Fight until you're broken.

[ Misión ] Heal Fruit

. . .

Polvora entrecerró los ojos, hizo una mueca y ladeó su cabeza hacia un costado.

¡El guardia no la dejaba pasar!

A pesar de que le comentó inocentemente que solo vería algunos frutos por cultura popular, el gorila -Polly no sabría llamarlo de otra forma- puso los brazos en jarras y negó con la cabeza. ¡Ese hijo de medio Troll! La pelirosa lo fulminó con la mirada, e infló sus mejillas mientras se alejaba de la entrada con cautela. Otro tipo de visitantes, más comunes tenían acceso a la zona sin ningún problema. Claro que ella, con todo lo que llevaba encima, era un peligro para la sociedad. Botas de un rojo brillante con plataforma, medias a blanco y negro, un atuendo pastel y una corona en la cabeza no pasaban tan desapercibidas. Así que bufó, e hizo un berrinche durante cinco minutos, pateando lo primero que encontrara.

No debí de tomar la misión.

Soltó un suspiro, resignada, y pegó un brinquito. El sonido de sus monedas al chocar una con otra le dio una idea. Una terrible idea, realmente. Pero aún así lo intentaría por que realmente quería la recompensa de tan aclamada misión. Así que sin dudarlo, tomó un par de monedas y con la velocidad que la caracterizaba, tiró las monedas en dirección al guardia de seguridad. Si este giraba su rostro hacia las monedas y se inclinaba a tomarlas, Polly podría entrar por uno de los espacios libres y así comenzar con su búsqueda. Si no, habría severos problemas y probablemente la mandarían de nueva cuenta al tablón de misiones.

Así que lo hizo: tiró las monedas y cruzó sus pálidos dedos para que funcionara.

El guardia escuchó el sonido con claridad, y se inclinó hacia delante, buscando el origen de éste. La ladrona aprovechó el momento, y corrió todo lo que sus piernas pudieron permitirle -que realmente, comparado con un humano común era bastante- y cerró los ojos cuando estaba a punto de pasar al costado del gorila.

«Que funcione, porfavor, que funcione.»

Y después...

Había terminado con un montón de trabajos y por eso prefirió el tomarse un buen descanso para hacer lo que mas le divierte, hacer misiones y ahora había tomado una, aunque estaba algo dudosa porque alguien mas la había tomado antes, Polvora Redfox, menudo nombre, al menos esperaba que no se metiera en sus asuntos o que no se ofendiera por el hecho de que entrara a la misión que ella ya tenía, igual, en el menú le aparecía que no había mucho movimiento en cuanto a la misión, por lo que quizá es que ya se había olvidado de esto o algo por el estilo.

Por eso tampoco tenía mucha prisa para cumplir con la misión pero ahora aprovecharía que estaba con ese rato libre, por ello llego al lugar indicado y vio como parecía ser que una chica estaba haciendo un problema con el guardia de ese lugar, por lo que mejor espero por un momento y analizó la situación. Fue sorprendida por como la chica parecía tener un plan, por lo que ella también aprovecho para poder moverse a gran velocidad y correr hasta donde estaba el guardia, dando un salto lo suficiente bien pensado como para caer sobre la cabeza de este enorme sujeto y empujar todo su cuerpo hacía abajo y poder impulsarse con otro salto más para continuar adelante, haciendo que tal gran gorila terminara casi enterrado en el suelo y claro, seguro les daría un poco de tiempo de ventaja en lo que se recuperaba.

Aterrizando entonces auna buena distancia por la fuerza del impulso que tomo, giro su cuerpo para ver en dirección de la chica y esperar que ella se pusiera a su par. quizá no era muy buena en ese aspecto, pero algo le intuía que una persona con un nombre tan curioso como Polvora, podría también tener una vestimenta curiosa, como la de la joven que estaba cerca de ella.

Polvora soltó un grito de emoción.

¡Que cool había sido eso! Hasta que giró el rostro, y vio a otra chica golpeándole el rostro al guardia. Polly arqueó las cejas y entrecerró los ojos. ¡¿Quién era ella?! Oh, quizás era su compañera de misión. Se llevó el dedo índice a su barbilla, pensativa. No lo había contemplado —realmente pensó que la misión era solo para ella— pero si esa era su compañera, era muy buena. La pelirosa esperó hasta que la chica llegara al sitio donde ella estaba, y muy efusivamente le ofreció la mano, sonriéndole ampliamente. — ¡Tu debes de ser mi compañera! — movió el rostro, viendo al gorila y luego a la chica. — Eso fue genial, de verdad. — la ladrona puso los brazos en jarras, y regresó su rostro a la entrada del jardín.

Era de vital importancia que terminaran la misión, por que... una Redfox jamás caía sin luchar. Aún así, le daba miedo la idea de tener que compartir habilidades y estrategias con otra chica. Inicialmente por que intentaría robarle -y ese traje ajustado no ayudaba, dah- y por que ella en general era tan incómoda como un pastel sin relleno.

«Si tan solo fuese tan sencillo...»

Negó con la cabeza, y recordó que todavía tenía su mano en el aire. — ¡Ups! Perdona. — volvió a sonreírle. — Soy Polly. Polly. Polly. Redfox. — se inclinó hacia delante, haciendo una pequeña reverencia. Sus monedas seguían haciendo ruido, pero el guardia ya no importaba. Quería saber como se llamaba su compañera, y lo que podían hacer para no errar en la misión.

Cuando la chica llego a donde estaba noto su entusiasmo y con su diestra tomaba la mano de ella estrechando esta por un momento, aunque notaba que ella parecía ser que estaba en otro mundo porque no noto siquiera cuando le había estrechado la mano, por lo que mejor dio un leve paso hacía atras, ubicando la mano derecha sobre un costado de su cintura y ladeando esta hacía ese mismo lado, viendo hacía la chica y luego volteando en dirección del jardín, habían cruzado, ese era el primer paso.

— Mi nombres Keira, Keira Lightstone — Fue estirando sus brazos hacía el cielo y ubicando bien las manos después sobre su nuca acompañando tal acción con un bostezo. — Creo que tenemos que buscar una fruta ¿no? Aunque no tengo idea donde pueda estar — Que la misión no era muy especifica, solo contaba con la información y apariencia de la fruta, no había un punto donde iniciar la busqueda, ni nada, por lo que quizá esperaba que la chica de cabellos rosados tuviera un mejor plan en adelante.

La pelirosa asintió, llevándose las manos al cielo, estirándose como un gatito.

— Eso es correcto, Keira.

Se quedó pensativa en su sitio. La misión no contenía tantos detalles —si acaso una descripción poco detallada de dicho producto—, así que estaba en ellas averiguar por su cuenta el tipo de fruta y su ubicación. Polvora soltó un suspiro, entonces, y comenzó a andar con pequeños brinquitos, esperando que Keira la siguiese. ¡El jardín era tan grande como una ciudad desarrollándose! No había tantos guardias como en la entrada, y el público en general parecía estar compuesto de civiles o jugadores normales. Polly soltó un gritito de emoción, y saltando, llegó hasta donde se encontraba en mapa.

Un gran señalamiento de "usted está aquí" la hizo parpadear varias veces.

«¿Por dónde deberían de comenzar?»

Entonces miró extrañada como ella se retiraba y camino a paso lento en dirección al mismo punto que la joven de cabello rosa, mirando a su alrededor, todo parecía bastante común, era como si lo que habían pasado con el gorila ese hubiera sido algo en otro lugar, pues ahora todo estaba tranquilo e incluso era como si se hubieran olvidado de ellas por completo, cosa que agradecía, pues no quería que hubieran mas problemas relacionados a los sujetos que estaban resguardando ese lugar.

Una vez que llego al mapa lo miró por un momento y avanzó un tanto por delante de Polvora, viendo hacía este punto en forma un tanto analítica, inclinándose un poco hacía adelante para poder ver mejor cada punto y detalle, aunque claro, este mapa no era muy especifico pues se trataba de solo un mapa para visitantes, por lo que con un movimiento de tobillos se giro hacía su compañera, ladeando de modo leve su cabeza para que tal acción fuera acompañada por un grácil movimiento de su cabello al unisono, mirando a la chica pelirosada con una sonrisa amplia.

— Creo que tengo un buen lugar donde empezar — Tomo la mano de la joven chica sin hacer esto de forma brusca, pero lo suficiente para poder guiarla, comenzando a caminar en dirección Oeste del mapa que habían visto anteriormente, en este lugar había una parte que estaba cerrada al público, por lo que seguramente esa se trataba de una zona en que hubieran monstruos que podrían atacar a las personas, era lo mas lógico de pensar ¿no? Quizá la fruta que tanto buscaban se encontraban en ese lugar y claro, no habrían llegado a tal conclusión sin ella.

Bueno, una cosa era segura: ¡tenía una amiga!

... O algo así.

— Quizá. Aunque no creo que los guardias nos sigan, hay turistas cerca. — bostezó, y se cubrió la boca con una mano, murmurando varios «lo siento, no dormí nada», mezclados con un «¡pero que aburrido!» mientras seguían contemplando el mapa. Polly sufría a veces, por que no podía leer bien las letras y se movían mucho. Dio una vueltita en su propio eje, y sus monedas resonaron al chocar unas con las otras. — ¿Qué tal si comenzamos aquí? — opinó, señalando con su dedo índice un ícono particular en el mapa: era una especie de altar o templo, algo que la pelirosa no lograba entender.

Y luego fue arrastrada hacia quién-sabe-dónde.

No le molestó el agarre tan repentino, pero iba dando tropezones de vez en cuando.

«¡Ah no, mis zapatos prestados!»

De cualquier forma la siguió, con sus moneditas haciendo tlac, tlac, tlac.

Haciendo un tanto caso omiso de lo que decía la chica, ¿como podría ser que tuviera razón? No no, era imposible, la pelirroja sabía bien que había que seguir el camino que ella indicara, de lo contrario iban a terminar gastando un buen periodo de tiempo en recuperar el camino e ir hacia donde debieron ir en primer lugar. — No no, ese no es un buen lugar donde comenzar, pero al contrario, el lugar al que vamos es la mejor opción — Obviamente esto era exclamado en un tono bastante arrogante, pero sobre todo, seguro de lo que estaba diciendo y de que verdaderamente la mejor oportunidad que tenían para encontrar la fruta iba a ser siguiendo con sus indicaciones.

Continuó arrastrando a la chica por un momento, escuchando el sonido del golpeteo de monedas, por lo que entonces se detuvo y miró a ella por un momento. — ¿Que rayos es eso? — Ubico las manos sobre los hombros de esta y sacudió con suavidad para provocar que el ruido resonara mas, teniendo a la joven como si fuera una especie de sonaja. — Que divertido — Ampliando la risa cual si fuera un infante, no tenía idea de que el sonido que estaba haciendo, estaba avisando a algunos seres de sus presencias y para su mala fortuna, no se trataban de seres buenos, poco a poco, de entre los matorrales algunos ruidos se podían apreciar, además de brillantes ojos, obvio que esto hizo que se detuviera por un momento y mirara a la pelirrosada. — ¿ Es mi imaginación o nos estan observando ? — Poco a poco fue girando el rostro alrededor, viendo que parecía ser que de verdad, algunas criaturas de Eden le estaban viendo y todo aquel momento ridiculo que había tenido al entretenerse con la joven, por lo que tomo la nota mental, de nunca mas sacudir a una chica como si fuera una sonaja... por lo menos no en Eden.

Se dejó sacudir tal como una muñeca, cerrando los ojos cuando la presión en sus hombros se volvió una molestia.

Giró el rostro hacia los arbustos justo a tiempo, para ver cómo un animal salía de los arbustos.

— ¡Gatito!

Polly no mentía. En apariencia, lo que acababa de saltar hacia ellas, era un gato como tal. Regordeto, de color anaranjado y con un cascabel en el cuello. Polvora se lo pensó un poco, pero se acercó al animal, y le acarició el lugar bajo su barbilla. Su nuevo amigo ronroneó, jugando con sus dedos. — ¡No puedo creerlo! ¿No es mono? — le preguntó a su compañera, pero escuchó otro sonido tras los mismos arbustos. Y luego ojos de diferentes colores estaban sobre ellas. Plussie, el animal que acababa de encontrar soltó algo parecido a un gruñido, y antes de que la chica pudiese hacer algo, se convirtió en una máquina de guerra.

Sus fauces se volvieron de bronce, su cuerpo estaba armado hasta su cola, y no parecía muy contento.

— Bueno, nos salió el tiro por la culata.

Se lanzó sobre Keira, sin preguntárselo, y haciendo uso de su habilidad que aumentaba sus sentidos, la sacó del radar del gato.

Estaban en problemas.

Parpadeo un poco cuando vio que la chica sin mas se había dirigido hacía el felino que les habia saltado, ¿acaso estaba demente o algo por el estilo? No sabia que clase de criatura era esa, quizá podría llegar a arrancarles los brazos o cosas por el estilo, aunque viendo bien al rechoncho ser no pudo mas que sentir ternura y camino en dirección de donde este se encontraba, aunque cuando la chica lo toco e hizo que cambiara su forma, casi estaba a punto de salir huyendo.

— Nunca mas dejare que hagas migas con los seres salvajes — Sintió como ella le ayudaba y sin mas cargaba a la chica sobre los brazos como si se tratara de una princesa, saliendo despedida con un potente impulso de piernas, imprimiendo casi toda su fuerza en esto, al alejarse a una buena distancia, vio como no solo ya estaba uno de esos felinos fuera, si no también ya habían 3 o 4 mas, que iban corriendo hacia ambas a gran velocidad, por lo que solo apreto los labios y continuo impulsandose con la chica de cabellos rosas en los brazos.

Al ver que la distancia que habia hecho era suficiente para perderlos, no se sintió relajada, si no mas bien, se movió hacía la izquierda, hasta que termino a la mitad de una zona bastante boscosa, bajando a la chica de sus brazos, notandose una respiración bastante agitada de su parte, pues a pesar de ser un programa, tenía las mismas singularidades que un ser humano y ahora, necesitaba recuperar el aire, aunque fuera por un momento.

Polvora arrugó la nariz.

En otras circunstancias, habría aplaudido y felicitado a su compañera por tal habilidad. Pero no podían pensar en eso en ese momento, mucho menos, distraerse cuando gatitos robóticos y salvajes estaban persiguiéndolas. Recobró el aliento por un instante, y movió la cabeza en varias direcciones. Su sentido del peligro le avisaba que efectivamente, no solo unos tres o cuatro se acercaban. Eran más. — ¿Alguna idea? — le preguntó a su compañera, por que demonios, los animales las encontrarían y serían cena de felinos.

Entrecerró los ojos, pensando en algún plan que podrían utilizar.

Nada, su mente estaba en blanco.

Maldijo por lo bajo, y se asomó un poquito, apenas un centímetro de su posición original para ver si podía ver algo.

Un rayo láser casi le vuela la cabeza.

— Ups.

Ubicaba las manos sobre las rodillas inclinada un poco mientras estaba haciendo uso de todos sus "pulmones" para poder respirar bien de nueva cuenta, incluso pudo sentir algunas gotas de "sudor" corriendo por su rostro, siendo un programa, estaba hecha para tener las mismas reacciones que un ser humano, por eso ahora estaba cansada después de tan larga carrera, aunque parecía ser que ya se habían escapado de lo peor.

Ahora quedaba encontrar la fruta y podría tratarse de un trabajo redondo, aunque ahora ya había perdido idea de en que parte del mapa se encontraba y a donde se supone había indicado que tenían que ir. — No se, perdimos el magnifico lugar de búsqueda que puse, tendremos que buscar a la antigua — Con un movimiento se sacudía el cabello, quedando con las manos sobre la cintura, viendo lo que hacía la chica y de pronto notando el rayo laser que aparecía y casi le volaba la cabeza, lanzándose en dirección de ella, haciendo que agachara esta de nuevo.

— Ten cuidado Roly Polly — En ese tono de voz se notaba un tanto preocupada por el bienestar de la chica, incluso al estar tan cerca de ella, sus mejillas se pusieron un tanto rojas y se aparto. — Porque no quiero terminar cargando tu cuerpo si te hacen daño... — Intento solucionar lo que había dicho antes y la preocupación que mostró por la chica.

Nuevamente Keira le salvó la vida.

Le sonrió en un tono jugetón, a punto de decirle algo parecido a «sé que no puedes con mi belleza», pero se vio interrumpida por una idea que fue creciendo poco a poco en su mente. — ¡Lo tengo! — gritó felizmente. Entonces cerró los ojos, y pensando en el lugar al que quería ir, su mente comenzó a trabajar en esa extraña pero muy útil habilidad de orientación. Polly podía ver los caminos, el mapa más grande, incrustaciones en el mismo y finalmente, el lugar donde su compañera había decidido explorar. Abrió los ojos, y juntó sus dos manos. — Estamos a medio kilómetro del lugar que estábamos buscando, hacia el este. — explicó, y se incorporó. — No hace falta regresar a donde los gatitos, hay un atajo cerca del pu.... — dejó la oración en el aire.

Algo había saltado hacia su costado, un animal.

Un animal que intentaba morder a Keira.

¡Kya!

Polly trató de patearlo, pero otro se sumó a la lucha, mordiendo velozmente los zapatos de la pelirrosa.

Al menos había podido mantener bajo a su compañera de cualquier posible ataque, aunque pensó que quizá eso pudo haber sido un disparo al azar que no tenía un objetivo especifico y que para su mala suerte, tuvo el destino de pasar muy cerca de donde ellas estaban, trataba de no llenarse la idea de todo ese tipo de cosas, no porque tuviera miedo, si no, era nada mas precaución.

No sabía si bien podían ser solo los que vieron o ser una completa manada de esos seres, había que tener cuidado, aunque entonces las palabras de la chica le daban esperanza de que podrían encontrar un lugar donde escapar y además, no estaba lejos, aunque claro, como todo lo que había pasado al momento, se tuvo que arruinar en cosa de segundos y ambas sufrieron el ataque de aquellos seres.

Con un movimiento de piernas pateaba al felino que intentaba morderle, pero al ver que la chica estaba teniendo problemas le ayudo, pateando lejos también al que atacaba a la pelirrosada, una vez hecho esto, abrazo de nuevo el cuerpo de ella y empezó a rodar, escapando de esta manera de los seres quienes aún estaban mareados y a una buena distancia por las tremendas patadas que les había acomodado. — ¿Ahora que vamos a hacer Roly Poly? — Preguntando a su compañera, continuando bien abrazada de ella rodando por el suelo cual si fuera un barril.

Jamás adoptaría a una mascota.

Keira fue buena en alejar a los animales, pero regresaron rápidamente, intentando morderles una vez más. Polvora apenas si tuvo tiempo de quitarse el suyo de encima, por que le estaba carcomiendo la falda y... ¡no era nada divertido! Buscó con la mirada a su compañera, y pateó a la cosa, antes de hablar. — Yo digo que... los pateamos, y corremos hasta donde nuestros corazones nos lo permita. — trató de encontrar un plan B, pero ciertamente estaban en una clara desventaja. Ella no podría utilizar su velocidad, por que no quería dañar a su compañera.

Polly entonces, optó por tirarse al suelo y rodar al lado contrario a Keira, atrayendo la atención de sus enemigos hacia ella misma.

— ¡Ahora Kei! — gritó una vez que los tuvo lo suficiente cerca.

— ¡ Poly ! — Gritaba al ver que la chica tomaba otro rumbo jalando con ella a los distintos animales que les perseguían, con un movimiento durante un giro se quedaba agazapada como un gato y luego se levantaba.

Enfoco la mirada en donde estaba dirigiéndose la chica y en la mano derecha entre algunas figuras traslucidas naranja, se fue formando el cañon que cubría todo su brazo. — Jodidos gatos — Frente a los ojos de la chica aparecía un lente similar a una mira, la cual se fue encargando de calibrar todo hasta que pudo tomar un punto para disparar y no lastimar a su compañera en el proceso.

Disparaba una potente ráfaga de energía que arrasaba con los felinos que estaban persiguiendo a Polvora, con un suspiro se relajaba mientras su brazo cambiaba a la normalidad, liberando un poco de vapor en el proceso, una vez que volvió a su forma, se lanzó corriendo en gran velocidad hacía donde estaba su compañera, tirandose sobre el cuerpo de ella. — ¡ Idiota, idiota ! No vuelvas a hacer eso — Abrazando el cuerpo de la joven por un momento, dando unos suaves golpecitos en el pecho de esta, obviamente se había preocupado al momento.

Se sorprendió bastante por el contacto de Keira.

¡Si no le había pasado nada! Por un momento, antes, en el campo de batalla, había sentido celos. ¿Por qué Keira podía tener un cañón super guay y ella se quedaba con su torpeza? Pero todo eso se fue rápidamente, al ver cómo su compañera se preocupaba tanto por ella. — Está bien... — se sonrojó, y sujetó a la chica por los hombros. — Keira, está bien, en serio. He peleado con mi hermana, ella vale como por cien de esos gatos. — alzó los hombros, y observó el cielo. La misión no se completaría, y si cerraban el parque.. no, eso no podía pasar.

Se levantó entonces, ayudándo a su compañera a hacer lo mismo.

— El camino es por ahí. — Polly señaló un camino estrecho donde los arbustos estaban más juntos entre sí. — Creo que podemos llegar sin ningún problema, acabas de rostizar a los gatitos. — y le tomó la mano, avanzando a zancadas hacia el camino, esperando dejar atrás a sus atacantes.

A pesar de ser un programa tenía algunos cuantos "sentimientos" los que había sido provocados por la chica de cabello rosado, pues además de Vanessa no tenía a alguien mas que fuera cercana a ella, por lo menos, podía apreciar un tanto lo que había pasado con Polvora y considerar a esta como una posible amiga, cosa que quizá explicaba entonces porque se había preocupado de ese modo por lo que le pasara, aunque cuando le apartaba, miraba hacía otro lado, inflando un poco las mejillas.

— Bien, entonces vamos, no quiero seguir salvando tu traserito — Liberaba el aire con un soplido y comenzaba a caminar junto a ella, aunque con la forma en que le tomaba la mano hacía que se sonrojara de nuevo, permitiendo aquello, caminando a su lado bastante tranquila. No parecía haber algo que las detuviera, los felinos ya no se encontraban, por lo que no tardaron en llegar a un punto donde parecía haber una iglesia, abandonada, con algunos vidrios rotos y los muros cubiertos de hierba, una vez que llegaron al lugar, volteo a ver a la chica.

— Era esto lo que buscabas? — Suspiro, no estaba molesta, pero, no entendía que era lo que estaban buscando en ese lugar ¿acaso se había equivocado? Imposible, pero, ese era el punto que había visto en el mapa, lamentablemente, los problemas con los felinos le hicieron gastar mucho tiempo, ahora no había de otra, mas que ver ese lugar y si no era, salir, pues ya estaba a punto de cerrar la parte "turistica" de Eden.

Na na na.

Polvora se sentía en las nubes. ¡Habían pasado un obstáculo con tanta facilidad! Creyó que eso no era posible. Lógicamente estaban abandonando la zona turística del Eden, las cabecitas de los jugadores que paseaban por ahí cada vez se hacían más borrosas, hasta que no eran más que simples motitas de colores. Sus predicciones de orientación nunca fallaban, así era como se ganaba la vida. Activaba su habilidad y boom, dentro de tres segundos tenía rutas disponibles, alternas e incluso rutas de hell no. Esperaba que Keira comprendiera eso, su extraña habilidad para encontrar caminos. Ladeó el rostro muy poco, cuando llegaron a lo que parecía una zona vieja y sin uso alguno.

¡Era enorme!

Una capilla, pensó.

— Er... se supone que debe de ser aquí.

La construcción era enorme, vieja y fea. ¿Qué más podía decir?

Miró hacía la construcción por un momento, bueno, quizá adentro podrían encontrar algo, avanzó a paso lento hacía la enorme y mullida puerta de madera, tocando esta con la palma de la mano, empujando con la palma, un rechinido se hizo presente, pero sin hacer uso de mucha fuerza, termino abriendo esta de par en par, se encontraba vacía, los muros estaban cubiertos por distintas hierbas, un leve suspiro se hizo presente de nuevo en sus labios.

— No creo que haya mucho por aquí — Los muros estaban adornados de distintas pinturas religiosas, bastante deterioradas, cubiertas por hierba, las largas bancas también estaban olvidadas, ese lugar parecía ser algo sacado de una novela de terror, solo faltaba que salieran los hombres lobos o cosas por el estilo, aún así no mostraba nada de temor, aunque ya estaba empezando a anochecer, por lo que los muros se iban oscureciendo y de fondo, algunos cuantos aullidos se hicieron presentes, no había solo gatos, seguro que había seres un tanto mas peligrosos que aquellos, los cuales se iban a hacer presentes por la noche.

Ponía el dedo en el aire y entonces deslizaba este, frente a ella se formaba su pantalla de estatus, en la cual se encontraba la información de su equipo, salud y demás, un solo movimiento de la mano fue suficiente para cambiar de página, viendo que aún el mapa no marcaba un lugar, pero le marcaba una amenaza "enemigos de alto nivel próximos a aparecer". Conocía que varios lugares de Aeon tenían enemigos diferentes dependiendo de la noche y la mañana, por ello, sabía que si salían ahora, se las verían mal, muy mal. — Tenemos que quedarnos aquí, si salimos no creo que duremos mucho — Agacho la cabeza, tendrían que usar ese punto como un lugar donde quedarse mientras pasaba el tiempo, igual si la chica era un player, se encargaría de salvar desde ese lugar, además, ella no tendría problema con esperarla... aunque al darse cuenta de ella, negó un poco con la cabeza ¿acaso Polvora le estaba agradando de verdad?.

Era como una casa del terror.

Del mundo humano, claro. La edificación era vieja, y parecía más abandonada que los sueños de Polvora. Los cuadros contrastaban terroríficamente con los muros grises, el altar lleno de polvo y los bancos desgastados. Escuchó a Keira con determinación, imitándola al ver su status y la cantidad de cosas que llevaba encima. Se dio cuenta de que había perdido algunos créditos —quizás en su pelea con los felinos— pero estaba bien. Asintió cuando la chica comentó sobre el quedarse ahí. Era una propuesta tentadora, llena de misterio y con un final poco prometedor. Pero si salían, los enemigos las harían añicos. Además, su sentido de la orientación le decía que este era el lugar indicado.

¿Dónde encontraremos una fruta entre todo esto?

Se encogió de hombros, sentándose en el suelo. Su espalda chocó con la base del altar, y con la mirada invitó a Keira a hacer lo mismo. Podrían quedarse ahí, disfrutando simplemente de la compañía de la otra, pero si se hacía más tarde... Polvora tendría un buen regaño. Ya era demasiado con pasar todo el día en Aeon. Una noche más enfurecería a su madre. La pelirosa soltó un suspiro, entrecerrando los ojos.

— No creo que nos ataquen aquí adentro. Parece... mágico.

Se llevó una mano al mentón, pensativa. ¿Había algo diferente en esa capilla? ¿Un campo de fuerza o algo?

Al apreciar que la chica le indicaba que le hiciera compañia en el suelo, sus mejillas se tornaron entonces de un leve rojo, avanzando entonces a pasos lentos y dejandose caer, quedando primero sentada, aunque luego sin mas dejaba ir su cuerpo hacía la chica, de modo que la cabeza quedara sobre el regazo de Polvora. — Al menos puedes servir como buena almohada — Era extraño para ella comportarse de ese modo, aunque trataba de aparentar algo con esa actitud dura, estaba buscando de cierto modo la cercanía con la chica.

La oscuridad se había adueñado de ese lugar poco a poco, mostrandose por las ventanas como en cosa de minutos cambiaba el panorama, aunque por su parte no estaba incomoda, si no todo lo contrario, incluso a veces movía la cabeza para acomodar esta mejor sobre ella, girando el rostro para observar hacía esta por un momento. — ¿No tendrás problema con estar aquí tarde? — No habían hablado de eso, pero intuía que estaba con una jugadora, después de todo, las misiones mayormente eran tomados por ellos, pocos eran los programas que decidían lanzarse a esto, ella era uno de estos, aunque en recientes tiempos han aumentado. Por comentarios de su compañera Vanessa, sabía que a veces los jugadores tenían problemas con sus familias por estar tanto tiempo dentro de Aeon y esto, de cierto modo iba despertando la curiosidad del programa, haciendo que girara el rostro y quedara acostada boca arriba para poder apreciar a Polvora, como si esperara esa respuesta y esta fuera una especie de cuento que debía escuchar, además de poner total atención a el.

Le sonrió a Keira.

— Mamá puede llegar a preocuparse, pero siempre que me ve conectada me deja en paz. Papá... bueno, él nunca está en casa. Jamás se entera de estas cosas. — contestó después de un poco. Su amiga se había colocado en su regazo, y Polly le acariciaba el cabello de poco en poco. Como era de esperarse, la capilla no poseía luz eléctrica, lo único que tenían era la luz de la luna filtrándose por entre los ventanales rotos. Soltó un suspiro, pero no dejó de jugar con su cabello. Su madre la mataría después, pero no la obligaría a reiniciar el juego como muchas otras veces. Después de un gran berrinche por parte de la pelirosa, su madre entendió que Aeon era una de las pocas cosas que sí se tomaba en serio.

Por un momento se quedó completamente en silencio.

¿Y su compañera, no tenía ningún problema?

Se movió un poco inquieta. — Ehh... ¿qué hay de ti, no tienes problemas con tus padres? — preguntó, pero le temblaron las manos. ¿Y si se había metido en un tema que no le correspondía? ¡Justo cuando creyó hacer una amiga!

El sentir que ella le acariciaba el cabello de esa forma provocaba que nuevamente las mejillas de la pelirroja se adornaran de un color rojizo, un tanto mayor al que antes le había pasado, incluso emitía un ruido similar a un ronroneo, bastante contenta por lo que Polvora estaba haciendo, de por si era curioso el que estuviera tan cercana a otra persona que no fuera Vanessa, lo era mas cuando permitía que le tocaran de ese modo, algo que su compañera en el taller no hacía.

Y ella pensaba que eso no tenía absolutamente nada de malo, por lo menos, en esa extraña relación entre ambas.

Aunque al venir la pregunta de esta, sintió un leve escalofrió por su cuerpo, una sensación completamente nueva para ella, aunque sabía que tenía que responder a eso, aunque poco a poco se giro para quedar acostada de lado para que ella no le viera cuando lo decía. — Yo no tengo que preocuparme por eso, soy un programa —Al finalizar aquellas palabras, incluso inflaba las mejillas como si fuera una niña pequeña, no tenía problema con admitir eso, pero, de cierto modo, quizá pensaba que Polvora podría estar esperando a otro jugador como ella, no a un programa.

Polly se llevó las manos a la boca, y sintió que sus mejillas ardían.

¡Pero que tonta había sido!

— Keira... lo siento, no... no quería preguntar algo así. A veces hablo de más y mi mamá dice que es un problema por que la gente no entiende muchas cosas que digo, pero no quería preguntarte algo tan personal. ¡Soy una grosera! Lo siento, lo siento, lo siento. — se disculpó, cerrando los ojos y moviendo la cabecita de un lado a otro. ¿Por qué no lo había pensado antes? No todos los jugadores eran personas del mundo real. Había programas, y esos programas podían ayudarte en muchas cosas. Y había virus, gente mala que olía muy mal.

La pelirosa soltó un suspiro.

Volvió a acariciarle el cabello, intentando que esa escena tan vergonzosa pasara a la historia.

Un sonido fuera de la capilla hizo que girara el rostro. ¿Más felinos, rufianes, su mamá en bata de baño?