aún así estaba herido y quizás fuese provechoso para ellas.
Entonces, sucedió algo que Anya no se esperaba.
Pudo ver por el rabillo del ojo que algo se acercaba con gran rapidez al vagón.
La pelinegra abrió los ojos de par en par, antes de que el impacto de esa cosa llegara de lleno a donde se encontraban. El vagón se inclinó demasiado hacia uno de sus lados, y el sonido del acero contra las vías del tren era estúpidamente tenebroso. — Como dije, ustedes morirán. — mencionó entonces, y Anya tuvo que reprimir el impulso de atravesarle la garganta con una de sus espadas. Se mantuvo en calma, sin embargo, y prestó atención en el panorama.
— Estamos cerca del pueblo. — añadió, esperando que su compañera tuviese un plan de escape que no incluyese matar a los rehenes y quitar todo ese peso muerto.
No creo que sea tan sádica.
No por la chica —bueno, realmente era por ella— pero más que nada, por la respuesta tan simple y patética que el criminal había soltado. Se inclinó hacia un costado, donde había dejado su armamento escondido. Sin preocupaciones y con toda la tranquilidad del mundo, se puso el Maneuver Gear en donde correspondía: a cada lado de sus muslos, y extrajo de éste, las dos espadas que utilizaba para el combate. — Ya escucharon a Blondie. Si se rinden, todo será mejor. — comentó después de que el grito del hombre llenara las paredes del vagón. La herida no era suficiente para matarle, pero aún así estaba herido y quizás fuese provechoso para ellas.
Entonces, sucedió algo que Anya no se esperaba.
Pudo ver por el rabillo del ojo que algo se acercaba con gran rapidez al vagón.
La pelinegra abrió los ojos de par en par, antes de que el impacto de esa cosa llegara de lleno a donde se encontraban. El vagón se inclinó demasiado hacia uno de sus lados, y el sonido del acero contra las vías del tren era estúpidamente tenebroso. — Como dije, ustedes morirán. — mencionó entonces, y Anya tuvo que reprimir el impulso de atravesarle la garganta con una de sus espadas. Se mantuvo en calma, sin embargo, y prestó atención en el panorama.
— Estamos cerca del pueblo. — añadió, esperando que su compañera tuviese un plan de escape que no incluyese matar a los rehenes y quitar todo ese peso muerto.
No creo que sea tan sádica.
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
Iba a apuntarle otra vez para cerrarle la bocota a quien habló, amenazándoles que iban a morir. Por desgracia, el vagón se estremeció de repente, creando un chirrido estruendoso que provenían de las vías del tren contra las ruedas del vagón. Perdió un poco el equilibrio; y duraron segundos la recuperación, parándose firmemente con las piernas separadas y los cañones de ambas pistolas apuntando al líder y el bandido que había herido. «¿Qué fue eso exactamente?», pensó, creyendo que posiblemente esos bandidos traían un arsenal bajo la manga. Ese choque no fue simplemente porque el vagón casi se salía —o tal vez pasó— de las vías del tren. Era algo más.
—¿Qué te hace pensar que las sabes todas, idiota? —le dijo arrogante y con mirada desafiante al bandido que habló, afirmando lo que antes su compañero herido dijo. Inmediatamente la pelinegra le avisó que el pueblo se avecinaba. «Esto no pinta bien», apenas viró el rostro por encima de su hombro para contar cuántos rehenes habían. «Son cinco. Siete con nosotras», volvió a mirar al frente.
Entonces, llevó el cañón de Polaris a su propio cuello, presionando con la boca metálica un botón especial —el cual parecía una amatista— en su collar. La gema emitió una luz rojiza y consigo, apareció una motocicleta voladora apreciable en el gran ventanal del vagón, exactamente al lado de los rehenes —¡Utilízala para salvar a los rehenes! Si presionas el botón central, una tabla voladora se desplegará de ella como transporte extra —hizo una corta pausa—. Yo me encargo de ellos —le sonrió ampliamente, manteniendo ahora a Polaris en la figura del líder y la otra pistola en la del bandido cerca de la chica y los rehenes. Por ahora preocuparse por el rehén anterior al cual disparó era caso perdido, este se revolcaba en el suelo del dolor. «Solo espero que funcione», realmente estaba preocupada.
El bandido cercano quiso pasarse de listo, apuntando a la pelinegra; pero Ataraxia fue más rápida y disparó contra él, incrustándole una bala en la mano diestra, donde él sostenía la pistola —¡Apresúrate!
—¿Qué te hace pensar que las sabes todas, idiota? —le dijo arrogante y con mirada desafiante al bandido que habló, afirmando lo que antes su compañero herido dijo. Inmediatamente la pelinegra le avisó que el pueblo se avecinaba. «Esto no pinta bien», apenas viró el rostro por encima de su hombro para contar cuántos rehenes habían. «Son cinco. Siete con nosotras», volvió a mirar al frente.
Entonces, llevó el cañón de Polaris a su propio cuello, presionando con la boca metálica un botón especial —el cual parecía una amatista— en su collar. La gema emitió una luz rojiza y consigo, apareció una motocicleta voladora apreciable en el gran ventanal del vagón, exactamente al lado de los rehenes —¡Utilízala para salvar a los rehenes! Si presionas el botón central, una tabla voladora se desplegará de ella como transporte extra —hizo una corta pausa—. Yo me encargo de ellos —le sonrió ampliamente, manteniendo ahora a Polaris en la figura del líder y la otra pistola en la del bandido cerca de la chica y los rehenes. Por ahora preocuparse por el rehén anterior al cual disparó era caso perdido, este se revolcaba en el suelo del dolor. «Solo espero que funcione», realmente estaba preocupada.
El bandido cercano quiso pasarse de listo, apuntando a la pelinegra; pero Ataraxia fue más rápida y disparó contra él, incrustándole una bala en la mano diestra, donde él sostenía la pistola —¡Apresúrate!
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Anya parpadeó una sola vez.
No.way.in.hell.
¿Ella en esa cosa? Carraspeó, y con un saltito elegante retrocedió un paso sin quitarle los ojos de encima a los criminales. Contó por el rabillo del ojo el número de rehenes que se encontraban —ya los había contado desde que entró como uno de ellos, pero una segunda revisión no está mal— y suspiró. 8. 8 personas que necesitaban salir de ahí. — Me encargaré de ello, Blondie. — le contestó, y se giró hacia los rehenes. — Los llevaré a una zona segura, puede que presenten un poco de mareo con mi método. — encendió su Maneuver Gear, y cuando los cables salieron disparados hacia el exterior, la pelinegra soltó un brinco y sujetó a dos de los rehenes, desapareciendo con ellos en unos instantes. Los cables de su sistema habían tocado con uno de los puertos donde los jugadores tomaban descansos. Era una plataforma sin chiste, claro, pero para ellos sería su salvación.
Maniobró sin ningún problema en el aire, y depositó a los dos jugadores en la plataforma.
Con gran velocidad, regresó al vagón y tomó a los otros dos. Uno de ellos se quejó —Anya no sabía si era estúpido o solamente estaba asustado— así que lo dejó en tierra firme antes de llegar a la plataforma con el otro. Cuatro. Solo cuatro más. A pesar de que el soldado había sido considerado por su compañera como una salvavidas, prefería estar con ella golpeando a esos imbéciles y dándoles su merecido. No se imaginaba lo que Blondie pudiese llegar a hacer, pero si era lo suficiente valiente para plantarles la cara sin ningún problema, era una mujer digna de admirar.
«Pero que cursilerías digo...»
Entró al vagón rápidamente, tomando a los otros dos, sin detenerse a ver lo que su compañera hacía. Ya tendría tiempo para ayudarla cuando todos los jugadores estuviese a salvo. Siguiendo el mismo método que antes, dejó a la gente en la plataforma y regresó por los últimos dos. Ésta vez, sí se detuvo un segundo para ver por el rabillo del ojo la escena, y tuvo que morderse la lengua. ¿Pero qué cojones...? Sin dudarlo tomó a los siguientes —y los últimos— y salió a toda prisa del vagón, utilizando toda la fuerza que tenía para dejarlos en tiempo.
Mientras regresaba, todavía en el aire, pudo ver el pueblo a una corta distancia.
Demonios.
Soltó un suspiro, y con un movimiento elegante, entró al vagón.
No.way.in.hell.
¿Ella en esa cosa? Carraspeó, y con un saltito elegante retrocedió un paso sin quitarle los ojos de encima a los criminales. Contó por el rabillo del ojo el número de rehenes que se encontraban —ya los había contado desde que entró como uno de ellos, pero una segunda revisión no está mal— y suspiró. 8. 8 personas que necesitaban salir de ahí. — Me encargaré de ello, Blondie. — le contestó, y se giró hacia los rehenes. — Los llevaré a una zona segura, puede que presenten un poco de mareo con mi método. — encendió su Maneuver Gear, y cuando los cables salieron disparados hacia el exterior, la pelinegra soltó un brinco y sujetó a dos de los rehenes, desapareciendo con ellos en unos instantes. Los cables de su sistema habían tocado con uno de los puertos donde los jugadores tomaban descansos. Era una plataforma sin chiste, claro, pero para ellos sería su salvación.
Maniobró sin ningún problema en el aire, y depositó a los dos jugadores en la plataforma.
Con gran velocidad, regresó al vagón y tomó a los otros dos. Uno de ellos se quejó —Anya no sabía si era estúpido o solamente estaba asustado— así que lo dejó en tierra firme antes de llegar a la plataforma con el otro. Cuatro. Solo cuatro más. A pesar de que el soldado había sido considerado por su compañera como una salvavidas, prefería estar con ella golpeando a esos imbéciles y dándoles su merecido. No se imaginaba lo que Blondie pudiese llegar a hacer, pero si era lo suficiente valiente para plantarles la cara sin ningún problema, era una mujer digna de admirar.
«Pero que cursilerías digo...»
Entró al vagón rápidamente, tomando a los otros dos, sin detenerse a ver lo que su compañera hacía. Ya tendría tiempo para ayudarla cuando todos los jugadores estuviese a salvo. Siguiendo el mismo método que antes, dejó a la gente en la plataforma y regresó por los últimos dos. Ésta vez, sí se detuvo un segundo para ver por el rabillo del ojo la escena, y tuvo que morderse la lengua. ¿Pero qué cojones...? Sin dudarlo tomó a los siguientes —y los últimos— y salió a toda prisa del vagón, utilizando toda la fuerza que tenía para dejarlos en tiempo.
Mientras regresaba, todavía en el aire, pudo ver el pueblo a una corta distancia.
Demonios.
Soltó un suspiro, y con un movimiento elegante, entró al vagón.
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
Bien. La chica, quien parecía de confiar, se estaba encargando del rescate. El plan caminaba.
Si bien Ataraxia era rápida, los bandidos no quedaban atrás. Aquel que había herido, quien soltó el arma, extrajo otra Beretta para seguir con la faena caótica —¡¿A dónde creen que van?! —vociferó el bandido más cercano a los rehenes y la pelinegra. Aparentemente no iba a rendirse tan fácilmente. Su intento de dispararle a aquel grupo de personas se vio frustrado cuando Ataraxia le castigó con una ráfaga de balas lo suficientemente rápida como para eliminarlo de la partida. Solo quedaban dos: el último bandido cobarde y misterioso, de nulas palabras, líder.
En su momento, pensó que todo marchaba perfectamente. Algún inconveniente, si llegaba a surgir, lo podría detener... O eso creía. Sumamente ingenua ella, tal vez debido a la experiencia en caza de tesoros y en combate. Como su atención se dispuso en proteger del peligro a los rehenes y a su rescatadora —la pelinegra— para que pudiesen huir con mayor facilidad, olvidó cuidarse del último bandido. Esta vez la suerte y su velocidad para atacar no le ayudaron, siendo su excesiva confianza y preocupación los factores que contribuyeron al ataque eficaz del enemigo —¡Agh! —emitió, cayendo de bruces sobre el suelo. Una bala le había calado en el hombro derecho, mientras que otra cerca del muslo —ambas desaparecieron luego de restar un 15% la barra de vida de Ataraxia—. Esto provocó que ella soltara ambas pistolas, las cuales cayeron a tres metros de distancia, mientras el perpetrador de tal ataque se disponía a cargar otra vez el arma y terminar con la gunner. Solo esperaba que todo haya funcionado, que los rehenes estuvieran fuera del tren y la chica a salvo —no se percató que ella había vuelto, pues estaba en aprietos—.
Si bien Ataraxia era rápida, los bandidos no quedaban atrás. Aquel que había herido, quien soltó el arma, extrajo otra Beretta para seguir con la faena caótica —¡¿A dónde creen que van?! —vociferó el bandido más cercano a los rehenes y la pelinegra. Aparentemente no iba a rendirse tan fácilmente. Su intento de dispararle a aquel grupo de personas se vio frustrado cuando Ataraxia le castigó con una ráfaga de balas lo suficientemente rápida como para eliminarlo de la partida. Solo quedaban dos: el último bandido cobarde y misterioso, de nulas palabras, líder.
En su momento, pensó que todo marchaba perfectamente. Algún inconveniente, si llegaba a surgir, lo podría detener... O eso creía. Sumamente ingenua ella, tal vez debido a la experiencia en caza de tesoros y en combate. Como su atención se dispuso en proteger del peligro a los rehenes y a su rescatadora —la pelinegra— para que pudiesen huir con mayor facilidad, olvidó cuidarse del último bandido. Esta vez la suerte y su velocidad para atacar no le ayudaron, siendo su excesiva confianza y preocupación los factores que contribuyeron al ataque eficaz del enemigo —¡Agh! —emitió, cayendo de bruces sobre el suelo. Una bala le había calado en el hombro derecho, mientras que otra cerca del muslo —ambas desaparecieron luego de restar un 15% la barra de vida de Ataraxia—. Esto provocó que ella soltara ambas pistolas, las cuales cayeron a tres metros de distancia, mientras el perpetrador de tal ataque se disponía a cargar otra vez el arma y terminar con la gunner. Solo esperaba que todo haya funcionado, que los rehenes estuvieran fuera del tren y la chica a salvo —no se percató que ella había vuelto, pues estaba en aprietos—.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Claro que se esperaba eso.
Blondie estaba loca. ¿Cómo se le había ocurrido enfrentarse a esos idiotas por su cuenta? El criminal estuvo a punto de atinarle otra bala a la chica, pero Anya se movió con rapidez, y de la misma forma que detuvo la primera al iniciar la misión, detuvo esta. Le dedicó una mirada severa a su compañera, y lanzó la daga —con la que detuvo la bala— hacia el hombro del hombre. El arma fue lanzado con tanta fuerza y presión que obligó al jugador a retroceder y chocar con los muebles del vagón. No le prestó atención a sus gritos de histeria por el daño del arma, se limitó a extenderle una mano a la chica, para ayudarla a balancearse en el poco tiempo que su barra de vida recuperaba el equilibrio.
— Cuidado, Goldie.
No se detuvo a esperar por una respuesta; simplemente caminó con toda la pericia adquirida con el paso del tiempo, se inclinó hacia el criminal y extrajo su daga. Alzó una ceja sin decirle palabra alguna, pero antes de que pudiese tomar su espada para darle su Game Over, el tipo tosió frenéticamente, antes de hablar con una voz áspera y sin vida. — Este tren va a volar en mil pedazos. — y se rió, tan cómicamente que Anya hubiese preferido atinarle un golpe en la entrepierna para que se callara de una buena vez. Giró el rostro hacia la mujer, preguntándole con la mirada lo que deberían de hacer.
«Blondie, espero que tengas un plan.»
Blondie estaba loca. ¿Cómo se le había ocurrido enfrentarse a esos idiotas por su cuenta? El criminal estuvo a punto de atinarle otra bala a la chica, pero Anya se movió con rapidez, y de la misma forma que detuvo la primera al iniciar la misión, detuvo esta. Le dedicó una mirada severa a su compañera, y lanzó la daga —con la que detuvo la bala— hacia el hombro del hombre. El arma fue lanzado con tanta fuerza y presión que obligó al jugador a retroceder y chocar con los muebles del vagón. No le prestó atención a sus gritos de histeria por el daño del arma, se limitó a extenderle una mano a la chica, para ayudarla a balancearse en el poco tiempo que su barra de vida recuperaba el equilibrio.
— Cuidado, Goldie.
No se detuvo a esperar por una respuesta; simplemente caminó con toda la pericia adquirida con el paso del tiempo, se inclinó hacia el criminal y extrajo su daga. Alzó una ceja sin decirle palabra alguna, pero antes de que pudiese tomar su espada para darle su Game Over, el tipo tosió frenéticamente, antes de hablar con una voz áspera y sin vida. — Este tren va a volar en mil pedazos. — y se rió, tan cómicamente que Anya hubiese preferido atinarle un golpe en la entrepierna para que se callara de una buena vez. Giró el rostro hacia la mujer, preguntándole con la mirada lo que deberían de hacer.
«Blondie, espero que tengas un plan.»
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
Quiso arreglar todo por sí sola, no por el hecho de recibir toda la recompensa —y es que si uno lo piensa bien, así como iba no llegaría completa o a tiempo a cobrar la recompensa— sino que deseaba que los rehenes y la pelinegra salieran sin un rasguño de esta situación. No pedirle ayuda a la chica, sin mostrar debilidad, fue su grave error; estaba más que claro que esa misión era para dos personas, por muy sencilla que hubiese sonado. «Me pasa por tonta», declaró, pensando que ese sería su fin si no se lanzaba rápidamente hacia su set de pistolas.
De repente la situación cambió para bien. Su compañera momentánea entró en escena, lo que le causó más que simple estupor. Su propio rostro se llenó de rebosante curiosidad, volteando este para ver qué sucedió con los rehenes. No había ninguno, eran ellas dos contra los bandidos restantes. Entonces, sin volver a titubear, aceptó firmemente la mano de ella; así fue como se pudo levantar sin ningún problema —Gracias —aunque estaba verdaderamente agradecida, algo fácil de detectar en el tono de su voz, una elipse de curiosidad se fugó en su palabra.
Mientras la otra chica se ocupaba del bandido, ella misma fue directo a recoger sus pistolas. Luego viró el rostro, para ver si su acompañante había acabado con el bandido. Pero no fue así. Lo más curioso del asunto no se trataba de eso, sino que ya no estaba el líder de los bandidos. ¿Cuándo se había marchado? Como si hubiese sido un tornado, que pasa y arrasa rápido con todo, esa persona ya no estaba. Ataraxia escuchó una escotilla chocar contra algo igual de sólido. La gunner alzó la mirada y vio que una compuerta del techo del vagón estaba abierta, exactamente donde estuvo sentado el líder de los bandidos.
¡Bingo!
Tomó de la mano a la chica y la arrastró consigo, dejando atrás al bandido, para así escalar hacia el exterior a través de la escotilla mágica. Llegó al techo del vagón, donde se avistaba una escena curiosa: había un vehículo volador que podía transportar hasta un máximo de tres individuos, y precisamente el líder se estaba metiendo ahí para huir —¡Hey! —rugió Ataraxia, provocando que el líder volteara. En un rápido movimiento soltó la mano de la chica, y después le atinó dos balas en la frente, eliminándolo del juego. Qué cobarde. Mientras, el último bandido se reía en el suelo del vagón; esto generó el brote de una vena en la frente de Ataraxia, quien también le atacó con varias balas, acabándolo.
No era sangre fría, simplemente se trataba de un juego y esos eran players o programas —además, la misión planteaba que no importaba cómo debían ser detenidos los bandidos—. En el caso de ser players, iban a volver al punto de partida, como rookies; eso les enseñaría una lección. Si eran programas, no pasaba nada.
—Vamos —guardó las pistolas, apenas mirando a la chica. Mágicamente corrieron con suerte. Quién iba a decir que otro transporte estaba sobre sus narices. En fin. Ataraxia se internó en el vehículo, de copiloto—. Tú manejas —quizá no había hecho mucho por esta misión, pero por alguna extraña razón no deseaba manejar; tal vez por si necesitaba usar sus pistolas y deshacerse de algún monstruo agresivo que volaba, el cual pudiese atravesarse en el campo aéreo.
De repente la situación cambió para bien. Su compañera momentánea entró en escena, lo que le causó más que simple estupor. Su propio rostro se llenó de rebosante curiosidad, volteando este para ver qué sucedió con los rehenes. No había ninguno, eran ellas dos contra los bandidos restantes. Entonces, sin volver a titubear, aceptó firmemente la mano de ella; así fue como se pudo levantar sin ningún problema —Gracias —aunque estaba verdaderamente agradecida, algo fácil de detectar en el tono de su voz, una elipse de curiosidad se fugó en su palabra.
Mientras la otra chica se ocupaba del bandido, ella misma fue directo a recoger sus pistolas. Luego viró el rostro, para ver si su acompañante había acabado con el bandido. Pero no fue así. Lo más curioso del asunto no se trataba de eso, sino que ya no estaba el líder de los bandidos. ¿Cuándo se había marchado? Como si hubiese sido un tornado, que pasa y arrasa rápido con todo, esa persona ya no estaba. Ataraxia escuchó una escotilla chocar contra algo igual de sólido. La gunner alzó la mirada y vio que una compuerta del techo del vagón estaba abierta, exactamente donde estuvo sentado el líder de los bandidos.
¡Bingo!
Tomó de la mano a la chica y la arrastró consigo, dejando atrás al bandido, para así escalar hacia el exterior a través de la escotilla mágica. Llegó al techo del vagón, donde se avistaba una escena curiosa: había un vehículo volador que podía transportar hasta un máximo de tres individuos, y precisamente el líder se estaba metiendo ahí para huir —¡Hey! —rugió Ataraxia, provocando que el líder volteara. En un rápido movimiento soltó la mano de la chica, y después le atinó dos balas en la frente, eliminándolo del juego. Qué cobarde. Mientras, el último bandido se reía en el suelo del vagón; esto generó el brote de una vena en la frente de Ataraxia, quien también le atacó con varias balas, acabándolo.
No era sangre fría, simplemente se trataba de un juego y esos eran players o programas —además, la misión planteaba que no importaba cómo debían ser detenidos los bandidos—. En el caso de ser players, iban a volver al punto de partida, como rookies; eso les enseñaría una lección. Si eran programas, no pasaba nada.
—Vamos —guardó las pistolas, apenas mirando a la chica. Mágicamente corrieron con suerte. Quién iba a decir que otro transporte estaba sobre sus narices. En fin. Ataraxia se internó en el vehículo, de copiloto—. Tú manejas —quizá no había hecho mucho por esta misión, pero por alguna extraña razón no deseaba manejar; tal vez por si necesitaba usar sus pistolas y deshacerse de algún monstruo agresivo que volaba, el cual pudiese atravesarse en el campo aéreo.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Anya no pensó que llegase el día en el que un sonrojo adornara sus pálidas mejillas.
Sintió el contacto de su compañera —que en otro momento y en otro lugar habría rechazado rápidamente— y no se quejó, incluso permaneció muy callada cuando prácticamente fue arrastrada por la escotilla hasta la parte superior del vagón, donde después de que el toque cálido de la mano de la pelirosa desapareciera —muy a su pesar, por cierto— el bandido lo hizo por igual. Un Game Over sin problemas. Anya le dedicó una mínima sonrisa a su compañera, y observó el automóvil.
No podía ser. ¿O si?
Chocó sus dedos índices uno con otro, y retrocedió un paso.
— ¿Eh...? — para cuando giró el rostro, Goldie ya estaba sobre el transporte, esperándola. — Y-yo... — ¿y qué iba a decirle? "¿soy una cobarde y no puedo manejar vehículos que no estén conectados a cables?" se mordió la lengua, y de un brinco se colocó en el asiento principal. Se acomodó la bufanda al cuello, tratando de que su propio cabello azabache cubriera sus mejillas. — Sujétate bien, Goldie. — murmuró simplemente, antes de arrancar.
Sintió el contacto de su compañera —que en otro momento y en otro lugar habría rechazado rápidamente— y no se quejó, incluso permaneció muy callada cuando prácticamente fue arrastrada por la escotilla hasta la parte superior del vagón, donde después de que el toque cálido de la mano de la pelirosa desapareciera —muy a su pesar, por cierto— el bandido lo hizo por igual. Un Game Over sin problemas. Anya le dedicó una mínima sonrisa a su compañera, y observó el automóvil.
No podía ser. ¿O si?
Chocó sus dedos índices uno con otro, y retrocedió un paso.
— ¿Eh...? — para cuando giró el rostro, Goldie ya estaba sobre el transporte, esperándola. — Y-yo... — ¿y qué iba a decirle? "¿soy una cobarde y no puedo manejar vehículos que no estén conectados a cables?" se mordió la lengua, y de un brinco se colocó en el asiento principal. Se acomodó la bufanda al cuello, tratando de que su propio cabello azabache cubriera sus mejillas. — Sujétate bien, Goldie. — murmuró simplemente, antes de arrancar.
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
Sin noción de las expresiones tímidas de la chica, Ataraxia siguió en su mundo, esperando a que ella encendiera el vehículo y lo pusiera a marchar a toda velocidad. Puso las manos sobre el panel del copiloto, a medida que su acompañante encendía la máquina. De inmediato se encendió la computadora del vehículo, en la cual apreció como el mapa hecho a la antigua, aunque proyectado en una pantalla tecnológicamente avanzada para el ambiente en donde se encontraban, mostraba que el pueblo estaba cerca. Aparentemente, sería inminente que el tren se desintegrara en la estación del pueblo, causando caos como habían predicho los bandidos. Al menos ya los rehenes estaban a salvo; algo que apreció perfectamente al mover el rostro hacia el ventanal, porque algunos estaban sobre la moto y otros sobre la tabla voladora, surcando tranquilamente el desierto lejos del tren. Y ambas también saldrían bien de esta.
—No te preocupes, siempre estoy lista —le sonrió. Aún así, lo mejor era colocarse el cinturón de seguridad por si acaso sucedía algo imprevisto. Así que lo hizo. Aún con la sonrisa pintada en el rostro, también se tomó la molestia de pasar la mano por encima de los brazos de la chica, tomar el cinturón de seguridad del piloto y ponérselo a su acompañante. Luego, se apretó un poco contra la puerta que estaba cerca de sí, para abrir la ventana del copiloto y así darle la bienvenida a una deliciosa brisa que se arremolinaba en sus mejillas rosáceas—. Ah~ Al fin todo terminó. Solo tienes que ir derecho. Creo que está de más decir que el pueblo está al frente —desvió el rostro al frente, aún sonriendo con suma calma. Se atrevió a subir los pies, cruzándolos, sobre el panel que mostraba el mapa, denotando cuán relajada se encontraba—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? —parpadeó varias veces, rebosante de curiosidad, al mirar el rostro ajeno. Era un tanto loco preguntar algo así después de pasar, tal vez una hora, batallando en el mismo lado; pero ahora tenían tiempo suficiente para hablar de lo que sea.
—No te preocupes, siempre estoy lista —le sonrió. Aún así, lo mejor era colocarse el cinturón de seguridad por si acaso sucedía algo imprevisto. Así que lo hizo. Aún con la sonrisa pintada en el rostro, también se tomó la molestia de pasar la mano por encima de los brazos de la chica, tomar el cinturón de seguridad del piloto y ponérselo a su acompañante. Luego, se apretó un poco contra la puerta que estaba cerca de sí, para abrir la ventana del copiloto y así darle la bienvenida a una deliciosa brisa que se arremolinaba en sus mejillas rosáceas—. Ah~ Al fin todo terminó. Solo tienes que ir derecho. Creo que está de más decir que el pueblo está al frente —desvió el rostro al frente, aún sonriendo con suma calma. Se atrevió a subir los pies, cruzándolos, sobre el panel que mostraba el mapa, denotando cuán relajada se encontraba—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre? —parpadeó varias veces, rebosante de curiosidad, al mirar el rostro ajeno. Era un tanto loco preguntar algo así después de pasar, tal vez una hora, batallando en el mismo lado; pero ahora tenían tiempo suficiente para hablar de lo que sea.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
Las manos le temblaban.
Y las piernas.
Y el corazón le daba vueltas.
Por que de repente ella estaba muy cerca acomodándole el cinturón, y Anya solo quería cerrar los ojos y no ser el objeto de burla de sus compañeros de Shadow Gear. Ella, el soldado perfecto de cara alargada y pocos amigos se dejaba intimidar por el contacto físico con una chica salida de quién-sabe-dónde. La pelinegra suspiró, y tomó el volante con fuerza. — Anya. — respondió simplemente, pero pensó que probablemente la chica se refería a su nombre entero, así que parpadeó varias veces y puso el auto en marcha, tratando de tragarse el temor o nerviosismo —Anya no sabía lo que era, y no quería descubrirlo— para no girar en un camino equivocado y llevarlas a la muerte misma.
Se aclaró la garganta, tratando de parecer normal.
— ¿Y el tuyo? — preguntó, no sólo por ser cortés, pero realmente le agradaba Goldie.
Siguió con el camino, revisando uno de los espejos del vehículo de vez en cuando, solo para asegurarse que ellas estuviesen solas, y ningún bandido las atacase por sorpresa.
Y las piernas.
Y el corazón le daba vueltas.
Por que de repente ella estaba muy cerca acomodándole el cinturón, y Anya solo quería cerrar los ojos y no ser el objeto de burla de sus compañeros de Shadow Gear. Ella, el soldado perfecto de cara alargada y pocos amigos se dejaba intimidar por el contacto físico con una chica salida de quién-sabe-dónde. La pelinegra suspiró, y tomó el volante con fuerza. — Anya. — respondió simplemente, pero pensó que probablemente la chica se refería a su nombre entero, así que parpadeó varias veces y puso el auto en marcha, tratando de tragarse el temor o nerviosismo —Anya no sabía lo que era, y no quería descubrirlo— para no girar en un camino equivocado y llevarlas a la muerte misma.
Se aclaró la garganta, tratando de parecer normal.
— ¿Y el tuyo? — preguntó, no sólo por ser cortés, pero realmente le agradaba Goldie.
Siguió con el camino, revisando uno de los espejos del vehículo de vez en cuando, solo para asegurarse que ellas estuviesen solas, y ningún bandido las atacase por sorpresa.
Invitado- Invitado
Re: Outrageous
«Anya»
Curioso nombre, nada común. Este le hizo sonreír ampliamente, quién sabe exactamente porqué. Creía que se trataba por su poca interacción con otras personas en cuanto al ámbito de misiones, porque usualmente trabaja en solitario. Pero ahora que tuvo una compañera momentánea, alguien bastante capaz, le pareció algo inusual y a la vez interesante —Nombre interesante el que tienes —confesó. Tampoco iba a quedarse con ese pensamiento. Era mejor decirlo, a fin de cuentas ella le ayudó demasiado y, prácticamente, estaba en deuda. Un cumplido no estaba mal.
Echó un vistazo a los espejos laterales para resolver alguna duda, por si algo o alguien no les perseguían. Efectivamente nada sucedía. Parecía que estaban a salvo. Luego, sus ojos azulinos se desviaron al frente, mezclándose con el azul del cielo. Sin lugar a dudas, una hermosa vista —Ataraxia. Es un placer, Anya —dijo con voz dulce—. Debo admitir que eres impresionante, en especial por tu velocidad —volvió a depositar sus ojos claros sobre la fisonomía de la chica, inconsciente de lo que sucedía con su acompañante. Había muchas cosas que deseaba preguntar, sin embargo y a medida que se desplazaban más sobre el aire, se percató de algo. Inmediatamente abrió por completo la ventana y sacó la cabeza, dejando caer el brazo contra la puerta metálica—. Falta poco... Hey, hey~ ¡Aprieta el acelerador! —rió como una chiquilla, aunque guardando la compostura. Sus ojos brillantes, que titilaban sin descanso, mostraban cuán ansiosa estaba de llegar lo más antes posible y ayudar a los rehenes, quienes también se acercaban a pasos agigantados al pueblo.
Curioso nombre, nada común. Este le hizo sonreír ampliamente, quién sabe exactamente porqué. Creía que se trataba por su poca interacción con otras personas en cuanto al ámbito de misiones, porque usualmente trabaja en solitario. Pero ahora que tuvo una compañera momentánea, alguien bastante capaz, le pareció algo inusual y a la vez interesante —Nombre interesante el que tienes —confesó. Tampoco iba a quedarse con ese pensamiento. Era mejor decirlo, a fin de cuentas ella le ayudó demasiado y, prácticamente, estaba en deuda. Un cumplido no estaba mal.
Echó un vistazo a los espejos laterales para resolver alguna duda, por si algo o alguien no les perseguían. Efectivamente nada sucedía. Parecía que estaban a salvo. Luego, sus ojos azulinos se desviaron al frente, mezclándose con el azul del cielo. Sin lugar a dudas, una hermosa vista —Ataraxia. Es un placer, Anya —dijo con voz dulce—. Debo admitir que eres impresionante, en especial por tu velocidad —volvió a depositar sus ojos claros sobre la fisonomía de la chica, inconsciente de lo que sucedía con su acompañante. Había muchas cosas que deseaba preguntar, sin embargo y a medida que se desplazaban más sobre el aire, se percató de algo. Inmediatamente abrió por completo la ventana y sacó la cabeza, dejando caer el brazo contra la puerta metálica—. Falta poco... Hey, hey~ ¡Aprieta el acelerador! —rió como una chiquilla, aunque guardando la compostura. Sus ojos brillantes, que titilaban sin descanso, mostraban cuán ansiosa estaba de llegar lo más antes posible y ayudar a los rehenes, quienes también se acercaban a pasos agigantados al pueblo.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Re: Outrageous
El vehículo aceleró tanto que por fin llegaron al pueblo. Ahí, una vez que ha descendido de la nave, Ataraxia ayudó a los rehenes a acomodarse en el pueblo. Las caras de las personas afectadas habían adquirido un color totalmente diferente al de hace unos minutos atrás: ahora estaba más que vivos, con un durazno dulzón adornándoles las mejillas, en vez de labios pálidos y mirada perdida. Muy a pesar de que experimentaron tal infortunio, agradecían una y otra vez a las chicas por su gran hazaña. Ataraxia simplemente sonreía feliz, embargándole una serenidad indescriptible.
Fue una misión divertida, no obstante, toda esa euforia llegaba a su final. Los rehenes se dispersaron en ese pueblo, tomando rutas diferentes para trasladarse a sus lugares de origen o simplemente para hacer negocios ahí. Lo que fuera, pronto olvidarían el mal sabor en sus bocas, y para la gunner —como, tal vez, para Anya también— lo dejaría de lado antes que los afectados.
Buscó la recompensa, repartiéndola con Anya —Fue un placer trabajar contigo —estiró la mano, dándole un apretón a la ajena. Era una especie de agradecimiento porque la pelinegra intervino—. Estoy segura que nos volveremos a ver. Au revoir~ —soltando la mano ajena, con los dedos índice y anular de la mano diestra, hizo una seña de despedida (casi como si fuera un saludo militar) en son juguetón y guiñando el ojo derecho. Y, tomando la patineta voladora, la unió a su motocicleta modificada. Se montó en el vehículo, y así fue como desapareció en las arenas de Badsarth. Tenía otros asuntos, igual de importantes, que atender.
Fue una misión divertida, no obstante, toda esa euforia llegaba a su final. Los rehenes se dispersaron en ese pueblo, tomando rutas diferentes para trasladarse a sus lugares de origen o simplemente para hacer negocios ahí. Lo que fuera, pronto olvidarían el mal sabor en sus bocas, y para la gunner —como, tal vez, para Anya también— lo dejaría de lado antes que los afectados.
Buscó la recompensa, repartiéndola con Anya —Fue un placer trabajar contigo —estiró la mano, dándole un apretón a la ajena. Era una especie de agradecimiento porque la pelinegra intervino—. Estoy segura que nos volveremos a ver. Au revoir~ —soltando la mano ajena, con los dedos índice y anular de la mano diestra, hizo una seña de despedida (casi como si fuera un saludo militar) en son juguetón y guiñando el ojo derecho. Y, tomando la patineta voladora, la unió a su motocicleta modificada. Se montó en el vehículo, y así fue como desapareció en las arenas de Badsarth. Tenía otros asuntos, igual de importantes, que atender.
Ataraxia- Player
- Mensajes : 136
Character Info
Nivel: 9
Experiencia:
(5810/5812)
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.