WARNING!
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aeon :: Offline :: Trash Can :: The Stream
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WARNING!
Un plácido lugar para encontrar tesoros en la basura galáctica en The Stream. Ahí se encontraba Christina investigando la sórdida forma de una roca espacial de seis metros de alto por ocho metros de ancho. ¿Qué guardaría esta forma y sus hermanas que circundaban alrededor de la player? Su curiosidad siempre le orillaba a realizar los trabajos más extraños que se publicaban en Regalia, aunque en este caso no era tan singular como su última faena, en donde tuvo que investigar a un peligroso culto en Lorie que le rendían plegarias a un dios, el cual resultó ser una simple gallina rodeaba de freaks con problemas mentales.
Ahora, con los pies aferrados —gracias a agujas implantadas en éste— sobre la superficie desigual, sus manos enguantadas taladraban con una herramienta que le permitía penetrar la roca, cual topo, aquel ser de proporciones increíbles. Según su cliente, deseaba encontrar una rara gema preciosa de color violáceo que se podía encontrar en los asteroides, y cuyas propiedades consistían en aumentar al quíntuple los estatus. Muy bonita la misión, claro, si le hubiesen dado más información, y es que su cliente ni siquiera sabía si era cierto o no. Qué más daba. Terminó por acceder con la única condición de que si no encontraba nada, igual le pagarían la cantidad módica. Sellado el trato, aún la persona que le encargó dicho trabajo rogaba fervientemente que encontrase algo, después de todo Haptism era una de las mejores cazatesoros —o quién sabe qué exactamente se consideraba ella— en Regalia y aeon.
Se escuchaba el sonido molesto del taladro, el cual levantaba polvo. Christina detuvo la máquina, dispersando el humo con la mano libre, para así apreciar cómo iba. No, aún no habían indicios de alguna gema descrita por su cliente. Rayos. Sentía que en parte perdía su tiempo, porque éste era el quinto asteroide que perforaba; pero por otra lado, necesitaba el dinero.
En soledad, volvió a apretar el botón que permitía que la hoja en espiral de la herramienta se pusiera en movimiento y siguiera descendiendo hacia el centro de la roca gigante por acción de la mano de la jugadora.
Boom!
Escuchó una explosión a sus espaldas, que provocó que se detuviera inmediatamente porque el efecto le aplastó contra el asteroide, el cual se movía rápidamente hacia una estación espacial donde más players transitaban. Apenas se encajó la herramienta en el pecho, generalmente una molestia increíble.
«¿Qué diablos?»
Con malestar, volvió la vista protegida por unas gafas semitransparentes de color naranja al punto donde supuestamente ocurrió la explosión. ¿Acaso era una batalla entre jugadores o algo parecido? ¿O monstruos habían penetrado esa zona? Ninguna de las dos. Sus ojos se abrieron de par en par cuando apreció que de un hoyo negro minúsculo, tal vez una distorsión del sistema, surgían criaturas diminutas de dos patas con apariencia difusa y color negra. Sus rostros sonrientes también fueron descritos por ella como traviesos en todo su esplendor y de un tinte maquiavélico, gatillaron algo en Haptism.
«Virus.»
Cuando se encontró con el pronto e inminente choque entre el asteroide y la colosal estación, dio un salto para alejarse y no sufrir más daño. Un mar de caos se presentó en aquella estructura ligeramente destruida, afectada por la roca que Haptism taladró. Con el polvo estelar danzando lentamente gracias a la gravedad cero, algunos jugadores yacían en el suelo debilitados. Inmediatamente los virus comenzaron a atacar a los jugadores, tratando de corromperlos, mientras ella era olvidaba por esas criaturas cuando cayó suavemente en otro asteroide cercano.
Ahora, con los pies aferrados —gracias a agujas implantadas en éste— sobre la superficie desigual, sus manos enguantadas taladraban con una herramienta que le permitía penetrar la roca, cual topo, aquel ser de proporciones increíbles. Según su cliente, deseaba encontrar una rara gema preciosa de color violáceo que se podía encontrar en los asteroides, y cuyas propiedades consistían en aumentar al quíntuple los estatus. Muy bonita la misión, claro, si le hubiesen dado más información, y es que su cliente ni siquiera sabía si era cierto o no. Qué más daba. Terminó por acceder con la única condición de que si no encontraba nada, igual le pagarían la cantidad módica. Sellado el trato, aún la persona que le encargó dicho trabajo rogaba fervientemente que encontrase algo, después de todo Haptism era una de las mejores cazatesoros —o quién sabe qué exactamente se consideraba ella— en Regalia y aeon.
Se escuchaba el sonido molesto del taladro, el cual levantaba polvo. Christina detuvo la máquina, dispersando el humo con la mano libre, para así apreciar cómo iba. No, aún no habían indicios de alguna gema descrita por su cliente. Rayos. Sentía que en parte perdía su tiempo, porque éste era el quinto asteroide que perforaba; pero por otra lado, necesitaba el dinero.
En soledad, volvió a apretar el botón que permitía que la hoja en espiral de la herramienta se pusiera en movimiento y siguiera descendiendo hacia el centro de la roca gigante por acción de la mano de la jugadora.
Boom!
Escuchó una explosión a sus espaldas, que provocó que se detuviera inmediatamente porque el efecto le aplastó contra el asteroide, el cual se movía rápidamente hacia una estación espacial donde más players transitaban. Apenas se encajó la herramienta en el pecho, generalmente una molestia increíble.
«¿Qué diablos?»
Con malestar, volvió la vista protegida por unas gafas semitransparentes de color naranja al punto donde supuestamente ocurrió la explosión. ¿Acaso era una batalla entre jugadores o algo parecido? ¿O monstruos habían penetrado esa zona? Ninguna de las dos. Sus ojos se abrieron de par en par cuando apreció que de un hoyo negro minúsculo, tal vez una distorsión del sistema, surgían criaturas diminutas de dos patas con apariencia difusa y color negra. Sus rostros sonrientes también fueron descritos por ella como traviesos en todo su esplendor y de un tinte maquiavélico, gatillaron algo en Haptism.
«Virus.»
Cuando se encontró con el pronto e inminente choque entre el asteroide y la colosal estación, dio un salto para alejarse y no sufrir más daño. Un mar de caos se presentó en aquella estructura ligeramente destruida, afectada por la roca que Haptism taladró. Con el polvo estelar danzando lentamente gracias a la gravedad cero, algunos jugadores yacían en el suelo debilitados. Inmediatamente los virus comenzaron a atacar a los jugadores, tratando de corromperlos, mientras ella era olvidaba por esas criaturas cuando cayó suavemente en otro asteroide cercano.
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
A Minuet no le gustaba The Stream. Sin duda, no era el método más conveniente de transporte, y en su opinión eso atraía a los que no tenían nada que hacer, o los que no tenían idea de como manejarse en Aeon. Junto con ellos venían jugadores que buscaban dinero fácil ejecutando alguna estafa, y por qué no, algún virus en busca de presa. Sin embargo, allí se encontraba Minuet, corriendo sobre la superficie de un asteroide y preparándose para saltar a uno vecino, todo mientras unas náuseas insoportables lo aquejaban. «Maldito Sistema.», dijo para sus adentros. Lamentablemente, el Sistema solía comunicarse con el flamante Programa por medio de señales que, aunque no dejaban de ser virtuales, se manifestaban en él como los reclamos de su cuerpo. La causa de su dolor parecía ser, esta vez, una suerte de foco de infección de virus en una zona llena de asteroides de The Stream.
Tenía bastante claro que su función, a diferencia de otros programas, no era combatir a los virus. De hecho, era uno de los Programas con mayor autonomía. Pero esta vez, Sistema se había tomado la libertad de indicarle dónde debía estar. Un pequeño empujón en la forma de malestar estomacal. Y Minuet confiaba en Sistema. O deseaba hacerlo, ya que hasta ese momento no había logrado obtener un solo punto de experiencia en Aeon, prueba de lo mal que se le daba la interacción con humanos. Por alguna ironía del programador, su psiquis exquisitamente calculada no era del agrado de la mayoría de los jugadores. Bastaba ver el breve historial de juego de Minuet para comprender que las relaciones interpersonales no se cimientan en algoritmos. Todo lo contrario: los jugadores parecían gravitar alrededor de las IAs estúpidamente simples.
Pero Sistema había decidido ayudarlo. Quizás. Existía la posibilidad de que lisa y llanamente no diera abasto con la cantidad de infecciones virales en la red y recurriera a él como solución de emergencia. De cualquier forma daba igual. La oportunidad estaba ahí y era su deber sacarle todo el provecho que pudiera. Su reflexión fue interrumpida por un estallido lejano, que parecía venir de la dirección en la que se dirigía. Apuró el paso y saltó a otro asteroide. Ahora vislumbraba el origen de la explosión. La mismísima trama de la realidad parecía haberse roto en un punto negro como el carbón. Y, cerca de aquella anomalía, una estación espacial con un asteroide incrustado se movía en dirección incierta.
Minuet se detuvo a tiempo para no pisar a una joven que yacía en el asteroide. No parecía lastimada, pero no haría daño preguntar. ¿Estaría allí por la misma razón que él, o sería una melancólica disfrutando del paisaje estelar? Tenía polvo encima, por lo cual podría haber estado trabajando en algún asteroide. Podría ser la consecuencia también de su caída.
—¿Estás bien? — preguntó. —Salvo que tengas ganas de enfrentarte a lo que sea que esté causando problemas, te recomiendo que huyas.
Las náuseas habían desaparecido por completo.
Tenía bastante claro que su función, a diferencia de otros programas, no era combatir a los virus. De hecho, era uno de los Programas con mayor autonomía. Pero esta vez, Sistema se había tomado la libertad de indicarle dónde debía estar. Un pequeño empujón en la forma de malestar estomacal. Y Minuet confiaba en Sistema. O deseaba hacerlo, ya que hasta ese momento no había logrado obtener un solo punto de experiencia en Aeon, prueba de lo mal que se le daba la interacción con humanos. Por alguna ironía del programador, su psiquis exquisitamente calculada no era del agrado de la mayoría de los jugadores. Bastaba ver el breve historial de juego de Minuet para comprender que las relaciones interpersonales no se cimientan en algoritmos. Todo lo contrario: los jugadores parecían gravitar alrededor de las IAs estúpidamente simples.
Pero Sistema había decidido ayudarlo. Quizás. Existía la posibilidad de que lisa y llanamente no diera abasto con la cantidad de infecciones virales en la red y recurriera a él como solución de emergencia. De cualquier forma daba igual. La oportunidad estaba ahí y era su deber sacarle todo el provecho que pudiera. Su reflexión fue interrumpida por un estallido lejano, que parecía venir de la dirección en la que se dirigía. Apuró el paso y saltó a otro asteroide. Ahora vislumbraba el origen de la explosión. La mismísima trama de la realidad parecía haberse roto en un punto negro como el carbón. Y, cerca de aquella anomalía, una estación espacial con un asteroide incrustado se movía en dirección incierta.
Minuet se detuvo a tiempo para no pisar a una joven que yacía en el asteroide. No parecía lastimada, pero no haría daño preguntar. ¿Estaría allí por la misma razón que él, o sería una melancólica disfrutando del paisaje estelar? Tenía polvo encima, por lo cual podría haber estado trabajando en algún asteroide. Podría ser la consecuencia también de su caída.
—¿Estás bien? — preguntó. —Salvo que tengas ganas de enfrentarte a lo que sea que esté causando problemas, te recomiendo que huyas.
Las náuseas habían desaparecido por completo.
Minuet- Program
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Re: WARNING!
Chasqueó los labios en disgusto. En su misión no figuraba ayudar a aquellos que lo necesitaban si aparecía un virus. No obstante, lo debía hacer por cuestiones de moral, no de ética. Y por ese mismo código bien formado, fue capaz de responderle al chico, cuya presencia se percató cuando él habló —¿Estás loco? —le lanzó una mirada incisiva—. Todo el Sistema está en peligro si no se les detiene ahora mismo —por mucho que su rostro angelical siempre le acompañara incluso cuando no le echaba un vistazo agradable a algo o alguien, sus palabras serían algo rudas en el momento debido.
—¿Vas a ayudar? ¿O te quedas ahí? —inquirió, desviando el rostro determinado hacia el caos emitido por los virus—. Cualquiera de las dos, simplemente no seas un estorbo. —Muy poco le importaba tomar en consideración los sentimientos del chico, o ponerse en sus zapatos, o incluso lo que él llegase a pensar de ella. Ahora mismo se trataba, como algo que tenía entre ceja y ceja, detener a los malhechores.
Haptism flexionó las rodillas en la superficie del asteroide, y consecuentemente se impulsó rápidamente hacia la estación espacial. En un abrir y cerrar de ojos cayó firmemente de pie en el revelado lobby por el impacto de la otra roca de aquella edificación gigantesca.
Incapaz de observar muy bien entre la nube de humo, automáticamente savior hizo aparecer los lentes naranjas especiales que le permitían observar perfectamente las auras de los jugadores y otras entidades. Agradeciendo mentalmente a la IA que residía en su ojo izquierdo, siendo ésta la manera en cómo se generalmente se comunicaba, savior le escuchó. Lejos de ella, tal vez a 200 metros, pudo apreciar a varios virus luchando con tres jugadores.
Inició una carrera hacia aquel evento, y mientras se acercaba entusiasmadamente, su cuerpo comenzó a vibrar, generándose una imagen difusa como de interferencia o si hubiese algo andando mal en la base de datos de su avatar, ejecutó uno de sus ataques peculiares de songstress. De su cuerpo se despidieron ondas expansivas, seguidas de un ruido de engranajes, que ocasionaron una ralentización de los 5 sentidos y la capacidad de movimientos de los virus cercanos a los jugadores. No obstante, esto no impidió que un ataque en camino por parte de un virus de ojos carmesí afectara a los tres jugadores, ocasionándole un log out automático, y tal vez con una corrupción en su visor. «Estos virus son resistentes.»
—¿Vas a ayudar? ¿O te quedas ahí? —inquirió, desviando el rostro determinado hacia el caos emitido por los virus—. Cualquiera de las dos, simplemente no seas un estorbo. —Muy poco le importaba tomar en consideración los sentimientos del chico, o ponerse en sus zapatos, o incluso lo que él llegase a pensar de ella. Ahora mismo se trataba, como algo que tenía entre ceja y ceja, detener a los malhechores.
Haptism flexionó las rodillas en la superficie del asteroide, y consecuentemente se impulsó rápidamente hacia la estación espacial. En un abrir y cerrar de ojos cayó firmemente de pie en el revelado lobby por el impacto de la otra roca de aquella edificación gigantesca.
Incapaz de observar muy bien entre la nube de humo, automáticamente savior hizo aparecer los lentes naranjas especiales que le permitían observar perfectamente las auras de los jugadores y otras entidades. Agradeciendo mentalmente a la IA que residía en su ojo izquierdo, siendo ésta la manera en cómo se generalmente se comunicaba, savior le escuchó. Lejos de ella, tal vez a 200 metros, pudo apreciar a varios virus luchando con tres jugadores.
Inició una carrera hacia aquel evento, y mientras se acercaba entusiasmadamente, su cuerpo comenzó a vibrar, generándose una imagen difusa como de interferencia o si hubiese algo andando mal en la base de datos de su avatar, ejecutó uno de sus ataques peculiares de songstress. De su cuerpo se despidieron ondas expansivas, seguidas de un ruido de engranajes, que ocasionaron una ralentización de los 5 sentidos y la capacidad de movimientos de los virus cercanos a los jugadores. No obstante, esto no impidió que un ataque en camino por parte de un virus de ojos carmesí afectara a los tres jugadores, ocasionándole un log out automático, y tal vez con una corrupción en su visor. «Estos virus son resistentes.»
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
Minuet no tenía otra opción. Por más que hubiese querido retirarse (y nada estaba mas lejos de la realidad), no podría perdonarse dejar pasar una oportunidad así. No necesitaba siquiera que Sistema le diera algún tipo de recompensa. Él mismo no soportaría la vergüenza de abandonar así a alguien que necesitaba su ayuda.
—Voy a ayudar. Si los virus causaron este desastre — dijo, señalando a la estación con un asteroide incrustado — no creo que puedas detenerlos tú sola.
Pero Haptism ya se había ido, sin esperar la respuesta. A decir verdad, no tenía idea de las capacidades de combate de la chica, pero sí confiaba en las suyas. Se preguntó que le deparaba aquella estación, que despedía polvo de asteroide y humo de la zona dañada por el impacto. A esa distancia, no podía distinguir nada, y sabía que podía ser peligroso. Los virus, como cualquier falla en Aeon, eran altamente inestables e impredecibles, y eso podía ser fatal para un programa. Incluso la salud de los jugadores corría riesgo. Algunos virus eran capaces de dañar las terminales del juego, provocando daños neuronales en los cerebros de los que estaban conectados. Sin embargo, la distorsión sólo había provocado efectos dentro de lo que era considerado "posible" en el mundo de Aeon. Minuet asumió que, mientras la anomalía no se manifestara de forma más grave, como por ejemplo con un agujero negro enorme o con fallas a escala global, no corría un riesgo demasiado grande.
—Silpheed—susurró, y saltó en dirección al lobby, impulsado por una corriente de aire que en ese ambiente de gravedad baja se sentía mucho más potente. Desenvainó su espada en el aire y cuando finalmente puso pie en la estación, se dio cuenta de que no podía ver mucho gracias al humo. Sintió detrás de él un ruido extraño y creyó distinguir la figura de la jugadora. Intuyó que aquel sonido provenía de ella y que era algún tipo de habilidad especial. De repente, una mano completamente negra trató de agarrarlo con cómica lentitud, pero con un movimiento rápido de su espada bloqueó el golpe y cortó ese brazo. Un polvo negro cayó al suelo. Aprovechando la oportunidad, Minuet atacó. Asestó uno, dos, tres golpes, y el cuarto sólo se encontró con aire. Miró a sus pies y vio una pequeña montaña de polvo negro: el único resto del virus que había intentado corromperlo. Pero no era prudente quedarse allí con la visibilidad tan reducida. Se alejó hacia atrás, hacia la fuente de sonido que suponía era la chica.
—No veo absolutamente nada— le dijo. — Sin embargo, estos virus no parecen muy potentes. Deberíamos encontrar alguna manera de despejar la zona para evaluar nuestras posibilidades con más información.
—Voy a ayudar. Si los virus causaron este desastre — dijo, señalando a la estación con un asteroide incrustado — no creo que puedas detenerlos tú sola.
Pero Haptism ya se había ido, sin esperar la respuesta. A decir verdad, no tenía idea de las capacidades de combate de la chica, pero sí confiaba en las suyas. Se preguntó que le deparaba aquella estación, que despedía polvo de asteroide y humo de la zona dañada por el impacto. A esa distancia, no podía distinguir nada, y sabía que podía ser peligroso. Los virus, como cualquier falla en Aeon, eran altamente inestables e impredecibles, y eso podía ser fatal para un programa. Incluso la salud de los jugadores corría riesgo. Algunos virus eran capaces de dañar las terminales del juego, provocando daños neuronales en los cerebros de los que estaban conectados. Sin embargo, la distorsión sólo había provocado efectos dentro de lo que era considerado "posible" en el mundo de Aeon. Minuet asumió que, mientras la anomalía no se manifestara de forma más grave, como por ejemplo con un agujero negro enorme o con fallas a escala global, no corría un riesgo demasiado grande.
—Silpheed—susurró, y saltó en dirección al lobby, impulsado por una corriente de aire que en ese ambiente de gravedad baja se sentía mucho más potente. Desenvainó su espada en el aire y cuando finalmente puso pie en la estación, se dio cuenta de que no podía ver mucho gracias al humo. Sintió detrás de él un ruido extraño y creyó distinguir la figura de la jugadora. Intuyó que aquel sonido provenía de ella y que era algún tipo de habilidad especial. De repente, una mano completamente negra trató de agarrarlo con cómica lentitud, pero con un movimiento rápido de su espada bloqueó el golpe y cortó ese brazo. Un polvo negro cayó al suelo. Aprovechando la oportunidad, Minuet atacó. Asestó uno, dos, tres golpes, y el cuarto sólo se encontró con aire. Miró a sus pies y vio una pequeña montaña de polvo negro: el único resto del virus que había intentado corromperlo. Pero no era prudente quedarse allí con la visibilidad tan reducida. Se alejó hacia atrás, hacia la fuente de sonido que suponía era la chica.
—No veo absolutamente nada— le dijo. — Sin embargo, estos virus no parecen muy potentes. Deberíamos encontrar alguna manera de despejar la zona para evaluar nuestras posibilidades con más información.
Minuet- Program
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Re: WARNING!
El sonido vibrante de una espada asestando contra algo le hizo desviar el rostro hacia un lado. Se encontró con el mismo chico de cabellos fuego que le había hablado. Él había eliminado un virus, reduciéndolo a una montañita de polvo oscuro, casi como el que se encontraba en las entrañas estelares de The Stream. Entonces, parecía que, aún afectados por la habilidad de ella misma, podían moverse ridículamente; pero luego no representaba un peligro para el sistema aún en esa forma descubierta, triste y desolada: polvo.
«Resistentes, sí. ¿Estupidez producida por mis habilidades? Check. Lo mejor del caso: no son peligro alguno después de neutralizarlos. En otras palabras, no existen masa virulenta luego.»
—No lo son porque alteré sus parámetros —sonrió de medio lado, confianzudamente. Viendo que él sería de gran ayuda, entonces decidió aliarse en silencio con el joven—. Confía en mí, yo te guiaré para que puedas acabarlos —aumentó la visión gracias a sus gafas, para así apreciar que a cierta cantidad de pasos se encontraban dos virus más—. ¡Da 20 pasos y al instante tendrás un virus a la izquierda y otro a la derecha! —le ordenó.
Supo que esas criaturas estaban mermando sus habilidades, así que ejecutó otra explosión sónica proveniente de su cuerpo que solo afectó a los virus a la redonda de 200 metros, causándoles vértigo.
«Resistentes, sí. ¿Estupidez producida por mis habilidades? Check. Lo mejor del caso: no son peligro alguno después de neutralizarlos. En otras palabras, no existen masa virulenta luego.»
—No lo son porque alteré sus parámetros —sonrió de medio lado, confianzudamente. Viendo que él sería de gran ayuda, entonces decidió aliarse en silencio con el joven—. Confía en mí, yo te guiaré para que puedas acabarlos —aumentó la visión gracias a sus gafas, para así apreciar que a cierta cantidad de pasos se encontraban dos virus más—. ¡Da 20 pasos y al instante tendrás un virus a la izquierda y otro a la derecha! —le ordenó.
Supo que esas criaturas estaban mermando sus habilidades, así que ejecutó otra explosión sónica proveniente de su cuerpo que solo afectó a los virus a la redonda de 200 metros, causándoles vértigo.
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
«Que habilidad tan interesante», pensó Minuet. En verdad lo era: la capacidad de dificultarle el movimiento al enemigo mediante vibraciones sonoras estaba muy lejos de lo que el Knight consideraba como la manera normal de combatir. Sus propias habilidades estaban enfocadas en mejorar su propia capacidad de combate. Al enemigo lo derrotaba con el certero movimiento de su espada. Su técnica era más simple y más compleja. Simple, en cuanto a que al atacar sólo debía preocuparse por una cosa: donde estaba la filosa pieza de metal que le servía para rebanar y trozar al enemigo. Pero atrás de la fachada simple del combate manual se escondía una realidad profundísima, porque la hoja podía estar en muchísimos lugares, moverse en infinitas direcciones y con inmensa variedad de velocidades. La mayor aspiración del espadachín era, como resultado, que la espada estuviera en el lugar justo en el momento justo. Y en este momento, Minuet sabía que el lugar justo era atravesar a los Virus.
Sin embargo, no todo era tan fácil. Minuet sabía en que lugar debía estar el filo de su espada, pero no sabía como llegar hasta ese lugar. Por muy diestro que fuera, no iba a cometer la imprudencia de pelear a ciegas. Afortunadamente, la solución no se hizo esperar, y resultó ser la misma chica que le había permitido momentos atrás acabar con uno de sus contrincantes. Al parecer, ella tenía un aparato tecnológico que le permitía ver con claridad. Aunque no era su estilo, Minuet sabía que no estaba en condiciones de rechazar la ayuda, por muy improvisada que fuera.
Por lo que había visto, la chica no era de contextura muy diferente a la suya. Veinte pasos podían variar muchísimo de persona a persona, en especial en un lugar como Aeon. Para suerte de los dos combatientes, la diferencia sería mínima en este caso. Minuet pensó rápidamente en un plan de combate mientras recorría corriendo los veinte pasos. En el paso número dieciocho empuñó su arma con ambas manos. En el paso número diecinueve atravesó al Virus que se encontraba adelante y a su izquierda, a la vez que se posicionaba entre los dos Virus. Sacando la espada de la primer víctima, se giró rápidamente y golpeó a la criatura de la derecha de abajo hacia arriba, que se deshizo al instante. El de izquierda continuaba de pie, aunque debilitado, y lo acabó con un tajo en diagonal. Ambos estaban demasiado aturdidos por el ataque sónico, y de todas formas no parecían ser criaturas muy potentes.
Recorrió en dirección opuesta los veinte pasos hasta que estuvo de vuelta al lado de su compañera. El polvo se estaba asentando y la visibilidad mejoraba.
—¿Cuántas de estas bestias quedan? Si todas son así de débiles podríamos limpiar la zona sin ayuda externa.
Sin embargo, no todo era tan fácil. Minuet sabía en que lugar debía estar el filo de su espada, pero no sabía como llegar hasta ese lugar. Por muy diestro que fuera, no iba a cometer la imprudencia de pelear a ciegas. Afortunadamente, la solución no se hizo esperar, y resultó ser la misma chica que le había permitido momentos atrás acabar con uno de sus contrincantes. Al parecer, ella tenía un aparato tecnológico que le permitía ver con claridad. Aunque no era su estilo, Minuet sabía que no estaba en condiciones de rechazar la ayuda, por muy improvisada que fuera.
Por lo que había visto, la chica no era de contextura muy diferente a la suya. Veinte pasos podían variar muchísimo de persona a persona, en especial en un lugar como Aeon. Para suerte de los dos combatientes, la diferencia sería mínima en este caso. Minuet pensó rápidamente en un plan de combate mientras recorría corriendo los veinte pasos. En el paso número dieciocho empuñó su arma con ambas manos. En el paso número diecinueve atravesó al Virus que se encontraba adelante y a su izquierda, a la vez que se posicionaba entre los dos Virus. Sacando la espada de la primer víctima, se giró rápidamente y golpeó a la criatura de la derecha de abajo hacia arriba, que se deshizo al instante. El de izquierda continuaba de pie, aunque debilitado, y lo acabó con un tajo en diagonal. Ambos estaban demasiado aturdidos por el ataque sónico, y de todas formas no parecían ser criaturas muy potentes.
Recorrió en dirección opuesta los veinte pasos hasta que estuvo de vuelta al lado de su compañera. El polvo se estaba asentando y la visibilidad mejoraba.
—¿Cuántas de estas bestias quedan? Si todas son así de débiles podríamos limpiar la zona sin ayuda externa.
Minuet- Program
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Re: WARNING!
Orgullosa de sus habilidades, a veces esto podía subírsele hasta la coronilla. Sin embargo, en ese instante Haptism estaba enfocada en ayudar a los demás y al hombre de cabellos fuego, que ser el centro de atención por sus capacidades extraordinarias. Confiada en que él podría otorgar más ayuda durante la batalla, le obligó a ser guiado y, ¿por qué no iba a aceptar él? Si se rehusaba, ella misma le indicaría que las gafas que llevaba puesta eran una pieza clave para brindarle direcciones y, al mismo tiempo, la seguridad que él necesitaba.
A sabiendas que el efecto de su vibración sonora culminó, se encargó de volver a recrear ondas expansivas que solo afectaron a los virus a la redonda. Así fue como ralentizó, de nueva cuenta, a esas criaturas malévolas. Entonces, pudo escuchar el chillido de dolor por parte de los virus, seguido de la voz del muchacho —Mmn... —una vez que se percató que el polvo se disipaba, pronto no tendría que seguir utilizando esos lentes para avistar a las criaturas—. Unos 10, por acá. No sabría decir con exactitud. Pueden haber más por otros sectores de ésta estación —meditabunda, apreció por un momento al chico—. Tengo un plan, aunque será arriesgado. Si atraigo a todos los virus, podríamos encargarnos de ellos aquí mismo. El detalle es que si son muchos, y en masa, se presentarán como un problema colosal. ¿Qué dices? —preguntando con firmeza, deseaba una respuesta sin dudas. Solo esperaba que él accediera si estaba seguro de poseer las habilidades para enfrentarlos. Alzó el visor, posicionándolo contra su propia frente. En expectativa de la respuesta ajena, Christina sabía que savior deseaba ayudar... Y es que la IA sería la factor determinante para resolver la duda de cuánto faltaba.
A sabiendas que el efecto de su vibración sonora culminó, se encargó de volver a recrear ondas expansivas que solo afectaron a los virus a la redonda. Así fue como ralentizó, de nueva cuenta, a esas criaturas malévolas. Entonces, pudo escuchar el chillido de dolor por parte de los virus, seguido de la voz del muchacho —Mmn... —una vez que se percató que el polvo se disipaba, pronto no tendría que seguir utilizando esos lentes para avistar a las criaturas—. Unos 10, por acá. No sabría decir con exactitud. Pueden haber más por otros sectores de ésta estación —meditabunda, apreció por un momento al chico—. Tengo un plan, aunque será arriesgado. Si atraigo a todos los virus, podríamos encargarnos de ellos aquí mismo. El detalle es que si son muchos, y en masa, se presentarán como un problema colosal. ¿Qué dices? —preguntando con firmeza, deseaba una respuesta sin dudas. Solo esperaba que él accediera si estaba seguro de poseer las habilidades para enfrentarlos. Alzó el visor, posicionándolo contra su propia frente. En expectativa de la respuesta ajena, Christina sabía que savior deseaba ayudar... Y es que la IA sería la factor determinante para resolver la duda de cuánto faltaba.
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
El chico miró sus propios pies, pensativo.
— Es más fácil luchar contra las criaturas de a una por vez — dijo con sequedad — pero no podemos dejar que continúen rampantes. Supongo que me esforzaré un poco y me ocuparé de todos juntos.
Su voz denotaba una seguridad y confianza en sí mismo que, aunque de verdad tenía, flaqueaba ante una situación tan novedosa. No tenía experiencia en combatir amenazas que estaban fuera de los límites del mundo de Aeon. Al ser anomalías, los oponentes que enfrentaba no tenían las limitaciones propias de un jugador o incluso de un programa. Así que no sabía si al atravesar con su espada a alguno de ellos no se vería en una suerte de limbo informático a la espera de algún Game Master que lo rescatase. Siendo consciente de que como Programa era especialmente vulnerable a una infección informática, decidió enfrentarlos de todas formas.
— Vamos. No hay tiempo que perder. Si por alguna razón se complica todo... sólo corre y busca ayuda.
No solía sacrificarse por los demás, pero la situación lo ameritaba. Y a juzgar por la clase de ataques que tenía la chica, sería mejor que no interviniera directamente en el combate, salvo que tuviera un as bajo la manga. Apretó la empuñadura de su espada y se preparó para la masacre que esperaba llevar a cabo.
— Es más fácil luchar contra las criaturas de a una por vez — dijo con sequedad — pero no podemos dejar que continúen rampantes. Supongo que me esforzaré un poco y me ocuparé de todos juntos.
Su voz denotaba una seguridad y confianza en sí mismo que, aunque de verdad tenía, flaqueaba ante una situación tan novedosa. No tenía experiencia en combatir amenazas que estaban fuera de los límites del mundo de Aeon. Al ser anomalías, los oponentes que enfrentaba no tenían las limitaciones propias de un jugador o incluso de un programa. Así que no sabía si al atravesar con su espada a alguno de ellos no se vería en una suerte de limbo informático a la espera de algún Game Master que lo rescatase. Siendo consciente de que como Programa era especialmente vulnerable a una infección informática, decidió enfrentarlos de todas formas.
— Vamos. No hay tiempo que perder. Si por alguna razón se complica todo... sólo corre y busca ayuda.
No solía sacrificarse por los demás, pero la situación lo ameritaba. Y a juzgar por la clase de ataques que tenía la chica, sería mejor que no interviniera directamente en el combate, salvo que tuviera un as bajo la manga. Apretó la empuñadura de su espada y se preparó para la masacre que esperaba llevar a cabo.
Minuet- Program
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Re: WARNING!
—No tendrás que ocuparte de todos por ti solo. Debería estar más que claro que voy a ayudarte —enarcó una ceja. No se refería simplemente a debilitar a los virus, sino a luchar también. Sin perder más el tiempo, tronando los dedos de las manos entrelazados entre sí, su ojo izquierdo comenzó a brillar intensamente en un color carmesí. Savior, la IA alojada ahí estaba atrayendo a los virus de las adyacencias por su simple naturaleza: era un programa, y los virus, más que simplemente corromper a jugadores, era más jugoso hacerlo con aquellos que pertenecían al sistema. Esa IA gritaba a voces, además de desprender su esencia, que deseaba ser infectada. Claro, solo se trataba de un cebo.
—Lo siento, aunque realmente no. Yo nunca huyo —un reflejo de que, claramente, llegaría hasta el final. Repentinamente se escuchó un traspié. Parecía una avalancha. Y de la entrada del lobby a otra sala surgieron una cantidad molesta de 30 virus maquiavélicos —Tch... —en semi-círculo, esas criaturas se acercaban peligrosamente a ellos. Nuevamente Haptism ejecutó las vibraciones que afectaron los sentidos de los virus y los ralentizaron, añadiendo un extra de vértigo. Asimismo, transmutando su brazo derecho —esto hizo que su ojo siniestro volviera a brillar de carmesí, sin cesar—, un cañón laser tomó lugar. Sin perder el tiempo, comenzó a disparar a quemarropa contra un virus más adelantado de los demás. Le tomó 5 disparos para poder eliminarlo.
—Lo siento, aunque realmente no. Yo nunca huyo —un reflejo de que, claramente, llegaría hasta el final. Repentinamente se escuchó un traspié. Parecía una avalancha. Y de la entrada del lobby a otra sala surgieron una cantidad molesta de 30 virus maquiavélicos —Tch... —en semi-círculo, esas criaturas se acercaban peligrosamente a ellos. Nuevamente Haptism ejecutó las vibraciones que afectaron los sentidos de los virus y los ralentizaron, añadiendo un extra de vértigo. Asimismo, transmutando su brazo derecho —esto hizo que su ojo siniestro volviera a brillar de carmesí, sin cesar—, un cañón laser tomó lugar. Sin perder el tiempo, comenzó a disparar a quemarropa contra un virus más adelantado de los demás. Le tomó 5 disparos para poder eliminarlo.
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
—De acuerdo. — dijo, ante la negativa de la joven a abandonar el lugar si el asunto se ponía espeso. Esperaba una respuesta así, porque era la respuesta que el habría dado. Repitió para sus adentros la frase que solía decir la doctora Kyoko. "Dios los cría y ellos se juntan". Por eso, no se molestó en contradecirla. Y, a decir verdad, sería mejor que los virus la lastimaran a ella, cuya existencia no dependía enteramente de la matriz virtual llamada Aeon. Claro que jamás diría esto en voz alta, ni revelaría sus pensamientos a la chica.
En un abrir y cerrar de ojos el verdadero combate había comenzado. El brazo derecho de Christina era ahora su arma, y luego de varios disparos láser uno de los virus que se acercaba fue eliminado. Minuet se alegró. Había creído que todas las habilidades de su compañera eran de soporte y que sería una carga al pelear, pero nada estaba más alejado de la realidad. Espada en mano, Minuet avanzó hacía el virus que se encontraba más a la izquierda. Esperaba, de esta forma, separar al grupo en partes más pequeñas. Si atacaba por el centro, era obvio que lo rodearían y sería su fin. Cortó varias veces al virus, y en un abrir y cerrar de ojos había cesado de existir. Otro de los virus lo atacó, pero pudo bloquear el golpe de la criatura usando la espada. Un segundo virus se acercó, y con concentración y destreza manejó a los dos alternativamente. Atacaron de forma simultánea y los evadió moviéndose hacia atrás. Uno de ellos volvió a golpear, y esta vez, en lugar de bloquear, el espadachín le cortó su brazo negro antes de que lo alcanzara. Confundido, el virus no pudo evitar el segundo golpe de Minuet, que no se hizo esperar y lo convirtió en un montón de polvo negro.
En ese mismo instante, sintió una puntada en su costado. Como acto reflejo agitó su espada en esa dirección, y el virus esquivó ese golpe torpe. Había sido lastimado, pero no sentía ningún síntoma de corrupción en su sistema. Pero un problema mayor se presentaba: estaba rodeado. En la distracción por el golpe recibido, un círculo de virus lo rodeaba. La sombra de la derrota se cernía sobre él. Pensó en saltar, pero no sabía si podría tomar la altura suficiente antes de ser atrapado. La verdadera pregunta era por qué parecían tan hábiles los nuevos virus. Los anteriores eran pan comido gracias a la habilidad de Christina, pero estos parecían ser inmunes. Una posibilidad aún peor tomaba forma en el pensamiento de Minuet. Esa nueva camada de enemigos estaba fuera de su alcance como guerrero, y por eso aún debilitados ofrecían un desafío para él. Resolvió esperar en el círculo, con su arma lista para bloquear algún ataque aislado, y confiar en la oportuna ayuda de su compañera. Los próximos segundos definirían si vivía o no.
En un abrir y cerrar de ojos el verdadero combate había comenzado. El brazo derecho de Christina era ahora su arma, y luego de varios disparos láser uno de los virus que se acercaba fue eliminado. Minuet se alegró. Había creído que todas las habilidades de su compañera eran de soporte y que sería una carga al pelear, pero nada estaba más alejado de la realidad. Espada en mano, Minuet avanzó hacía el virus que se encontraba más a la izquierda. Esperaba, de esta forma, separar al grupo en partes más pequeñas. Si atacaba por el centro, era obvio que lo rodearían y sería su fin. Cortó varias veces al virus, y en un abrir y cerrar de ojos había cesado de existir. Otro de los virus lo atacó, pero pudo bloquear el golpe de la criatura usando la espada. Un segundo virus se acercó, y con concentración y destreza manejó a los dos alternativamente. Atacaron de forma simultánea y los evadió moviéndose hacia atrás. Uno de ellos volvió a golpear, y esta vez, en lugar de bloquear, el espadachín le cortó su brazo negro antes de que lo alcanzara. Confundido, el virus no pudo evitar el segundo golpe de Minuet, que no se hizo esperar y lo convirtió en un montón de polvo negro.
En ese mismo instante, sintió una puntada en su costado. Como acto reflejo agitó su espada en esa dirección, y el virus esquivó ese golpe torpe. Había sido lastimado, pero no sentía ningún síntoma de corrupción en su sistema. Pero un problema mayor se presentaba: estaba rodeado. En la distracción por el golpe recibido, un círculo de virus lo rodeaba. La sombra de la derrota se cernía sobre él. Pensó en saltar, pero no sabía si podría tomar la altura suficiente antes de ser atrapado. La verdadera pregunta era por qué parecían tan hábiles los nuevos virus. Los anteriores eran pan comido gracias a la habilidad de Christina, pero estos parecían ser inmunes. Una posibilidad aún peor tomaba forma en el pensamiento de Minuet. Esa nueva camada de enemigos estaba fuera de su alcance como guerrero, y por eso aún debilitados ofrecían un desafío para él. Resolvió esperar en el círculo, con su arma lista para bloquear algún ataque aislado, y confiar en la oportuna ayuda de su compañera. Los próximos segundos definirían si vivía o no.
Minuet- Program
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Re: WARNING!
Acercándose torpemente con sus fuerzas y destrezas alteradas, Christina pudo eliminar al virus valiente (porque osaba hacerle frente tan débil) con tan solo tres disparos de lleno. Parecía que cada entidad oscura de esas poseían diferentes propiedades, y que los más débiles eran los que atacaban de frente en vez de alzar estrategias para atacar a sus enemigos. De repente un virus apareció por sobre su cabeza, emboscada que le resultó fallida gracias a la alerta de savior. La songstress se movió hacia delante, girando su cuerpo a medida que el cañón láser daba con el rostro de la criatura y luego lo convertía en polvo negro. Parándose firmemente, miró el escenario.
«25», fue la cuenta rápida de savior, con su típica voz metálica.
«Los virus evolucionan a pasos agigantados. Si sigues utilizando tus habilidades cada cierto tiempo, se volverán inmunes», no era momento de hablar, pero savior le estaba brindando un consejo. «¿Me dices que los bombardee?», inquirió una molesta Christina, mientras el cañón láser se transformaba en una espada afilada y, sin mover los pies o virar el rostro, cortó por la mitad a un virus que se acercaba por detrás. «O los acabas a la antigua. Tú decides. Siempre estaré aquí para guiarte», porque utilizar una y otra vez sus técnicas podrían drenarle el maná necesario en momentos de emergencia.
Más que esa cantidad nada favorable, a Christina le preocupó en sobremanera la situación de su compañero. Lo estaban rodeando y, por lo que podía perfectamente gracias al ojo modificado por la IA, la cual le permitía hacer acercamientos, él estaba herido. ¿La corrupción le habría afectado? Esperaba que no.
Entonces, sin chistar y sin haber hecho aún la decisión, corrió rápidamente hacia el círculo de enemigos que rodeaban al pelirrojo. En su camino, ya cerca del muchacho, se atravesaron dos virus que, debido a la velocidad de su blanco, no pudieron atajarla correctamente: ella los cortó en tiritas. Aprovechando la humarada negra, producto de la destrucción de los virus, pudo escabullirse perfectamente en la escena. Su espada se transformó en un gran puño metálico, al igual que el brazo contrario, y carente de titubeo, solo le costó zamparles dos puñetazos zampó a todas criaturas que rodeaban al chico. Los virus salieron volando, recibiendo un gran daño debido a la potencia del ataque y al tamaño de los puños de gran envergadura. A pesar de que eran más evolucionados que los comunes, a los que hasta ahora se había enfrentado ella, logró eliminar dos de un santiamén.
Finalmente se unió al chico, frunciendo el ceño en dirección al grupo anterior de virus que, en el suelo, movían sus cabezas de lado a lado para espabilarse —¿Te encuentras bien? —podría ser toda una desgraciada, pero en esa situación ni el chico se lo merecía. Una voz metálica surgió del cuerpo de Christina, sin ésta misma mover sus labios, anunciando la cantidad de virus —21 virus en pie.
«25», fue la cuenta rápida de savior, con su típica voz metálica.
«Los virus evolucionan a pasos agigantados. Si sigues utilizando tus habilidades cada cierto tiempo, se volverán inmunes», no era momento de hablar, pero savior le estaba brindando un consejo. «¿Me dices que los bombardee?», inquirió una molesta Christina, mientras el cañón láser se transformaba en una espada afilada y, sin mover los pies o virar el rostro, cortó por la mitad a un virus que se acercaba por detrás. «O los acabas a la antigua. Tú decides. Siempre estaré aquí para guiarte», porque utilizar una y otra vez sus técnicas podrían drenarle el maná necesario en momentos de emergencia.
Más que esa cantidad nada favorable, a Christina le preocupó en sobremanera la situación de su compañero. Lo estaban rodeando y, por lo que podía perfectamente gracias al ojo modificado por la IA, la cual le permitía hacer acercamientos, él estaba herido. ¿La corrupción le habría afectado? Esperaba que no.
Entonces, sin chistar y sin haber hecho aún la decisión, corrió rápidamente hacia el círculo de enemigos que rodeaban al pelirrojo. En su camino, ya cerca del muchacho, se atravesaron dos virus que, debido a la velocidad de su blanco, no pudieron atajarla correctamente: ella los cortó en tiritas. Aprovechando la humarada negra, producto de la destrucción de los virus, pudo escabullirse perfectamente en la escena. Su espada se transformó en un gran puño metálico, al igual que el brazo contrario, y carente de titubeo, solo le costó zamparles dos puñetazos zampó a todas criaturas que rodeaban al chico. Los virus salieron volando, recibiendo un gran daño debido a la potencia del ataque y al tamaño de los puños de gran envergadura. A pesar de que eran más evolucionados que los comunes, a los que hasta ahora se había enfrentado ella, logró eliminar dos de un santiamén.
Finalmente se unió al chico, frunciendo el ceño en dirección al grupo anterior de virus que, en el suelo, movían sus cabezas de lado a lado para espabilarse —¿Te encuentras bien? —podría ser toda una desgraciada, pero en esa situación ni el chico se lo merecía. Una voz metálica surgió del cuerpo de Christina, sin ésta misma mover sus labios, anunciando la cantidad de virus —21 virus en pie.
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Re: WARNING!
—Gracias. — respondió Minuet. Todavía tenían algunos virus que derrotar, pero aprovechó el momento para tomarse un respiro. —¿Acaso hay alguna manera más rápida de acabar con esto?
No esperaba una solución milagrosa por parte de su compañera, pero de nada le servía seguir peleando como lo había hecho hasta entonces. Simplemente eran demasiados, y temía que por otro tonto desliz todo su código terminara corrompido. No valía la pena exponerse así, pero tampoco podía dejar de luchar. Minuet tenía claro lo que necesitaba: una manera de vencer a veintiún virus sin riesgo. Algo utópico, quizás, pero siempre le gustaba apuntar alto.
—Si tienes alguna técnica secreta o algo que no haya visto, creo que es hora de revelarlo. Por mi parte, no tengo nada más. Y mi técnica con la espada, por muy perfecta que sea, no es la propia para una batalla de estas proporciones. Nos vendría bien un hechicero o alguna clase con habilidades de área, pero eso ya no podemos conseguir.
Los virus, que al principio no se habían acercado al dúo después de su reencuentro, parecían haber recuperado su agresividad inicial. No quedaba mucho tiempo para pensar. Minuet miró a su alrededor. Todavía quedaba algo de polvo suspendido, pero la visibilidad era mejor. Aún así, no distinguía nada en aquel lugar que pudiera serle útil. En lo más profundo de su psiquis siempre había estado latente la posibilidad de huir. Y no lo haría, porque no creía ser ese tipo de persona. "Guiarse por el instinto de supervivencia", pensó, "es más digno de un virus que de un Programa como yo".
No esperaba una solución milagrosa por parte de su compañera, pero de nada le servía seguir peleando como lo había hecho hasta entonces. Simplemente eran demasiados, y temía que por otro tonto desliz todo su código terminara corrompido. No valía la pena exponerse así, pero tampoco podía dejar de luchar. Minuet tenía claro lo que necesitaba: una manera de vencer a veintiún virus sin riesgo. Algo utópico, quizás, pero siempre le gustaba apuntar alto.
—Si tienes alguna técnica secreta o algo que no haya visto, creo que es hora de revelarlo. Por mi parte, no tengo nada más. Y mi técnica con la espada, por muy perfecta que sea, no es la propia para una batalla de estas proporciones. Nos vendría bien un hechicero o alguna clase con habilidades de área, pero eso ya no podemos conseguir.
Los virus, que al principio no se habían acercado al dúo después de su reencuentro, parecían haber recuperado su agresividad inicial. No quedaba mucho tiempo para pensar. Minuet miró a su alrededor. Todavía quedaba algo de polvo suspendido, pero la visibilidad era mejor. Aún así, no distinguía nada en aquel lugar que pudiera serle útil. En lo más profundo de su psiquis siempre había estado latente la posibilidad de huir. Y no lo haría, porque no creía ser ese tipo de persona. "Guiarse por el instinto de supervivencia", pensó, "es más digno de un virus que de un Programa como yo".
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Re: WARNING!
Asintió sonriente, un gesto para decirle que no es nada, alegando silenciosamente que estaría ahí para ayudarle aunque él dijera que no —Posiblemente con mi armamento pueda acabar con una gran parte, pero eso requerirá mucha energía —declaró, arrugando el entrecejo en preocupación. Si se quedaba si maná, tendría que recurrir a la forma tradicional de luchar: como el pelirrojo lo estaba haciendo, y para ello solo tenía una pistola láser de cuarta.
Ahora, Christina transformó su brazo izquierdo en un cañón más potente que tuvo que sostener con el brazo contrario. Al tomar poder de savior, también requería un gran sacrificio de puntos de energía para ejecutar técnicas. Lentamente se volteó, sin más le brindó la espalda al chico. Cuando sus ojos azulinos se enfocaron en la gran masa aglomerada de virus que había recuperado la agresividad excesiva, y los cuales se acercaban rápidamente, comenzó a cargar gran energía en ese cañón láser. Si bien ahora esas criaturas se encontraban en óptimas condiciones luego de difuminarse los efectos de las vibraciones de su propia parte, seguían siendo estúpidos... Y es que todos venían a por ellos casi como si fuese una horda, chocándose los codos entre sí.
Pasaron pocos segundos para que el cañón disparara directo a los virus, creando una explosión de gran magnitud que generó polvo negro y, a su vez, ondas expansivas que lograron mover hacia atrás a Christina —¡Ten cuidado! Algunos pudieron huir —eso fue lo que pudo apreciar.
—10 virus en pie —volvió a emitir savior.
A la izquierda de ambos habían cuatro virus y del otro lado también. Todos ellos, aprovechando la pantalla de humo y al sospechar que los enemigos no se habían movido, se abalanzaron contra ellos. Tres lograron tumbar a Christina, quien ya no poseía maná, al suelo; pero ella logró patear bien lejos a uno —¡Malditos! —lanzó patadas, intentando librarse, mientras que buscaba la pistola láser.
Ahora, Christina transformó su brazo izquierdo en un cañón más potente que tuvo que sostener con el brazo contrario. Al tomar poder de savior, también requería un gran sacrificio de puntos de energía para ejecutar técnicas. Lentamente se volteó, sin más le brindó la espalda al chico. Cuando sus ojos azulinos se enfocaron en la gran masa aglomerada de virus que había recuperado la agresividad excesiva, y los cuales se acercaban rápidamente, comenzó a cargar gran energía en ese cañón láser. Si bien ahora esas criaturas se encontraban en óptimas condiciones luego de difuminarse los efectos de las vibraciones de su propia parte, seguían siendo estúpidos... Y es que todos venían a por ellos casi como si fuese una horda, chocándose los codos entre sí.
Pasaron pocos segundos para que el cañón disparara directo a los virus, creando una explosión de gran magnitud que generó polvo negro y, a su vez, ondas expansivas que lograron mover hacia atrás a Christina —¡Ten cuidado! Algunos pudieron huir —eso fue lo que pudo apreciar.
—10 virus en pie —volvió a emitir savior.
A la izquierda de ambos habían cuatro virus y del otro lado también. Todos ellos, aprovechando la pantalla de humo y al sospechar que los enemigos no se habían movido, se abalanzaron contra ellos. Tres lograron tumbar a Christina, quien ya no poseía maná, al suelo; pero ella logró patear bien lejos a uno —¡Malditos! —lanzó patadas, intentando librarse, mientras que buscaba la pistola láser.
Christina Haptism- Player
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Re: WARNING!
El potente cañón no había bastado para detener el avance de los virus, y ahora la dueña del arma estaba en el suelo tratando desesperadamente de sacarse de encima a un par de ellos. "Son más rápidos que antes, pero igual de tontos", pensó Minuet a la vez que con dos golpes de su espada liberaba a su compañera de los atacantes. Rebanarles los cuellos había resultado sencillo. El código en el que se encontraban programados esos virus era peligroso, pero no precisamente por la inteligencia que les confería. Hasta ahora, al menos, no habían demostrado la capacidad de pensar estratégicamente. Eran casi como animales salvajes.
Una pregunta que no tenía respuesta lo aquejaba. ¿Por qué estaban allí esos seres? ¿Serían alguna clase de señuelo para él, o para ella? A decir verdad, habían elegido bastante bien el lugar del ataque. Nunca había demasiada gente en The Stream, y de esa manera evitaban tener que luchar contra multitudes de personajes de máximo nivel, como los que poblaban las grandes ciudades. Si este asalto se inclinaba a favor de dos personajes que sin lugar a dudas no eran lo mejor de lo mejor de Aeon, era fácil imaginarse la paliza que se habrían llevado los virus de atacar una zona más frecuentada del mundo. Esta solución no resolvía para nada la duda de Minuet. Los virus no eran poderosos, pero habían logrado atravesar el sistema de seguridad del juego. Entonces, su misión debía ser llamar la atención. Pero no era ese el lugar idóneo para hacerlo.
La reflexión debería esperar, porque nada era tan simple como parecía. Estos pensamiento se acumulaban desordenadamente en la cabeza del chico, que se acercó a su compañera en el suelo. Antes de que pudiera ayudar a Christina a incorporarse, sintió un ruido detrás de él y giró con agilidad.
—Seahorse parry —, susurró, mientras bloqueaba el arañazo del virus con su espada y saltaba hacia atrás, quedando a un lado de la chica. Luego dio dos largos pasos hacia adelante y, con destreza, cortó transversalmente al que lo había sorprendido. Una estocada certera en el centro del pecho acabó con su existencia.
Minuet miró a la chica y extendió una mano, en cordial gesto para ayudarla a levantarse.
—Ya no quedan muchos de ellos. Creo que ya les mostramos quien manda. Es hora de que acabemos con ellos. ¿Alguna idea?
Una pregunta que no tenía respuesta lo aquejaba. ¿Por qué estaban allí esos seres? ¿Serían alguna clase de señuelo para él, o para ella? A decir verdad, habían elegido bastante bien el lugar del ataque. Nunca había demasiada gente en The Stream, y de esa manera evitaban tener que luchar contra multitudes de personajes de máximo nivel, como los que poblaban las grandes ciudades. Si este asalto se inclinaba a favor de dos personajes que sin lugar a dudas no eran lo mejor de lo mejor de Aeon, era fácil imaginarse la paliza que se habrían llevado los virus de atacar una zona más frecuentada del mundo. Esta solución no resolvía para nada la duda de Minuet. Los virus no eran poderosos, pero habían logrado atravesar el sistema de seguridad del juego. Entonces, su misión debía ser llamar la atención. Pero no era ese el lugar idóneo para hacerlo.
La reflexión debería esperar, porque nada era tan simple como parecía. Estos pensamiento se acumulaban desordenadamente en la cabeza del chico, que se acercó a su compañera en el suelo. Antes de que pudiera ayudar a Christina a incorporarse, sintió un ruido detrás de él y giró con agilidad.
—Seahorse parry —, susurró, mientras bloqueaba el arañazo del virus con su espada y saltaba hacia atrás, quedando a un lado de la chica. Luego dio dos largos pasos hacia adelante y, con destreza, cortó transversalmente al que lo había sorprendido. Una estocada certera en el centro del pecho acabó con su existencia.
Minuet miró a la chica y extendió una mano, en cordial gesto para ayudarla a levantarse.
—Ya no quedan muchos de ellos. Creo que ya les mostramos quien manda. Es hora de que acabemos con ellos. ¿Alguna idea?
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Re: WARNING!
Suspiró en alivio, tras recibir la ayuda del chico. Con sus ojos vibrantes azules admiró la corta batalla. A estas alturas ambos podrían estar preguntándose lo mismo: ¿por qué tan débiles, y aún así pudieron penetrar la seguridad del sistema? Esa duda formulada en pregunta le orilló a caer en la conclusión de que alguien los había ayudado. Así como inquirió en silencio aquello, frente a sus ojos terminó la batalla liderada por el pelirrojo. Ahora se asomaba a su campo visual una mano aliada que le tendía ayuda para levantarse.
No dudo en aceptarla, porque por muy orgullosa que fuera, sabía hasta dónde ser una pesada. Gracias a él fue que logró levantarse. Tras escuchar la pregunta ajena, arrugó el entrecejo y se encogió de hombros —Ya se me acabaron las ideas y el maná —savior en ese instante permanecía en un sueño inducido por la carencia de puntos mágicos por parte de Christina. A sabiendas de eso, no le quedó de otra que recurrir a la pistola láser de cuarta que siempre era su backup indeseado—. Esto es lo único que tengo —le mostró la pistola, sosteniendo esta con ambas manos a la altura de su propio busto—. ¿Y tú qué tienes en mente?
Parecía que los últimos virus guardaban distancia, reagrupándose para afrontar a ambos seres humanoides.
No dudo en aceptarla, porque por muy orgullosa que fuera, sabía hasta dónde ser una pesada. Gracias a él fue que logró levantarse. Tras escuchar la pregunta ajena, arrugó el entrecejo y se encogió de hombros —Ya se me acabaron las ideas y el maná —savior en ese instante permanecía en un sueño inducido por la carencia de puntos mágicos por parte de Christina. A sabiendas de eso, no le quedó de otra que recurrir a la pistola láser de cuarta que siempre era su backup indeseado—. Esto es lo único que tengo —le mostró la pistola, sosteniendo esta con ambas manos a la altura de su propio busto—. ¿Y tú qué tienes en mente?
Parecía que los últimos virus guardaban distancia, reagrupándose para afrontar a ambos seres humanoides.
- Spoiler:
- Disculpa la tardanza y lo pobre del post. He estado algo ocupada
Christina Haptism- Player
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