Show me your moves

Había escuchado hablar sobre un ladrón que podría llamar su atención, se había hecho de un renombre en distintos servidores, quería conocer a esa persona, incluso algunos la llamaban thief of light por algo sería eso. Los movimientos de esa persona últimamente se habían centrado en Lorie, por lo que no tardo en llegar a ese lugar, no había algo que fuera llamativo en esa ciudad, pero quizá había una razón para que se moviera en ese ambiente, eso era lo que su instinto como ladrona le indicaba.

Una taberna fue la primera de sus paradas, abriéndose paso en ella, a pesar de ser lo que era, se trataba de un local bastante respetable, elegante, con todo tipo de visitantes, hombres, mujeres, todo tipo de apariencias eran visibles, jugadores, programas de todo tipo visitaban ese lugar para pasar un buen rato, música de pianola se podía escuchar de fondo, mesas llenas, algunos mas en la barra, la rubia por su parte se encamino hacía esta. A paso lento llego frente a la barra, obviamente se había robado algunas miradas de paso, vistiendo ese largo y elegante vestido carmesi con detalles en negro y borgoña, algunos empezaban a susurrar su nombre, otros mas, quedaron boquiabiertos por su apariencia, claro, de ambas maneras, ella estaba conforme.

— Cerveza oscura — Terminando con un guiño del ojo derecho, se acomodaba bien en la barra, junto a ella había un asiento vació y en el otro había un gran sujeto con una apariencia similar al de un reptil, sin tardar nada, el tabernero entregaba un gran tarro de metal frente a la rubia, provocando que esta tomara de este con total tranquilidad, era una dama, pero también era una pirata, que estaba en busqueda de algo importante.

La ciudad de Lorie se había prácticamente convertido en su residencia últimamente. No es que le llamara la atención la belleza de la ciudad, si no que el flujo de gente que había por ésta. Debido a la gran cantidad de tiendas que poseía, muchos la utilizaban como punto de partida en sus viajes, y más de alguno regresaba por su belleza y elegancia. Aquello le beneficiaba, pues si bien no podía obtener mucho de los jugadores más nuevos, a veces se hacía con cosas de valor de la gente que regresaba de sus viajes buscando mejorar su equipo o vender algo.

La taberna era ante todo su lugar favorito, pues era extraño encontrar un momento en el que no se encontrara repleta de gente. Esto le facilitaba moverse entre medio de sus inocentes víctimas, mientras ella y sus pequeñas arañas se dedicaban a espiar, buscando alguna historia interesante que pudiera llevarla a algún tesoro. Estaba al tanto de la reputación que se había ganado últimamente, y es que nunca lograban atraparla, era demasiado rápida, y era fácil engañar a los jugadores. A veces los programas eran los que le daban más problemas.

Estaba en su apariencia infantil, colándose entre abrigos y bajo las mesas vaciando inventarios y escuchando, cuando entró una mujer de aspecto llamativo, con un vestido largo de color rojo carmesí. Su curiosidad fue despertada debido a la elegancia que mostraba y se deslizó entre la gente hasta encontrarse al lado del gran sujeto con apariencia de reptil, que ignoraba su presencia pero a la vez la ocultaba casi perfectamente. ¿Llevaría esa mujer algo de valor? Lo mejor que podía hacer por ahora, era esperar a que bebiera más, así sería más fácil engañarla.

La música, el ambiente, todo aquello era algo hasta cierto punto relajante, mas no podía bajar la guardia cuando había un ladrón que ver. Un pase de la mirada alrededor del bar intento descubrir a posibles sospechosos que pudieran ser aquel ladrón denominado thief of light, algunos podían llenar el perfil que ella misma se había impuesto. Volvió la mirada en dirección hacía adelante, tomando el tarro para llevarlo a sus labios y degustar el precioso néctar, a pesar de ser tan grande de un solo trago consumió un cuarto del contenido, dejando reposar este en la barra.

Un pequeño rugido provino del enorme sujeto con apariencia de reptil, haciendo que volteara hacía el por ello, este tipo le indicaba algo con los ojos de una manera sumamente sutil, indicando con ello que quería que tuviera la misma sutileza para ver hacía donde este le indicaba. — Eres tú... ¿no me recuerdas? Soy Isabelle, hicimos una misión juntos — Girando el rostro por completo al sujeto, le picaba la mejilla a este y le daba una caricia con la yema del dedo indice, esa se trataba de un gran engaño para poder apreciar bien lo que el reptil le indicaba. Apreciando con un desliz de los ojos pudo ver a una pequeña figura por el lugar, no la había visto antes ¿acaso se trataba de la persona que buscaba? Podría ser, el hecho de que tuviera ese tamaño le ayudaba a pasar desapercibida, además que tendría una mayor velocidad para huir.

Para su buena fortuna, el reptil le seguía la mentira, comenzando la plática. La rubia se giro un poco y tomo su tarro para beber de este de un solo trago, consumió todo el liquido de golpe, a pesar de que era mucho, pudo con eso, estando acostumbrada al alcohol, aquello no le iba a emborrachar, pero si le iba a ayudar. Al bajar el tarro, se podía ver que tenía las mejillas totalmente rojas, entrecerrando los ojos. — Aun no estas a la par — Riendo un poco pasando la mano por el hombro del hombre reptil, no estaba perdiendo de vista los movimientos de la "niña" que estaba presente.

— Ya regreso cariño — Guiñaba el ojo hacía el acompañante y se levantaba de su lugar, primero se tambaleo un poco, sujetándose con la barra, caminando de manera un tanto extraña hasta el tocador. Todo aquello solo era para aparentar que estaba ya ebria por la forma en que consumió tan rápido la cerveza, aunque eso estuviera alejado de su estado actual. Entrando al baño de mujeres de la taberna, volteó a ver a su alrededor, estaba completamente vació, estaba esperando que ya fuera el ladrón, o esa niña le siguieran, después de todo ¿que mejor tentación que una mujer alcoholizada y sola?.

No notó las señales que el hombre reptil le daba a la mujer, pues estaba concentrada en ella y en como se bebía su alcohol. ¿Esa cosa era cerveza negra, no? Era bastante fuerte, según había visto otras veces. Se ocultó un poco más cuando la mujer se acercó, pensando que podría haber sido descubierta, pero se relajó al ver que solo se acercaba a hablar con su actual escondite. Al parecer eran conocidos.

Continuó observándola, tratando de ver si llevaba algo de valor. A simple vista no llevaba mucho, pero algo debía tener, estaba segura de ello. Sonrió al ver como se tomaba la cerveza de un trago y de inmediato sus mejillas se coloreaban. Luego se levantó, y se tambaleaba al caminar. Esta era su oportunidad.

Con gran sigilo se alejó del hombre reptil y siguió a la mujer, avanzando igual que antes, entre gente, sillas y mesas, siempre oculta. Esperó que la mujer entrara al baño, espero un poco y entró tras ella, la mirada más inocente que podía tener mientras la miraba con grandes ojos algo llorosos. -- A-ah ... Lo siento, madame ... Creo que me perdí ... -- Soltó con una fingida pero perfecta timidez.

Tal como las abejas a la miel, alguien había sido atraido por la situación en la que estaba, terminando con la actuación al llegar al lava manos del sanitario, escuchaba esa dulce y tierna voz, girando el rostro en dirección de donde esta provenía, encontrando delante suyo a la infante. Cual gran actriz, cambiaba la postura, la actitud, incluso el sonrojo de sus mejillas había desaparecido, recuperaba ese elegante porte de la denominada "reina de los piratas", fijando sus brillantes ojos similares a los de una leonesa en la "pequeña" que estaba acompañandola en ese lugar.

— Thief of Light, presumo — No era necesario pensar mucho en eso, por lo que decían de la ladrona, de sus habilidades, de la forma en que tenía que escapar, era claro que podría tratarse de alguien que pudiera tener o tomar la apariencia de un infante y viendo el sigilo que esa persona tuvo para entrar al sanitario, no era de extrañarse que sus fines fueran otros. — Permiteme presentarme, mi nombre es Isabelle Lannister, líder de Arcadia — La guild hablaba por si misma, su reputación había sido esparcida en todos los servidores al realizar grandes robos, una guild de piratas, en la cual solo pocos podían pertenecer, en ese caso, aquella ladrona que tenía frente a ella se le había hecho interesante, quizá una buena adición a sus filas.

Se extrañó al notar el cambio de actitud de la otra, pues ya no parecía ebria, pero no alcanzó a reaccionar cuando la mujer la llamó por su obtenido título. La inocencia y miedo desapareció inmediatamente de sus ojos al oír esto, y se preparó para huir o luchar.

Pero sus cejas se alzaron a la par cuando la mujer proclamó ser la lider de Arcadia, Isabelle Lanister. Había oído de ella, claro que lo había hecho, y mentiría si alguna vez no hubiera aspirado a formar parte de aquella guild. Su actitud cambió a una más altiva a la vez que retomaba su forma "original", su largo cabello negro ondeando tras ella y aumentando en estatura, sus ropas cambiando a unas más simples.

Se cruzó de brazos mirando a la mujer. -- ¿Y cómo puedo estar segura que eres quién dices ser? -- Su voz también había cambiado, más madura pero no del todo adulto, y el mismo tono altivo y desconfiado que demostraba su actitud.

La apariencia de la otra iba cambiando, como pensó tenía la habilidad de poder cambiar de forma y tomar esa forma de infante, eso seguro traería ventajas a la hora de escapar y además haría que no desconfiaran de una niña para realizar esos robos. Unos cuantos aplausos fueron realizados, chocando sus finas enguantadas manos la una con la otra, sonriendo en dirección de esta, de verdad que pocas veces había podido encontrar una persona como la que tenía adelante, alguien que le pudiera sorprender con sus habilidades, ya tenía un buen tiempo en la última vez que recluto a alguien por su propia cuenta, basada en las habilidades que tenía.

— Vaya, me siento insultada que no confies en mi — Juntando las manos en su pecho y fingiendo una expresión de tristeza y terminando esto con un puchero. No la culpaba, podría haber personas que quisieran aparentar ser ella, aunque eso lo harían con un gran riesgo, tratándose de alguien con varios grupos detrás de su cabeza y una buena cantidad de créditos de gente que buscan acabar con su existencia en ese mundo. — No es necesario que me creas — Negó con un movimiento de la cabeza y caminaba en dirección de la puerta, cruzando a unos cuantos pasos a un lado de ella, resonando el golpeteo de los tacones que tenía contra el suelo de piedra, hasta que se detenía frente al marco de la gran puerta, girando el rostro en su dirección.

Elevando la mano derecha mostrando que en esta sujetaba un par de dados de color azul, la sutileza de sus movimientos fue tal que seguro ella no había notado el momento en que estos fueron robados. — ¿ Eso es suficiente prueba para tí ? — Lanzando los dedos de vuelta en dirección de la pelinegra, giro el cuerpo para recargar este contra la puerta, gracias a que esta habría hacía dentro, no habría alguien que les interrumpiera. — Vayamos al grano, me parece interesante lo que has logrado en tan poco tiempo, tanto que estoy pensando seriamente en hacerte parte de Arcadia — Directa, al grano, pero sin cambiar su mirada radiante e interesada, fija en lo que la chica pudiera decir o hacer, para ella cualquier cosa era importante, incluso detalles que solo el físico mostraba.

Nunca se sabe que clase de locos puede ir por ahí, haciéndose pasar por otras personas para obtener algo de fama. Ya lo he visto ocurrir. -- Explica simplemente la joven virus, analizando a la mujer con la mirada. Nunca se confiaba de lo que la gente decía, ni de su apariencia. Después de todo, ella misma tenía la habilidad de cambiar de forma.

La mujer empezó a caminar, y la joven no se movió de su lugar. No parecía tener intenciones en su contra, y si se iba, pues allá ella. Solo estaría probando su punto. Enorme fue su sorpresa al ver los dados azules en la mano ajena, y de inmediato se llevó una mano al lugar donde solía guardarlos, verificando que efectivamente eran sus dados. ¿En qué momento?

No alcanzó a hacer la pregunta en voz alta cuando Isabelle le lanzaba sus dados de vuelta, la pelinegra atrapándolos con ambas manos, aún presa de la impresión. Definitivamente, esta mujer era quién decía ser, y eso ahora le llamaba la atención enormemente. Sobre todo cuando mencionó que estaba pensando en hacerla parte de Arcadia. Hizo lo que pudo para mantener la compostura, pero no pudo evitar cierto brillo en sus ojos. -- ¿Yo? ¿Parte de Arcadia? -- Repitió, no pudiendo creer lo que oía. -- ¿Qué debo hacer? -- Agregó, suponiendo que la mujer no le dejaría la entrada a la guild tan fácil, y demostrando que estaba completamente interesada en entrar.

No había que tenido que pensar mucho, consideraba que la joven tendría la capacidad de ser un buen elemento para el grupo y seguro que podría adaptarse a este, incluso veía un enorme potencial, tanto que podría llegar a ser alguien importante, incluso, que querría tener bajo su tutela, claro, no creía que sería una gran relación de maestro-alumno, pero si quería que esta pudiera desarrollar todo lo que podría hacer, algo en esos brillantes ojos de la joven le indicaban que podrían alcanzar mucho juntas.

— Solo decir que si.. — La miro de arriba hacía abajo, quizá tendría que hacer un cambio con la ropa en la que vestía. — También tendríamos que hacer un cambio de apariencia — No era que tuviera problema con la forma en la que ahora estaba vestida, pero en Arcadia les gustaba vivir con gusto, con elegancia, algo por lo que pocos pensaban que eran piratas, no eran tipos que vistieran con andrajos, la clara muestra de ello era la propia líder.

Girando por completo el cuerpo en su dirección fijaba los ojos en ella. — Aunque tendrías que acostumbrarte a ser perseguida por una gran cantidad de guilds, de cazadores de recompensa y otro tipo de justicieros ¿estas dispuesta a aceptar? — Cruzaba los brazos a la altura del pecho, estaba esperando una respuesta en el momento, si ella aceptaba, sería el cambio al momento, si no, las cosas serían cortadas para evitar que ella conociera mas de ese grupo, aunque a pesar de ser una ladrona, por alguna razón intuía que podría ser leal.

¿Sólo decir que sí? ¿En verdad se lo dejaba tan fácil? Bueno, si ese era el caso, no iba a negarse. Aunque el comentario de su apariencia le ofendió levemente, agachando la vista para ver sus ropajes. Bueno, ciertamente no estaba al nivel de elegancia que mostraba la mujer frente a ella. ¿Podría ella llegar a verse así de bien?

La mujer volvió a hablar, enumerándole los peligros que correría en caso de aceptar formar parte de Arcadia. Pero a ella el peligro no le asustaba, creía que sería más emocionante así. Era lo que siempre había querido, ser una ladrona reconocida y que toda clase de gente la persiguiera con esperanzas de obtener una recompensa, sin que lograran jamás atraparla.

Se paró derecha, sacando pecho en posición orgullosa y no dudó al momento de hablar. -- Estoy más que dispuesta. Acepto. -- Dijo, mirando a su interlocutora directo a los ojos.

Una elegante sonrisa fue vista en su boca cuando la chica estaba aceptando la invitación que se le daba, estaba bastante contenta por el hecho de que hubiera aceptado, aunque no lo mostrara, al ser tan selectiva con la gente que pudiera entrar a su guild, el que una persona que ella buscara aceptara, era algo grato, bastante grato. Con aun esa sonrisa en labios giro el cuerpo sobre los talones para dirigirse hacía la puerta. — Bienvenida entonces a Arcadia — Mostrando como hacía un ademán de la mano para poder generar una pantalla de menú, en esta se veía la información de la guild, era un mero tramite, pero que tenía que realizar, no era necesario que supiera su nombre, con solo tenerla cerca era mas que suficiente para hacer la adición, un par de gestos de la mano y todo estaba listo.

Ella seguramente recibiría la invitación y posteriormente vería información relacionada la guild. Una vez que termino de agregarla, en el chat de solamente el gremio se veían mensajes dando la bienvenida a la extraña chica, incluso algunas personas reconocían que debía ser algo importante para que la propia Isabelle se encargara de reclutarla. — Te acostumbraras poco — Refiriéndose a lo que ocurría en la plática; solo con un gesto de la mano hacía desaparecer las pantallas y con esa misma, le indicaba que le siguiera, primero que nada saliendo del baño de esa taberna, pero sin parar, encaminándose a la puerta del local.

Una vez que salian del lugar, continuaba sus elegantes pasos. — Tenemos una casa por aquí, solo la usamos cuando tenemos cosas importantes que hacer en el pueblo por varios días — Indicando que ahora irían a ese lugar, continuando con la caminata tratando que ella se mantuviera a una corta distancia de donde estaba avanzando. Tardaron unos cuantos minutos en llegar a una casa del mismo estilo renacentista que todo el pueblo tenía; una fachada sin muchos adornos, de dos plantas y unas cuantas ventanas, no se veía nada elegante, solo un toque de la mano sobre la puerta fue suficiente para que esta se abriera.

— Bienvenida... — Permitiendo que ella entrará a esa casa, iba detrás de la chica, volteando el rostro, todo se encontraba como recordaba, un gran recibidor que daba hacía un par de escalinatas, una decoración bastante elegante que parecía combinar de manera perfecta con la que la líder del gremio. — Estamos solas — Notando que parecía ser que solo ellas se encontraban en ese lugar pues no había ninguna clase de ruido, caminando de nuevo, pasando la sala de estar y luego llegando hasta una sala aparte, en el interior de esta se encontraban varios espejos, un par de sillones con una apariencia cómoda y del techo un par de barras blancas.

Caminaba hasta llegar a uno de los sillones y tomaba asiento sobre este, cruzando una pierna sobre la otra. — Tenemos que empezar con el cambio de tu apariencia — Que no iba a permitir que ella tuviera esas vestimentas todo el tiempo, desplegando un menú, hacía algunos movimientos, al mismo tiempo las barras que estaban en el techo, se iluminaban, formando entre algunas luces un pequeño carro con varias prendas colgando, todas ellas en tonos azules y negros, pues por lo que había visto, era el tono que ella prefería y que favorecia su apariencia. — Puedes elegir lo que gustes, al fondo esta el cuarto para que te cambies — Indicando apuntando con el dedo indice hacía la puerta, aquello no era una sugerencia, si no mas un deber que tenía que hacer la chica, aunque aquello no lo decía con un tono imperativo, si no con esa elegancia normal en su voz.

La mujer sonrió, y con un movimiento de su mano hizo aparecer una pantalla de menú, seguramente para hacerla parte oficial de la guild. En efecto, una invitación no tardó en aparecer en el propio menú de la chica, que había habierto hace apenas un segundo. Al aceptar, pudo ver la información concerniente a la guild, y un chat privado de los miembros de ésta. Leyó varios mensajes de bienvenida, pero al no estar acostumbrada a tanto texto optó por cerrar la pantalla.

Siguió a Isabelle, primero fuera del baño y posteriormente fuera del local. Caminaron hasta llegar a la casa que la líder previamente había mencionado, la joven manteniéndose en silencio, sin saber qué decir ya. ¡Realmente estaba dentro de Arcadia! Con la emoción el camino se le hizo bastante corto, y cuando se percató, ya estaban entrando a la casa. Era igual de elegante que todo lo que parecía tener relación con la mujer a la que acompañaba, y tanto lujo no dejaba de impresionarle.

No pudo evitar cierto nerviosismo cuando la otra le dijo que se encontraban solas, y la siguió hasta otra sala. En ésta, la mujer se sentó en unos sillones de apariencia bastante cómoda, pero antes de que la chica pudiera imitarle, le dijo que debían cambiar su apariencia. La pelinegra volvió a hacer un leve puchero, pero no se quejó.

De todos modos, se sorprendió cuando vio la ropa aparecer frente a ella. Todo en tonos negros y azules, lo que le hizo sonreír. Al menos eso era de su gusto. -- Gracias. -- Agradeció, a la vez que asentía ante las palabras de la mujer y comenzaba a rebuscar entre la ropa. Estuvo en ello un par de minutos, hasta que escogió algo y partió al cuarto para cambiarse.

Luego de otro par de minutos, volvió a aparecer. Llevaba un traje largo, como un abrigo, que a la altura de la cintura se abría hacia los costados y le llegaba hasta las rodillas por delante, extendiéndose hasta el suelo en la parte de atrás. La prenda era de color negro, con variados detalles en azul cobalto. Llevaba unos pantalones negros ajustados, y unas botas del mismo color que le llegaban hasta las rodillas, y que también estaban adornadas con ligeros detalles azules, formando una araña en la zona de la rodilla.

Llegó frente a la mujer y dio una ligera vuelta, para luego mirarla, como esperando su aprobación. Al menos a ella le había gustado el atuendo, casi se sentía como una pirata.

Pacientemente esperaba por el cambio de ropa de la chica, posando sus enguantados dedos por el dorso del sillón, leyendo mientras algunos de los mensajes que estaban ocurriendo en el chat de la guild, verdaderamente era algo curioso como le daban la bienvenida, aunque le daba un tanto de gusto ver la optima respuesta que tuvo, le hacía sentir que ese grupo era como una familia, a pesar de ser piratas eran respetables entre ellos, honorables, era algo que siempre le había gustado seguir, una especie de lineamiento en la gente que aceptaba en el grupo, si esta no la seguía, se encargaba ella misma de arreglar este asunto y sacar a esa persona en el acto, aunque hasta ahora, no lo había hecho aún, por lo que esperaba que la chica que recién reclutó no fuera la primera en tener que sufrir ese destino.

Una vez que ella salía, la miraba de arriba a abajo, esa apariencia con las ropas nuevas que eligió le favorecía bastante, incluso le daba un toque mas maduro a su rostro, podría jurar que era como si esa manera de vestir fuera destinada para la chica. — Me gusta bastante, aunque personalmente elegiría un poco de escote — Eso se trataba de mera elección personal, especialmente porque ella gustaba de tener ese tipo de vestimentas, empezando con el hecho de que tenía con que presumir aquello, aunque la joven tampoco estaba tan mal.

— ¿Tienes donde quedarte? Muchos de la guild vivimos en la nave Queen Esmeralda, otros más tienen sus propias residencias. — Eso también era importante, quizá tenía que tomar un momento para pedir habitación para la chica, una muy cerca de su cuarto de preferencia, pensando en tomar a la joven como una 'protegida' por lo menos por el momento hasta que estuviera cómoda en la guild.

No pudo evitar el tensionarse un poco ante la mirada ajena, relajándose de inmediato cuando la mujer mencionó que le agradaba la elección de ropa que había hecho. Y en medio segundo se había sonrojado levemente con el comentario sobre el escote, e inevitablemente bajó la mirada para mirar la zona de su pecho. No, definitivamente no. No podría lucir un escote tan bien como la líder de la guild, así que mejor no molestarse en ello. Además, en el fondo, era algo tímida cuando se refería a ciertas zonas de su cuerpo, por lo que mantuvo silencio.

Ante la siguiente pregunta, la virus se quedó pensativa unos segundos. La verdad, se estaba quedando en habitaciones que conseguía con el dinero que robaba de jugadores desprevenidos, y estaba acostumbrada ya así que no le molestaba seguir así ... Pero tampoco podía perder la oportunidad de que le dieran o prestaran una habitación en la nave, por lo que finalmente negó con la cabeza. -- No realmente. ¿Debo conseguir algo? -- Preguntó con cierta inocencia. Tampoco quería parecer que se estuviera aprovechando, y si es que la mujer llegaba a decirle que debía conseguir algo por su cuenta, ella lo haría sin quejarse.