Survival Guide

Un halo de luz la cubrió por compleo.

Su vestimenta pasó de ser el uniforme de su gremio a su armadura plateada. Althenea sonrió para sus adentros, cerrando sus puños, asegurándose de que todo estuviese en orden. El coliseo, usualmente utilizado para batallas entre usuarios estaba vacío. Quizás era la hora, o los eventos en otros lugares de Aeon, pero ninguna alma se encontraba con la mujer. Su cabello rosa era lo más interesante dentro de las murallas grises y aburridas. Su armadura era algo que hablar para los expectadores invisibles. Muñecos de todo tipo, seguido con máquinas de ataque automático se encontraban al centro de la edificación. Althenea había decidido tomar un día libre para entrenar, ya que los templar de su gremio saldrían a una misión peligrosa en un mundo paralelo. Cosa que a ella no le hacía ninguna gracia.

Movió el rostro de izquierda a derecha, cerrando los ojos.

Con una gran velocidad se acercó hacia el primer objetivo, un muñeco de paja en mal estado. La punta de Blazefire Saber lo atravesó limpiamente, justo en donde debería de estar su corazón. Muñecos automatizados se acercaron a ella, como enemigos. los despachó uno por uno, sin ningún problema. Decidiendo que eso sería entrenamiento para niños, logró que el menú del coliseo apareciera. Cambió la modalidad del entrenamiento: avanzado.

Jamás había probado un sistema de entrenamiento, a excepción del que poseían en el gremio, pero supuso que sería normal para ella.

Bueno, se había equivocado.

Los muñecos de paja habían cambiado a unos de metal, y eran más escurridizos que antes. Uno de esos muñecos casi logró golpearla, pero los reflejos de Althenea eran más rápidos. Le agradecía a todas las batallas en las que salió victoriosa por eso. Un muñeco-enemigo lanzó un par de proyectiles, y la pelirosa tuvo que re-equiparse con su escudo, esquivándolos. El cambio de aura en el coliseo la desequilibró un poco. Se giró hacia las gradas, y un proyectil estuvo a punto de volarle la cabeza.

Entrecerró los ojos.

No podía ser él.

Había terminado de tener un entrenamiento en el coliseo, obviamente esto en el nivel mas alto, estaba a punto de salir del lugar cuando recordó que tenía que recargar todas sus armas, yendo hacía una maquina que mas parecía una expendedora de refrescos, pero con solo presionar uno de los botones, empezaba a recuperar las balas que había gastado en todo ese rato, solo era unos cuantos gastos de créditos y listo, ahora ya podría retirarse, aunque, al pasar por una de las entradas hacía el coliseo, pudo apreciar que esta marcaba " Entrenamiento en proceso" por ello fue hacía la puerta, llegando a las gradas, descubriendo de quien se trataba la persona que estaba en tal situación.

— Mira que tenemos aquí — Conocía desde tiempo atrás a esa jugadora, aquella temperamental pelirrosada, con la cual tenía una extraña relación, aunque, después de todo, no se quejaba tanto de aquello. Ya tenía tiempo que no veía a la chica, pero había escuchado de sus acciones, aunque no pensaba encontrarla en ese lugar, pues contrario a el, esta se trataba de una chica que participaba en una guild.

Avanzó por la escalinata del coliseo hasta quedar en uno de los bordes, solo viendo como la chica estaba peleando con aquellos muñecos de prueba, a los que el ya se había enfrentado minutos atrás, obvio, no se iba a meter en aquella práctica, sería un insulto para un guerrero que hiciera eso, pero solo esperaba que no pasará algo que terminara afectando a la mujer.

«Althenea, parece que acabas de ver a un fantasma.»

La pelirosa se maldijo por su voz interior, y abriendo rápidamente el menú de entrenamiento, pausó la serie de ataques que los obstáculos estaban enviando. También se re-equipó a su uniforme normal, que consistía en sus siempre confiables botas, y todo su atuendo de soldado. Con un movimiento hizo que sus armas desaparecieran del campo de batalla, pero mantuvo a Blazefire Saber dentro de su compartimiento de cuero. — Vaya, pensé que habías desaparecido de este mundo, Qu. — se sacudió las manos rápidamente, y puso los brazos en jarras. — No sé si lo notaste, pero había un entrenamiento en proceso. No deberías de interferir. — Althenea ladeó el rostro, bufando un poco.

¿Cuánto tiempo había pasado?

«El suficiente.»

Rodó los ojos ante la falta de silencio en su cabeza. Solo era K, el chico con el que había peleado una vez, con el que había hecho equipo mucho tiempo atrás. Cuando Althenea ingresó a Nova Hyperion perdieron el contacto. La pelirosa le sonrió entonces, avanzando un poco hacia las gradas. — Me debes dinero, si mal no recuerdo.

Era su forma de decirle "es bueno verte". Algo extraña, pero igual de cálida que antes.

Ubico los brazos sobre el borde, mirando a lo que pudiera hacer ella, pero tal como había comenzado a ver ese entrenamiento, este se detuvo, por lo que solo emitió un leve chasquido de los labios cuando apreció que había decidido terminar con la simulación, aunque al escuchar su voz, pudo apreciar que ella no se había olvidado de el, cosa que provocó que hiciera un movimiento de la mano a manera de saludo.  — Sabes lo que dicen, hierba mala nunca muere — Aunque sonara demasiado trillada la frase, quedaba bastante bien con su situación. Moviendo los brazos, para poner las manos sobre el borde, daba un impulso para levantarse de pie sobre este, dando un salto para poder aterrizar en el lugar donde se encontraba la chica.

— No iba a hacerlo, solo iba a ver lo que hacías, no a interferir en el — Reincorporandose después de haberse puesto en cuclillas al aterrizar, con un movimiento de la mano sacudía su ropa, la cual se había ensuciado por el polvo del piso, caminando a paso lento en dirección de la pelirrosada. — Si contestaras mis mensajes mas seguidos, habrías visto que en uno te mande adjunto lo que te debo — Eso lo había hecho desde hacía meses, incluso ese podría tratarse del último mensaje que le había enviado, a pesar de tener ya un buen tiempo de no compartir con ella, aun le consideraba una aliada, una compañera y bueno, no podía negar que siempre había tenido un poco de curiosidad por la templar.

Deteniendo los pasos delante de la chica. — Que gusto verte — No tenía reparos de decir esas cosas de manera directa, ni tampoco consideraba que fuera malo que lo hiciera de algún modo, en todo caso, no estaba mintiendo sobre eso, era una verdad.

La pelirosa frunció los labios.

— No, la última vez que hablamos fue en.. — hizo una pausa, y utilizando sus dedos apareció el menú de stats, luego el de conversaciones archivadas, y bueno, todos los colores se le subieron al rostro cuando vio que tenía un mensaje sin leer, con una fecha muy lejana a la actualidad. — Gracias, supongo. Podré comprarte algo lindo ahora, como un cerebro. — bromeó, y le dio un golpecito en el hombro. Althenea no recordaba la última vez que había bromeado con alguien que no fuese miembro de Nova Hyperion. Ninguno de sus compañeros entendía su característico sentido del humor, y ella estaba demasiado ocupada para explicarlo.

Ladeó el rostro, un poco divertida. — Podría decir lo mismo, pero no me alegro de verte. — alzó la vista, entrecerrando los ojos. — Probablemente tengas a un séquito de fangirls detrás de ti. No quiero niñas locas gritando en el coliseo, sabes. — comentó muy casualmente. Aunque le había perdido la vista en mucho tiempo, sabía que K no era el tipo de chico que pasaba por desapercibido. Vamos, con su cuerpo de soldado formal y sus armas, era imposible que la gente pasara de largo junto a él. Y las chicas —y chicos— solían seguirlo a todas partes. Althenea aguardaba; sabía que en un momento a otro, un montón de niñitas gritarían cosas indecentes y le rogarían un autógrafo.

«No sé por que te molesta.»

Estúpida voz interna.

Le sonrió burlonamente al albino, y con un movimiento ágil, sacó su espada de su compartimiento.

— Puedo rebanar unos cuantos cuellos.

Si en algo era bueno, era en recordar que pagara las cosas y en este caso, había pagado a la chica desde hacía semanas, no era alguien que le gustara las deudas.

— ¿Y bien? — Movía el rostro para ver hacía la pantalla que ella había hecho, notando que estaba en lo correcto, era un mensaje no leído que ya tenía bastante tiempo y por esta misma razón el no la había buscado pensando que estaba bastante ocupada. — Yo creí que ibas a usar ese dinero para comprarte un lindo conjunto para cuando saliéramos juntos — Estaba acostumbrado al tipo de humor de la chica, no era algo que le molestara, al contrario, disfrutaba ese juego que tenían entre ambos, ella le respondía de modo duro, mientras el mostraba un poco de aquella actitud despreocupada, relajada y ¿por que no? hasta cierto punto algo pícara.

— ¿Un sequito de fangirls? — Enarcando bien la ceja entonces ubicando las manos en la propia nunca, bueno, no podía negar que fuera un jugador con varias seguidoras y seguidores también, pero no era para tanto, no era aún alguien que llegara al nivel que sufriría de acoso de varias personas, mas por el hecho de que el evitaba eso, fueran seguidores, si llegaban a meterse demasiado, les ponía un alto, aunque fuera algo drástico. — Ves, no pasa nada — Cambiando la posición de los brazos extendiendo estos a los costados, como una señal de que nada estaba ocurriendo, el Coliseo estaba totalmente vació, incluso podría jurar de que solo estaban ellos dos solos en tal lugar.

Bajando los brazos a cada costado del cuerpo, caminando alrededor de la chica a pesar de que esta se encontrara con el arma de fuera, sonrió un poco. — ¿ Acaso debo decir que solo tengo ojos para ti ? — Manteniendo aún la actitud juguetona, deteniendo sus movimientos para ver hacía la chica, girando el rostro en su dirección para fijar los ojos en los ajenos.

Althenea tiró su cabeza hacia atrás, sonriéndole.

— Quizás.

Pocas personas entendían la personalidad de la templar. Así de sencillo. Si no lograban entenderla conforme pasaba el tiempo, se sentirían intimidados ante la voz severa y fría de la mujer. Fue distinto con K, por que desde el primer encuentro que tuvieron, el chico no paraba de bromear con ella. Cosa que a ella no le agradó, claro. Con el tiempo fue acostumbrándose al choque de personalidades —él, todo un bad boy, y ella... bueno, ella era una amargada—, y algunas veces se sentía más cómoda hablando con él que con su propia hermana.

Lo cuál era muy extraño.

Aprovechó la oportunidad cuando el warrior detuvo un poco sus movimientos, colocándole una mano en su hombro. Le sonrió tan maliciosamente, que por un segundo, no parecía la Althenea de cara alargada y facciones rígidas. Por un momento parecía otra chica, claro que no duró nada, pues prácticamente hundió sus dedos en el hombro de K. Entreabrió los labios, y bajó el tono de su voz. — ¿Un atuendo lindo? ¿Qué te parece un vestido con tus órganos internos? — se mordió la lengua, antes de soltar una carcajada. — Tus fangirls me matarían si algo como eso llega a pasar, Kenny. — canturreó su nombre, como toda una adolescente enamorada.

Sintió los dedos de la chica posandose sobre uno de sus hombros por lo que solo le miró, aunque esta acción primero le sorprendio al sentir como hundía los dedos de ese modo, pudo ver que seguía siendo la misma chica que conocía.

— Valdría la pena, con tal de verte con un vestido — Sin cambiar su expresión a pesar de como hacía tal acción, obviamente no la iba a apartar, ya que de hacer eso, se ganaría muchas burlas de parte de ella, además, no le afectaba, ni menos le dolía lo que estaba haciendo, tomando en cuenta que era alguien acostumbrado a las batallas, que alguien le hundiera los dedos sobre el hombro, no era nada en comparación a ser herido por una lanza o armas de gran impacto como las que había dentro de ese mundo.

Un movimiento con la cabeza en negativa acompañado de una risa hacía ver que le daba gracia tal comentario que decía sobre las fangirls, aunque era un tanto cierto. — La verdad, ellas se lo buscan al seguir a alguien que disfruta de tomar riesgos — Incluso la manera en que le llamaba hacía que le pareciera bastante curioso, obviamente fijando bien la mirada en la chica, aunque luego miraba a su alrededor, aún se encontraban completamente solos.

— ¿Que te parece si vamos a comer? Traje vehículo y a unos minutos de aquí hay un buen restaurante de carne — Invitando a la chica, obviamente el se encargaría de pagar todo, siendo el quien estaba invitando, además que después del entrenamiento que tuvo tiempo atrás, estaba un tanto hambriento.

La mujer se llevó la mano que antes lo sujetaba al mentón, pensativa.

— ¿Una cita, tú y yo? — movió la mano, como si no importara. — ¿Sin antes tener el permiso de mi padre, sacrificar a una cabra y todas esas cosas? ¡Esta relación va muy rápido! — se llevó la mano al pecho, dramatizando toda la escena. Así eran ellos. Pese a la fama de su ex-compañero, y sabiendo de antemano que la cabeza del albino valía más que la propia, seguía siendo el mismo. La fama no se le había subido a la cabeza, afortunadamente, y aún podían conversar como personas civilizadas. Sin tan solo pudiese hacer eso con los miembros de su gremio.. La pelirosa suspiró, y retrocedió un paso. No le molestaba la idea de una comida con K, pero había protocolos.

Siempre los hubo.

«Y de todas formas, él siempre te ganaba.»

Hizo que su vocecita se callase, antes de hacer una pequeña reverencia. — Espero que recuerdes como funciona esto. Un entrenamiento, nada del otro mundo. Después podremos ir a comer. — alzó su espada, y con un bufido movió algunos mechones rebeldes que caían sobre sus ojos. — A menos que seas un gallina. En ese caso, te pondré un distraz y luego comemos.

Lo decía en broma, pero su tono era tan aterrador que parecía una verdad.

Rió sonoramente producto de la actitud que ella tomaba sobre la invitación, obviamente el tipo de relación que tenían era como si fueran un par de adolescentes que jugaban y bromeaban sobre cualquier cosa, incluso sobre las tonterías mas grande, como ahora estaba ocurriendo, el nada mas levanto los hombros y no dijo nada mas en cuanto a esta cuestión, pues esperaba la verdadera respuesta que le pudiera dar Althenea. — ¿Como olvidarlo? Quisiste "entrenar" después que destruimos 5 kaijus a mano limpia — Llevó la mano derecha a la frente y señalo su sien con dos dedos, obviamente aquello no era un reclamo, si no, era una manera de marcar como recordaba bastante bien el tipo de protocoló que ella mantenía.

— ¿Acaso alguien tiene un fetiche con disfraces? Si vamos a esas, bien podría hacer que al perder te pusieras uno — Exclamó riendo y dando unos pasos para alejarse de ella caminando a buen paso hasta llegar al punto central del coliseo, con un movimiento de la mano derecha abría su menú, empezando a buscar entre sus objetos hasta que encontraba algo, materializando en sus manos una espada de gran tamaño — ¿El primero que llegue a los 3 puntos te parece? — No iba a ponerse a pelear con ella usando las armas de fuego, pues esto traería una gran desventaja del lado de la mujer, por ello ahora se puso a su igual, de todos modos, también tenía conocimiento de usar ese tipo de armas y no estaría tan perdido como cualquiera pensaría.

— Que sea una apuesta, entonces.

No bromeaba esta vez, nunca lo hacía con apuestas, batallas y los pasteles de chocolate. Si K podía entenderla, la apuesta sería sencilla: el perdedor utilizaría un disfraz. Althenea no podía perder. Tantos momentos entrenando a la par del albino... se sabía como peleaba, como se movía y las armas que utilizaba. Le sorprendió un poco cuando él tomó una espada, a diferencia de sus armas normales. La pelirosa frunció los labios en una línea recta. ¿Qué estaba tramando? Como fuese, ella manejaba las espadas de mejor manera que el warrior. Esperaba que la gran brecha de tiempo en el que no se habían visto no cambiase las habilidades de alguno.

Por que si lo hacía, estaba en grandes problemas.

Althenea invocó su armadura plateada, Valhalla, pero se mantuvo con la misma espada. Después de unos segundos, le sonrió. — Kaijus, kaijus, kaijus. Creo que recordamos esa misión de manera diferente.— hizo una pausa, tomando una buena distancia entre el albino y ella. — Me parece bien. Te verás adorable en un uniforme del gremio... — Althenea abrió el menú de opciones, preparando la configuración para el encuentro. Introdujo toda la información que el coliseo requería, y poco a poco, los muñecos y máquinas con los que había entrenado desaparecieron.

«El entrenamiento comenzará en diez... nueve... ocho...»

Esta vez no era su voz interna. Ladeó el rostro, y sonrió apenas un poco.

Background Music:

— Entonces ya esta dicho —

Con un movimiento de la cabeza afirmaba a la apuesta que habían solicitado, escuchando entonces el conteo que estaba comenzando en el lugar, sabía bien que esta pelea sería un tanto distinta a las otras, debido a que no sera de aquel que deje al otro vencido, si no, sera como una pelea de esgrima, en la cual atacaran con todo y el que este en posición para dar un ataque letal, terminaría ganando un punto, era algo que ya habían practicado infinidad de veces en el pasado, por lo que no sería algo nuevo, aunque las últimas veces que lo habían hecho, fue totalmente diferente porque el lo hizo usando armas de fuego, estas teniendo ventajas ya que no afectan tanto sus movimientos como una espada.

A pesar de que su arma era bastante pesada, manejaba esta sus manos como si fuera una pluma, moviendo esta agilmente para marcar los movimientos.

« tres... dos... uno... ¡ Comiencen ! »

Al escuchar la marca de inicio, se movió a velocidad hacía ella, cambiando por completo la actitud tan tranquila en como estaba moviendo su arma ahora sujetando esta bien con sus dos manos, lanzando un corte ascendente en diagonal, obviamente este lo hacía con velocidad y potencia, casi como si estuviera esperando la reacción que ella pudiera tener para dar una respuesta.

Althenea lo observó fijamente.

No se movió cuando lo vio con su actitud despreocupada. Sabía que la actitud de K era como la de una serpiente, analizando el territorio antes de atacar. Era algo que le había enseñado —aunque, Althenea jamás lo diría en voz alta—, y funcionaba perfectamente.

«tres... dos... uno... ¡Comiencen!»

Tan rápido como un rayo, se lanzó contra ella. La pelirosa utilizó su mano izquierda, donde el escudo de su armadura se encontraba, deteniendo el ataque. La fuerza y velocidad con la que el arma del albino la golpeó fue tanta, que Althenea tuvo que hundir los pies en el suelo del coliseo, deteniendo una posible caída. Utilizando esa misma fuerza, intentó elevar su escudo para golpearle la mandíbula, mientras invocaba a Crimson Blade, tratando de golpear a su enemigo con la punta de la hoja.

Mantenía los ojos fijos sobre los masculinos, intentando predecir su siguiente movimiento.

Para su desfortuna, con el tiempo aprendió que K no era el tipo de hombre predecible.

— Va a ser una cena muy cara, y un disfraz muy embarazoso.

En todo momento estaba con una sonrisa en los labios, era alguien que disfrutaba las peleas, especialmente estas que tenían un reto mas, en este caso, la de hacer que la chica terminara usando ese disfraz, obviamente, iba a hacer todo para ganar, fuera como fuera, solo le separaban 3 puntos de esa victoria que podía lograr.

Al apreciar que ella iba a buscar el golpe con el escudo se movió hacía atrás, pero no solo eso, con el pie busco el punto preciso para pisar sobre el escudo y ejercer fuerza a manera de realizar un empujón que buscara hacer que ella perdiera un tanto el balance, aunque al realizar tal acción apreció lo bien plantada que estaba en el suelo, por lo que dudaba que su acción fuera efectiva mas que un solo como acción sorpresiva.

Pero esto no fue lo único que iba a hacer, aprovecho estos segundos del empujón para cambiar rápido de posición en que tomaba su arma, solo para plantarse bien con los pies en el suelo y girarse a gran velocidad en su propio eje, pasando un corte de derecha a izquierda el cual detenía solo a unos centímetros del cuerpo de ella. —Te tengo

Dijo riendo bajo, bajando su espada entonces y girandose para dar unos cuantos pasos hacía atrás, obviamente eso fue la manera de marcar un punto, aunque sabía que ese había sido mas por rapidez, pues ya estuvo a nada de que ella le golpeara.

Althenea bufó, moviendo algunos mechones de cabello.

1 punto a 0.

La voz robótica anunció. La templar observó a su contrincante con desdén.

Retrocedió un paso, y tras un momento, el escudo desapareció junto con toda su armadura, revelando únicamente su uniforme del gremio. Entendió entonces que eso no se trataba de la mejor defensa: si no la mejor velocidad y los mejores reflejos. Armaduras tan pesada como esa, o Equilibrium, solo la harían perder. Su uniforme normal le entregaría la flexibilidad que necesitaba.

La pelirosa inhaló una bocanada de aire, sujetando el mango de su espada con fuerza, e impulsándose con los pies, acortó toda distancia entre ellos a una velocidad envidiable. Hizo la finta de golpearle con la espada en el hombro izquierdo, pero en el último momento usó la punta de su pie para golpear la pantorrilla del albino, obligándolo a caer.

Su espada había quedado a un costado del rostro masculino.

— Concéntrate.

Estaba moviendose para hacer una distancia entre ellos cuando entonces fue que ella decidió atacar de tal manera, no le podía culpar, aquello era como si fuera una pelea normal, por lo que no pudo evitar ni la barrida, ni mucho menos que marcará e punto, solo mirando hacía esta con una sonrisa en los labios.

1 punto a 1.

Notando el filo de su espada y la posición en la que ella se había colocado para eso, se movió sin esperar un conteo o nada, solo para abrazar el brazo en que empuñaba el arma, como si se tratara de una serpiente aferrándose a su presa, haciendo fuerza para evitar que se levantara, además de impulsar su peso de modo contrario. — Lo mismo digo — Tomando su espada con una de las manos, lanzando una estocada que se detuvo a escasos centímetros del rostro de la templar.

2 puntos a 1

Una vez que terminó de marcarse el punto, soltó la presión que tenía con las piernas para aterrizar estas y con un movimiento de resorte ponerse de pie, sujetando la espada con ambas manos, esperando por el siguiente ataque que la chica pudiera hacer, esta vez, no le iba a tomar por sorpresa.

La cara de K había quedado peligrosamente cerca de la suya.

Con esa estúpida sonrisa en el rostro.

2 puntos a 1.

Althenea se mordió el labio, impulsándose con las piernas para levantarse. Movió la espada de un lado a otro, tratando de ganar algo de tiempo. Los dos se encontraban probablemente, a la misma altura de fuerza y velocidad. La templar odiaba admitirlo, pero en ese momento, cualquiera podría ganar. Ladeó el rostro, y como si de un resorte se tratase, cortó la distancia nuevamente, ésta vez lanzando cortes en vertical, avanzando cada vez más a cada paso. No intentaba golpearle, intentaba buscar un punto ciego o una abertura para obtener la victoria.

Intentó golpearle el estómago, luego el pecho y finalmente hizo una finta de darle en la mejilla derecha, invocando su segunda espada en la mano libre, apuntando directamente a su garganta.

— Hablas demasiado.

2 puntos a 2.

Tal como tomo la ventaja, de ese mismo modo la perdió, quedando con los ojos puestos sobre la segunda arma, obviamente esto hizo que su sonrisa se ampliara mas, ya era el punto decisivo y no iba a dejarse ganar con tanta facilidad, menos sabiendo que la forma en que hacer que le pagara, iba a hacer algo sumamente humillante, podría ser un traje de gallina, o cosas mucho peores.

— El último — Esperaba un momento, un par de segundos y como si fuera disparado por una cuenta se lanzaba en su dirección, dando movimientos con la espada, cortes que no eran rápidos, pero si bastante fuertes, haciendo esto de manera bastante constante, buscando con ello que ella mas que esquivar, bloqueara.

Continuó con estos mismos movimientos, buscar ponerla en problemas, hasta que vio el momento en que ella bloqueara con ambas espadas, asi ejerciendo toda su fuerza en ese mismo corte, provocando que la posición de defensa de la chica quedara abierta, sin importar que esto provocara que su espada saliera volando, no perdiendo el tiempo y poniendo la mano tras su cuerpo, llevando a la espalda, a las armas de fuego que aun cargaba, sujetando esta bien y poniendo la boca del cañon directo justo a centimetros del rostro de la mujer, marcando con ello el punto de la victoria.

— Casi... — Mostrando una sonrisa traviesa en labios, aun con el arma apuntando hacia ella, dando un paso lateral sin bajar el brazo, solo dejando que su espada terminara aterrizando de modo que el filo se clavara contra el suelo a escasos pasos de el.

El contraataque la tomó por sorpresa.

Utilizó las dos espadas para bloquear los golpes del arma de K, involuntariamente retrocediendo con cada golpe. Desde ese punto, con ambas manos ocupadas, no podría utilizar la izquierda como siempre lo hacía, y no había manera en la que pudiese invocar su escudo o cambiar totalmente de armadura. «Sería una pérdida de tiempo, además». Althenea pegó un brinquito al retroceder, tratando de redireccionar el ataque del albino, sin éxito.

Llegó el momento en el que su sistema de defensa no funcionó como ella esperaba, y a regañadientes, tuvo que bloquear el último ataque con las dos espadas al mismo tiempo. El golpe final, como pudo notar, la desequilibró totalmente. Para cuando intentó esquivar el golpe con una inclinación de cuerpo, el arma del warrior ya se encontraba a pocos centímetros de su rostro. Escuchó el sonido del metal contra el suelo, y alzó una ceja. La espada de K había caído con tanta fuerza que estaba incrustada en el suelo.


La pelirosa se mordió la lengua. No le importaba lo que la pantalla o la voz robótica dijese. Concentró su energía, y las dos espadas desaparecieron, regresando a la dimensión de bolsillo de la templar. Ladeó el rostro, con una media sonrisa en el rostro. Tomó la punta de la pistola, sabiendo que el chico no la dispararía.

— Piu piu piu.

Luego, intentó hacerlo caer con una patada en la pantorrilla.

Había ganado, por ello, le tocaría elegir un traje para que ella vistiera, claramente era lo que esperaba, a tal punto que su sonrisa se amplio, aunque con la barrida que le daba, tuvo que reaccionar pronto, estirando la mano libre solo para sujetar la tela del uniforme de ella y halando de este, si iba a caer, se la iba a llevar consigo.

Azotando en el suelo por la patada que le había dado, pero no conforme con eso, ella quedaba encima suyo, mirando hacía el rostro de la chica una vez que ambos estaban en el suelo — No ibas a darme la victoria tan fácil ¿no? — Se quedo pensativo por un momento, ahora venía lo bueno, pensar de que la iba a disfrazar, mas aún, ahora que ambos iban a salir a comer, así que tenía que ser algo bueno, muchas opciones vinieron a su mente, aunque igual, esperaba ver si ella no ponía algún tipo de excusa al resultado.

La caída de la pelirosa fue predecible.

Había sentido el jalón de sus prendas, y en un mínimo esfuerzo de retroceder, cayó al suelo —bueno, al cuerpo de K— como un soldado de guerra. Menos mal que el coliseo estaba desierto, así podría golpearlo cuantas veces quisiera por su torpeza. Se mordió la lengua, pues estuvo a punto de darle un golpecito con el mango de su espada, para que se levantara, pero recordó que las armas ya no estaban en la misma dimesión.

«Muy bien, Althenea, muy bien.»

Rodó los ojos ante el comentario de su compañero, y tras carraspear un segundo, le respondió.

— Tu punto débil es más patético que el traje que tendré que usar.

Lo dijo. No había marcha atrás. El orgullo de la templar era más grande que cualquier humillación pública. Si no hacía lo que habían apostado, K jamás dejaría de molestarla con eso. Optaría por perder su dignidad durante cinco minutos, a toda una vida con el constante recordatorio de que era una gallina. — Eres un idiota. — comentó para ella misma, pero no se movió.

Obviamente no cabía con la sonrisa que tenía en los labios, aunque esta no era de burla, si no, de satisfacción por haber vencido a un buen oponente, no esperaba que terminaran en esa posición, pero tampoco se estaba quejando de aquello, se encontraba bastante cómodo, aunque recordó que aun quedaba el motivo por el cual había comenzado todo esto, el ir a comer algo, lento fue reincorporando el cuerpo para quedar levantado, ayudando a la chica a por igual ponerse de pie al tomar su mano y halar.

— Es hora de elegir — Apartando la mano de ella una vez que se había levantado para llevar esta misma al mentón propio quedando con una actitud bastante pensativa, aunque luego generaba una pantalla para buscar algo, una tienda de disfraces de todo tipo dentro de Aeon, sabía que era la perfecta oportunidad para humillar a la mujer con algún traje, quizá de gallina, quizá de un cupcake, pero no, su menta había maquilado algo mas perverso, aprovecharía que casi nadie iba a esos lugares y que el coliseo estaba vació para hacer algo que ni en un millón de años ella haría. Con otro movimiento creaba 3 pantallas, una mostraba un traje de policia, otra mas un traje sastre corto y por último, un traje corto que además tenía una cola y orejas de gato integradas las cuales reaccionaban a las emociones del usuario, obviamente sabía que se ganaría muchos comentarios sobre lo pervertido que era eso pero ¿cuando tendría la oportunidad de verla en una ropa que no pareciera de hombre?.

— Elige

Debía de ser una broma.

¿Cómo había terminado vestida con unas orejas de gato y ropa que a su parecer, era demasiado reveladora? Oh, cierto. Su mano se deslizó de más en el menú que K le había dado a escoger, y en un momento, su configuración pasó de querer ser el traje de policía —era el más decente de todos— a un aleatorio, que terminó siendo, para su mala fortuna, el traje que jamás se pondría. Y sin embargo estaba ahí. Con esa falda tan embarazosamente corta, mostrando al mundo su abdomen y esas rídiculas orejas de gato que hacían juego con la cola que repentinamente había aparecido. Bufó, moviendo su flequillo un poco, cruzándose de brazos.

Su nivel de humillación estaba por la borda.

En cualquier momento perdería ese rostro calmado y sereno, y sería reemplazado por su actitud de perra, tratando de meterle una bala entre lo ojos al albino. Había sido culpa de él, y solamente de él. — Espero que estés feliz. — murmuró, cerrando los ojos.

Nyan nyan nyan.

Ya podía escuchar a sus compañeros burlándose de ella por algo tan estúpido.

Entonces el cambio ocurrió y pareció ser que ella hizo una decisión, honestamente el pensaría que iba a usar el traje de policía, porque quedaba mas con la apariencia que ella usaba, además de que iba mas con su personalidad, pero al ver en lo que había acabado, su sonrisa cambio a una leve risa, no tanto de burla, si no porque verdaderamente no esperaba que terminara con esas prendas, incluso aplaudió un poco, vaya, no sabía si fue que la agarro de buen humor, aunque viendo la expresión que ella tenía se dio cuenta que seguro lo que ocurrió fue un pequeño error, algo que había salido de las manos de ella y que le hizo terminar en aquello.

— Como no tienes idea, además, te queda bien — Un desliz de la mirada fue suficiente para poder admirar el traje por completo y ver como era que se ajustaba al cuerpo de ella, luego se giro sobre su propio eje. — Vamos a comer entonces — Le indicó con la mano derecha, de todas formas, no iba a ser mas insistente con la situación del traje, ni tampoco iba a hacer comentarios pesados sobre eso, no era algo que hacía para humillarla, como cualquiera pensaría, si no porque quería darse un gusto de verla de una forma diferente.

Avanzó por los pasillos del Coliseo, parecía ser que aún se encontraba vació, hasta que entonces, a una distancia prudente escuchó un ruido, entonces moviendo la cabeza a velocidad para apreciar, sacando su arma y sin pensar, dando un disparo directo al objetivo, se trataba de un jugador, que ni tuvo oportunidad de ver o saber porque había pasado eso, aunque, esa era una de las reglas del PVP, matar o morir, aunque la razón por lo que había hecho iba mas para evitar que alguien más viera eso. — No te preocupes, no dejare que nadie mas te vea asi... — Continuó caminando por el pasillo, hasta que llegaba al área de vehículos, no había nada a excepción de su nave, la cual podría parecer un auto normal, solo que con detalles mas modernizados que hacía que pareciera algo futurista de ciencia ficción, avanzando un poco, abría la puerta del co-piloto, esperando que subiera. — No es muy lejos de aquí, solo son a lo mucho 15 minutos — Que el lugar a donde irían a comer sería algo cerca, pero a el le fascinaba ese lugar y quería compartir aquello con ella.

Bueno, estaba segura de una cosa.

No volvería a usar ese disfraz, aunque estuviese guardado en su inventario. Y K se las vería muy duras de ese momento en adelante. Bufó un poco, cruzándose de brazos para ocultar la poca dignidad que aún le quedaba. Lo siguió sin decir nada, Althenea no era una mujer de muchas palabras de cualquier forma. Él debería de saber que el interior de la pelirrosa estaba hirviendo en ira, pero por obvias razones, la templar no diría ni pío al respecto. No se molestó cuando el otro jugador desapareció tan rápido como había aparecido. Simplemente enmarcó una ceja, y siguió caminando.

Se detuvo en seco, observando el automóvil.

— Debes de estar bromeando.

De ninguna manera iría a comer vestida de esa forma.

Las personas en Aeon podían utilizar cosas llamativas, hell, incluso un león sobre sus cabezas, pero Althenea no era tan tonta como para ponerse cosas tan ridículas. El warrior debía de odiarla. Esa era la única explicación. Antes de que el albino pudiese decir algo más, la templar se recargó contra la puerta del piloto, dándole a entender que no cedería en ese juego y que de ninguna forma subiría a su auto con un disfraz como ese.

A menos que K tuviese un raro fetiche, la dejaría cambiarse. ¿Cierto?

No creo que lo haga.