Two steps from hell
Two steps from hell
La misión que había tomado parecía sencilla: unos seres malignos estaban atacando a un pueblo que se encargaba de crear armas para Aeon, y los pequeños seres necesitaban ayuda. Nova Hyperion, el gremio al que Misguided pertenecía, le había comandado atender dicha misión. Aunque la pelirosa lo encontrara sumamente soso —realmente, ¿y si solo los enanos querían llamar la atención— no podía desobedecer órdenes directas. Aceptó con la única condición de no tener a otro miembro del gremio como parte de su equipo. Muchos de los templar se rehusaron a dicha condición, pero después de un gran debate, accedieron. Después de todo, ella trabajaba sola, y lo haría sola sin ningún problema.
El plan no salió como le hubiese gustado, cuando en el último momento, alguien más ingresó a la misión.
Tendría que soportar a otro compañero, muy a su pesar.
En ese momento se encontraba en el vehículo de Nova Hyperion. Era algo parecido a un auto volador, pero llevaba las insignias del gremio por todos lados. El conductor le avisó que habían llegado a su destino, y después de asegurarse que todo estuviese en orden, Althenea le agradeció con un ademán de su cabeza.
Luego, saltó en caída libre hacia el suelo desértico que serviría como punto de encuentro para ella y su compañero de misión. Aterrizó poco después, y después de sacudirse la ropa, puso ambas manos en cada lado de su cadera.
Esa iba a ser una larga misión.
Althenea Cártaigh- Player
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Re: Two steps from hell
Ya era el colmo.
Días sin tener algo que hacer o algo que le divirtiera. Era todo absolutamente aburrido y tampoco le apetecía ir a PVP para molestar a los jugadores y, quien sabe, causarle alguno que otro daño. Fue por ello que su mayordomo, Montblanc, sugirió que tomara alguna de las misiones que el juego ofrecía a los jugadores. Costo un mundo convencerla. Lucifer prefería atormentar jugadores que estar gastando su tiempo en un puñado de ineptos. Pero ¿Tenia otra opción?
Reviso las tres diferentes misiones que ofrecía el sistema en esos momentos y se debatió internamente por cual aceptar y cual rechazar. Hasta que en una de ellas, el numero de participantes aumento. Intrigada y algo curiosa, fue como escogió la misión que recién había sido tomada por otro jugador, sin molestarse en mirar la información, ni la recompensa ni tampoco en los datos de su compañero.
Mientras mas rápido, mejor.
No utilizo un transporte común o la teletransportacion ofrecida por el juego. Sino que fue Montblanc quien le ayudo a ignorar las leyes del espacio-tiempo, abriendo un portal para llegar con mas facilidad. Era la única utilidad que le daba a su mayordomo, aparte de servirle y cuidarla, también le servia como un útil medio de transporte.
Sus pies finalmente tocaron suelo, sujetando con sus manos, la falda de su largo vestido negro. No tardo en identificar a una jugadora a pocos metros de ella. La observo con discreción, de pies a cabeza, examinándola y finalmente esbozo una sutil y pequeña sonrisa.
— Eres quien acepto la misión junto conmigo ¿Verdad? — No esperaba respuesta ni tampoco iba a perder tiempo para las presentaciones. Simplemente, agrego — ¿Que debemos hacer?
Ella solo vino a divertirse, no ha gastar tiempo leyendo las indicaciones de la misión.
Días sin tener algo que hacer o algo que le divirtiera. Era todo absolutamente aburrido y tampoco le apetecía ir a PVP para molestar a los jugadores y, quien sabe, causarle alguno que otro daño. Fue por ello que su mayordomo, Montblanc, sugirió que tomara alguna de las misiones que el juego ofrecía a los jugadores. Costo un mundo convencerla. Lucifer prefería atormentar jugadores que estar gastando su tiempo en un puñado de ineptos. Pero ¿Tenia otra opción?
Reviso las tres diferentes misiones que ofrecía el sistema en esos momentos y se debatió internamente por cual aceptar y cual rechazar. Hasta que en una de ellas, el numero de participantes aumento. Intrigada y algo curiosa, fue como escogió la misión que recién había sido tomada por otro jugador, sin molestarse en mirar la información, ni la recompensa ni tampoco en los datos de su compañero.
Mientras mas rápido, mejor.
No utilizo un transporte común o la teletransportacion ofrecida por el juego. Sino que fue Montblanc quien le ayudo a ignorar las leyes del espacio-tiempo, abriendo un portal para llegar con mas facilidad. Era la única utilidad que le daba a su mayordomo, aparte de servirle y cuidarla, también le servia como un útil medio de transporte.
Sus pies finalmente tocaron suelo, sujetando con sus manos, la falda de su largo vestido negro. No tardo en identificar a una jugadora a pocos metros de ella. La observo con discreción, de pies a cabeza, examinándola y finalmente esbozo una sutil y pequeña sonrisa.
— Eres quien acepto la misión junto conmigo ¿Verdad? — No esperaba respuesta ni tampoco iba a perder tiempo para las presentaciones. Simplemente, agrego — ¿Que debemos hacer?
Ella solo vino a divertirse, no ha gastar tiempo leyendo las indicaciones de la misión.
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Re: Two steps from hell
Althenea la ignoró completamente.
Solo le bastó una mirada a la cría para saber que no tenía por qué gastar saliva en una mocosa como esa. Se giró hacia el camino que debían de tomar, iniciando la marcha. El pequeño mapa que les mostraba el camino era suficiente. La mujer no le daría explicaciones, y si esa niña tenía un cerebro, entendería que la templar no se molestaba en asuntos meramente innecesarios. Por su parte, Althenea hubiese deseado trabajar sola. Pero ahora, con la nueva panorámica de prácticamente ser una niñera, preferiría al chico loco del gremio, ese que olfateaba el cabello. Con cada paso que daba comenzaba a arrepentirse de tomar la misión.
«Pero ahora estás aquí, así que... contrólate.»
Su vocecita alardeó, y Althenea no pudo hacer más que bufar.
— Seguiremos hacia el norte hasta encontrar las cavernas. Si tienes algún arma, no la pierdas de vista.
Invocó su Blazefire Saber, empuñándola con fuerza.
Althenea Cártaigh- Player
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Re: Two steps from hell
Alzo ambas cejas, un poco sorprendida por la actitud tan antipática de la mujer. Aunque tampoco se iría con demasiados miramientos, ya que ni a Lucifer le agradaban las féminas. Menos de esta clase de carácter tan asqueroso. Tuvo el impulso de invocar a uno de sus centinelas para que se encargara de acabar con la "vida" de esa insolente, sin embargo, ya tendría tiempo para hacer de las suyas. Recién comenzaba el juego y ni gracia tendría eliminarla al inicio.
Siguió los pasos de su 'compañera', notando aquella arma que blandía en sus manos. Curioso, pero no impresionante. Habían cosas mejores por la cual impresionarse y eso, ni siquiera le arranco un jadeo de sorpresa.
Para pasar el rato, observo a su alrededor, siempre notando los mismos panoramas, sin algo interesante para poder divertirse. Suspiro. Probablemente la idea de tomar esta misión fue demasiado apresurada y, por ende, inútil. Llevo una mano hasta una de las mangas de su vestido, extrayendo de allí, una carta con el numero VIII en una de sus caras.
— Oberon — Murmuro por lo bajo al tiempo que la carta lentamente se desvanecía entre sus dedos. Un circulo se dibujo en el suelo junto con otras escrituras a su alrededor. Pronto, la armadura oscura de Oberon se materializo a su lado. El caballero hizo una reverencia ante su ama y camino cerca de ella.
No tardaron en llegar a la boca de una de las cavernas y solo se escuchaba el murmullo del viento fluir desde el interior de aquel agujero. Lucifer frunció el ceño y observo a su compañera de reojo.
— Con permiso — Y se adentro primero en la caverna antes de que la pelirrosa dijera algo, si es que planeaba hacerlo. Oberon le siguió de cerca, con una mano en la empuñadura de su espada.
La desenfundo tan pronto como percibió una especie de escupitajo dirigirse hacia su ama, bloqueándola con el arma. Arriba, en la parte superior de la caverna, caminaba a cuatro patas, una especie de humanoide con una boca exageradamente grande y desde el interior, meneaba su lengua bífida de un lado a otro. Pero no era el único, al alzar la mirada hacia arriba, noto alrededor de cuatro o cinco de ellos. Pronto, en la boca de Lucifer, se formo una sonrisa.
Siguió los pasos de su 'compañera', notando aquella arma que blandía en sus manos. Curioso, pero no impresionante. Habían cosas mejores por la cual impresionarse y eso, ni siquiera le arranco un jadeo de sorpresa.
Para pasar el rato, observo a su alrededor, siempre notando los mismos panoramas, sin algo interesante para poder divertirse. Suspiro. Probablemente la idea de tomar esta misión fue demasiado apresurada y, por ende, inútil. Llevo una mano hasta una de las mangas de su vestido, extrayendo de allí, una carta con el numero VIII en una de sus caras.
— Oberon — Murmuro por lo bajo al tiempo que la carta lentamente se desvanecía entre sus dedos. Un circulo se dibujo en el suelo junto con otras escrituras a su alrededor. Pronto, la armadura oscura de Oberon se materializo a su lado. El caballero hizo una reverencia ante su ama y camino cerca de ella.
No tardaron en llegar a la boca de una de las cavernas y solo se escuchaba el murmullo del viento fluir desde el interior de aquel agujero. Lucifer frunció el ceño y observo a su compañera de reojo.
— Con permiso — Y se adentro primero en la caverna antes de que la pelirrosa dijera algo, si es que planeaba hacerlo. Oberon le siguió de cerca, con una mano en la empuñadura de su espada.
La desenfundo tan pronto como percibió una especie de escupitajo dirigirse hacia su ama, bloqueándola con el arma. Arriba, en la parte superior de la caverna, caminaba a cuatro patas, una especie de humanoide con una boca exageradamente grande y desde el interior, meneaba su lengua bífida de un lado a otro. Pero no era el único, al alzar la mirada hacia arriba, noto alrededor de cuatro o cinco de ellos. Pronto, en la boca de Lucifer, se formo una sonrisa.
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Re: Two steps from hell
Althenea reprimió el impulso de darle una bofetada.
«Niña malcriada.»
La siguió con una distancia prudente. Después de todo, no sabía lo que ella podía llegar a hacer. Por el método en el que llamó a una armadura, supuso que debía de ser una invocadora. No de su tipo, claramente. Althenea solo podía invocar armas, escudos, cualquier cosa que se almacenara en la dimesión de bolsillo. Y la niña esa, bueno, sus habilidades parecían superiores en el ámbito de los summoners. El tren de pensamientos de la pelirrosa se terminó cuando hubo peligro dentro de la caverna. Por reflejo, la templar se lanzó delante de la niña para protegerla con su propia espada, pero la armadura se le adelantó.
— ¿Qué demonios...?
Dentro de su estadía en Aeon jamás había visto algo como lo que estaba a punto de atacarles. Parecido a las hienas, el ruido que esas cosas hacían no le traía buenos pensamientos. Cosas. Otro humanoide había aparecido en la escena. La mujer cambió rápidamente su vestimenta a su armadura plateada, lista para patear algunos traseros.
Althenea Cártaigh- Player
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