Fight until you're broken.

Notó la expresión de ella y entonces rió bastante bajo, girando el rostro para poder ver aquello mejor.

— Anda, no pasa nada — Extendió las manos para poder tomar el rostro de la chica y dejar este quieto, dedicando a esta una sonrisa sincera. — Es normal que la gente me considere como un jugador por mis emociones y demás, no es tu culpa — Soltó con delicadeza su rostro después de haberlo sostenido bien por unos cuantos minutos, aunque también lo había acariciado en el proceso, volviendo entonces a quedar bien recostada sobre su cuerpo.

Entonces un ruido vino ¿acaso eran los animales atacando el templo? No, algo en sus sistemas le indicaba que el ruido como tal no venía de fuera, por lo que movió el rostro en todas partes, apreciando como la luz de la luna entraba por los ventanales y alumbraba un par de estatuas, las cuales podía ver como estaban cambiando de posición. — ¿Que rayos? — Algo presurosa se fue levantando y caminó torpemente hacía donde estaban esas estatuas.

Estas eran un par de angeles, los cuales estaban rezando y las estatuas rotaban hasta dejarlas frente a frente, cosa que le hizo quedar extrañada, mas no tanto como lo que iba a ser a continuación, pues el muro se fue dividiendo acompañado de un ligero temblor, hasta que enseñaba una puerta y escaleras después de aquello, parecía ser que la posición de la luna tenía que ser la indicada para que se abriera ese pasadizo.

— ¿Vamos? — Giro la vista hacía su compañera, sabía que aún faltaba un poco más en su aventura y quizá, esa sea la respuesta a la misión.

¿Un pasadizo secreto?

Agh. Los programadores de Aeon realmente los querían muertos.

Polly asintió, incorporándose y ayudando al mismo tiempo a Keira para que hiciera lo mismo. El pasadizo no parecía tan tenebroso, pero de cualquier forma le provocaba escalofríos a la pequeña. Se aferró a un brazo del programa. Polly estaba un poco más tranquila al saber que Keira no se había molestado con su comentario tan random, pero aún así... no quería hablar de más. No quería volver a colocarse en una situación tan embarazosa como esa. Suspiró, armándose de valor para entrar a la boca del lobo.

Justo cuando las dos pisaron el túnel, una serie de antorchas se encendieron automáticamente.

— Bueno, al menos podemos ver algo.

Caminaron unos cuantos metros, hasta que el mismo ruido de las estatuas la obligó a girarse. La puerta se estaba cerrando, y quisieran o no, tendrían que continuar. Sus sentidos del peligro no le alertaban nada, y esa brújula mental que poseía le indicaba que iban por buen camino.

Entonces... ¿por qué sentía que algo malo iba a pasar?

Pasó un poco de saliva, a pesar de ser un programa, tenía las mismas reacciones que un ser humano normal podría tener, en este caso eran nervios, bastante nervios por lo que estaban a punto de experimentar, camino dentro del pasadizo junto a ella, descubriendo como las antorchas se encendían, cosa que hizo que volteara un poco, solo apreciando como la puerta de esa entrada estaba cerrandose. — No — Dijo con un tono bajo entrecortado, aunque luego, pensó que quizá esa puerta se abriría una vez que llegaran abajo, con cuidado solo extendió su mano para tomar la de Polvora, caminando con ella bajando las escaleras.

— No creo que pase nada — Era lo que decía para sentir que no iba a ocurrir absolutamente nada, aunque era un tanto de pensar el hecho que hubieran ese tipo de escaleras en una iglesia abandonada, quizá era un secreto, quizá habían encontrado un tesoro, un pensamiento que le hizo alegrarse y aumentar al paso. Después de unas cuantas escaleras, llegaban al final de ellas, descubriendo que quizá no era un tesoro como tal, pero era algo bastante hermoso para sus ojos, era una especie de cueva, de un gran tamaño, la cual parecía ser un jardín con distintos arboles y todo tipo de flores, teniendo un techo de cristal, el cual al levantar la mirada, daba hacía el cielo nocturno, a pesar de que habían bajado varios metros, la visión era ideal.

Soltó la mano de su compañera y corrió como una cría, lanzandose sobre el suelo, no había peligro, eso era lo que sus sensores le podrían indicar, por eso es que no tenía preocupación de hacer aquello, terminando acostada sobre el pasto, girando un poco sobre este, aquello era una especie de recompensa, después de todo lo que habían pasado antes con esos felinos que las persiguieron.

Polly se sonrojó ante el contacto de la otra mano con la suya.

¡Pero qué cosas! No se imaginaba lo que diría su madre cuando le contara. «Polvora, sabes que no puedes tener ese tipo de amistades, amor. ¿Por qué no sales con el vecino, Kevin?» Sin querer aferró con más fuerza su agarre en la mano de Keira, mientras continuaban con el descenso. Las escaleras no parecían tener ningún tipo de trampa secreta, y su sentido del peligro seguía en los niveles más bajos. Suspiró, tratando de quitarse los pensamientos negativos de la cabecita suya. No esperó ver a su compañera correr como una niña hacia lo que le quitó la respiración a Polly.

Un hermoso jardín.

Ella también siguió a Keira, inclinándose sobre las plantas, olisqueando todo a su paso.

Como si el jardín pudiese leer sus pensamientos, algo hizo que girara su cabecita. En el centro del jardín, resguardado por un domo de cristal, estaba el item que las dos debían de tomar para finalizar la misión. — ¡Keira! — Polly apuntó hacia la fruta con su dedo, inflando las mejillas. ¡Al fin habían dado con ella!

Rodó como una infante en el suelo por un momento, hasta que escuchando las palabras de la chica, descubrió que habían logrado encontrar lo que buscaban, con un movimiento de resorte se levantó y camino apresuradamente a donde estaba la fruta, parpadeando por un momento, poniendo atención en esta, intentando analizar que se tratara de la verdad y no solo de un mero juego, avanzó al pilar y sin tener problema, toco el domo con la palma de la mano, este por un momento emitió un brillo que resplandeció en toda la cueva, cosa que no entendió.

El domo desapareció dejando a la vista el preciado premio, con su mano tocó la fruta, pero esta desaparecía, mas un beep se escuchaba, por lo menos en su cabeza, además de una pequeña notificación que indicaba de la adhesión de la fruta al inventario, ya había terminado con la misión, por lo que emitió un leve suspiro, la idea de ya no estar junto a Polvora fue algo que sintió un poco extraño de que cruzara por su mente, pero aún así, volteó el rostro en su dirección.

— Solo queda algo por hacer — Caminó en dirección de la chica y le miro de forma bastante seria, pero sin mas, de manera sorpresiva se lanzaba sobre su cuerpo, buscando hacerla caer al suelo, abrazandose del cuello de ella. — Mas vale que no tengas problemas con tu madre — Enseñando entonces la lengua, pasando su dedo indice por la frente de ella, agregando así a la chica en su lista de contactos.

¿Todo se había terminado?

Se tambaleó segundos antes de que ambas terminaran en el suelo. Un sonido en su cabeza le avisó que el contacto había sido añadido exitosamente. Keira podía contactarla en cualquier momento, podrían tener pijamadas... ver shows de televisión y comer palomitas. La abrazó con fuerza, por que jamás había sentido eso en su corazoncito: el odio a desconectarse, a regresar al mundo real. Le hizo pat pat a su amiga en la cabeza, y cerró los ojos.

— Sabes que puedes buscarme siempre que quieras.

Había un ligero cambio en el tono de su voz. Polly ya no tenía el tono chillón y feliz, parecía que le habían drenado toda la energía de su cuerpo. Aún así, se armó de valor y le sonrió una vez más. Ya podía escuchar a su madre regañándola. Con cuidado y paciencia, rompió el abrazo. La pantalla de opciones apareció, y una vez que vio su inventario con los items ganados, los créditos, y todo eso, cliqueó en la opción que la mandaría fuera de Aeon. — ¡Muchas gracias, Keira! — hizo una pequeña reverencia.

Luego, desapareció.