Let's burn this city to ashes!

Jairen, la ciudad puerto. Era un día soleado y el mar estaba calmo, especial para la gente que disfrutaba de éste ya fuera en diversas embarcaciones o simplemente nadando en las zonas permitidas y habilitadas para ello. La ciudad era ideal para los que deseaban tomarse un descanso, y se veía mucha gente pasear relajadamente por las calles, con uno que otro mercader tratando de vender algo.

La chica se encontraba en la azotea de un edificio, con expresión aburrida, lo que complementó con un largo bostezo. A ella no le importaba la belleza y calma de la ciudad. De hecho, todo lo contrario, detestaba tanta tranquilidad. -- A-bu-rri-doooooo ~ -- Canturreó con expresión infantil, frunciendo los labios mientras miraba hacia abajo. Estaba a una altura de unos 8 pisos, lo que le daba una vista privilegiada del puerto bajo ella, y se encontraba sola en aquel lugar, aunque el edificio parecía estar poblado.

¡Bien! Es hora de animar un poco las cosas, hehehe ~ -- Canturreó, estirándose y poniéndose a Fishbones -su fiel lanzacohetes- en el hombro, y buscando cuál sería el mejor lugar para dejar caer un disparo de éste.

Era la segunda vez que visitan Jairen. La primera ocasión fue durante una expedición forzosa que le obligó a explorar las cuevas subterráneas conectadas con la playa y encontrarse con un chico loco de atar. Ahora lo hacía por mero capricho, quizá para pescar, porque muchos le habían dicho que los peces de Jairen eran exquisitos muy a pesar de ser un simple mundo virtual.

¿Y qué tal si visitaba el bazar? Ah, habían tantas cosas por hacer en la hermosa Jairen. Si deseaba, solo tenía que pasearse por los lugares turísticos, porque eso sería en un abrir y cerrar de ojos (pero el disfrute se sentiría descomunal), o tal vez solo dedicarle tiempo a la caza de monstruos que se encontraban a las afueras del puerto marítimo. Aunque, lo último estaba en juego, porque, según Kotori (la cacatúa de plumaje dorado postrada en el hombro derecho de ella) le dijo que era mejor echarse un descanso de tantos problemas y quitarse la presión de los hombros. A fin de cuentas, no era una mala idea, porque si no lograba relajarse en su casa, entonces en aeon podría hacerlo en una simple piscina o en la costa de una playa sin que le pisaran los talones. Finalmente optó por ir a visitar el bazar, luego los centros turísticos de ahí, y para el término del día ya estaría pescado en un lugar tranquilo y apartado del bullicio del puerto. Sería el mejor día pacífico que habrá tenido en aeon, sin lugar a dudas.

Pasó por una calle en donde yacían varios edificios ligeramente modernos, tal vez de alguna compañía masiva de enlatados o una extensión de Infinity. No le echó tanta importancia, ni siquiera se percató de la chica a ocho pies de altura que cargaba un lanzacohetes a cuesta, sedienta de destrucción. Un chiquillo de piel morena, con su banda de amigos, pasaron por ahí revotando una bola de con parches hexagonales de marrón y dorado; estos se chocaron con Kiyohime, quien atajo al “líder” y su pelota, devolviéndosela. Ese acto provocó que ella se pusiera a hablar con ellos, como queriendo iniciar un partido al frente de ese edificio de ocho pisos.

Sus ojos, con ese brillo carmesí que les caracterizaba, se paseaban de un lado hacía otro, hasta que algo llamó su atención. Justo abajo del edificio donde se encontraba, una chica y un montón de chiquillos parecían dispuestos a jugar con una pelota. --  Pft, ¿Van a divertirse sin mi? -- Preguntó en falso tono ofendido al aire, apuntando su lanza cohetes hacia ellos. --  ¿Hm? ¿Qué dices, Fishbones? -- Dice de pronto, frunciendo el ceño y mirando al arma que cargaba. --  ¿Por qué no habría de dispararles directamente? ¿Oh? Ooooh .... Hmm ... Sí, sí, creo que tienes razón, hahaha ~ -- Canturreó, al parecer de acuerdo con lo que su arma le decía, aunque ésta no habló en ningún momento.

Se movió ligeramente y apuntó un poco más allá de donde estaba situado el grupo, a la orilla del puerto. Sin dudarlo otro segundo, disparó, y el cohete voló por los aires, estrellándose contra la orilla del puerto y destruyendo una parte de ésta, pero no demasiado grande ya que su verdadero objetivo era la gran ola que se había formado y había salpicado la calle completa, junto con hacer que varios botes chocaran contra la orilla fuertemente y se destrozaran.

Claro, aparte del caos general causado por la repentina explosión. Anarchy nada más río ante la gente asustada que corría y se preguntaba que había pasado, asomándose por el borde del edificio sin preocuparse de si alguien la veía o no, mientras consideraba si ahora usar su minigun o sus granadas.

Se había decidido por sus granadas, y jugaba con una en su mano cuando la chica de cabellos negros aterrizó cerca de donde se encontraba. La miró, ladeando el rostro, como si tratara de comprender de dónde había salido. Y es que no se había fijado para nada en ella cuando atacó, y estaba demasiado ocupada viendo a la gente correr como para fijarse en la joven que saltaba hasta su posición.

Se volteó para verla de frente, y adquirió una posición pensativa ante su pregunta. -- Hmmmm ...... No ~ -- Y con una pequeña risita, lanzó la granada que tenía en su mano hacia atrás, al vacío que terminaba en la calle a los pies del edificio. Luego, y sin previo aviso, tomó su pistola de rayos y la apuntó a la chica. -- Zap zap! -- Y con eso dicho, disparó un rayo de energía celeste en dirección a la pelinegra.